martes, octubre 31, 2006

 

Barbarie

¿Había otra salida? ¿Se pudo evitar la entrada de las fuerzas policiacas? ¿Quién es el responsable de las muertes, de los heridos, de los detenidos? ¿A quién deben señalar los deudores? Oaxaca es el resultado de múltiples elementos. La miseria ancestral que no ha podido ser abatida, la degradación de la clase política que pareciera no tocar fondo, la indecisión del gobierno federal que dejó crecer el problema, la radicalización de líderes irresponsables que no tienen destino y medran del conflicto, pero sobre todo de la laxitud en la aplicación de las normas de convivencia. Oaxaca es un desfile de nuestras deformaciones profundas frente al pacto democrático.

Gremios vs sociedad. La sección 22 lleva décadas construyendo su perfil aguerrido que, por lo visto, le ha dado resultados. La capital del estado ha sufrido ene número de plantones y tomas "pacíficas" que han sido la fórmula para obtener prebendas. Todo se les toleró. Gobernadores entraron y salieron aceptando la violación de la ley como parte de la lucha política. ¿Cautela, cálculo o simple miedo a definir con claridad lo válido de lo inaceptable? Es que los oaxaqueños son "bravos" es la típica evasión del problema. No, es que los estímulos alentados son perversos. Si tomaban año con año la plaza principal por semanas y conseguían sus objetivos, por qué no escalar la mecánica y llevarla a meses. De qué nos asombramos ahora, el chantaje lleva años. De los ciudadanos afectados, decenas de miles de personas y más de un millón de estudiantes, nada se decía. Los gremios pisoteando a la sociedad.

Subversivos embozados. Con frecuencia se les denomina radicales. Así se hace referencia a grupos muy pequeños, pero muy activos de personajes que no tienen ningún interés en entrar a la lucha política institucional. De hecho no creen en ella: luchan contra las instituciones. En cualquier democracia se les denominaría subversivos y sufrirían -de cometer delitos- las consecuencias de ley. Pero aquí se procede con conciencia culpable. Se piensa -sobre todo desde la izquierda- que hay "ilegales buenos", que ayudan a la transformación de la sociedad. Si están contra el enemigo común -en este caso el Gobernador- no importa que lancen piedras o bombas molotov, que secuestren personas, que allanen moradas u oficinas que persigan y maten cubiertos con un paliacate. La violencia se vale cuando está arropada por una causa políticamente correcta. Por eso brincan de un lado a otro.

Cinismo impune. De las tretas del antecesor recordemos sólo el autoatentado como culminación de un estilo. Pero ¿cuáles fueron las consecuencias? Balazos, falsedad de declaraciones, un muerto y el PRI premia al ex Gobernador Murat. En las elecciones se aplican las mismas fórmulas de compra de voto que creíamos en proceso de extinción: presión sobre los medios, regalos a discreción, etc. Hoy son los "guardias blancas" de Ruiz. La mancuerna Murat-Ruiz se burla del país y el priismo sale a cobijarlos. El nuevo virrey oaxaqueño se lanza contra el diario Noticias con las peores mañas y actos ilegales. Pero nada ocurre. Se sale con la suya. En México todavía hay espacio para los cínicos. Y ahora sus colegas gobernadores lo defienden: los movimientos sociales no deben derrocar gobernadores. Se ponen en la misma categoría. ¡Genial!

Miedo a ejercer la autoridad. Lo llaman "Síndrome del 68", pero quizá el asunto va más allá. Por los números pareciera que un buen grupo de mexicanos sólo quiere la parte amable del pacto democrático. Aquélla en que sólo se exigen derechos, pero nada se dice de las obligaciones. La obligación fundacional de toda democracia es que los ciudadanos se someten a la ley que debe protegerlos. En México se rechaza el uso de la fuerza pública incluso cuando es evidente que daña a terceros. No queremos aceptar que hay un mandato de ley y que los gobernantes deben proceder de inmediato, están obligados a garantizar los derechos de cualquier ciudadano, no debe ser discrecional. Bloqueos de carreteras, tomas de aeropuertos, de universidades, vejaciones, linchamientos públicos, daños en propiedad ajena y nada ocurre. Se trata de un incentivo perverso. Mientras tanto la autoridad medita y negocia su obligación: garantizar el orden. Éstas son las consecuencias.

Pequeña violencia, gran violencia. ¿Quién fue el primero en ofender, en lanzar un escupitajo o una piedra? A estas alturas es difícil establecerlo. Fueron acaso los maestros hace años cuando cerraron por primera vez las calles para ser escuchados; fue quizá algún gobernador que le puso un "susto" a un líder; fue una pinta en la casa de un disidente. El encadenamiento no tiene fin. Queda claro que lo menos lleva a lo más. Hoy vemos las escenas: armas de ambos lados, tiros a lo loco que ya cegaron varias vidas. El encono, la rabia que puede perdurar no años, sino generaciones. Las democracias sólo se consolidan cuando hay un pacto de cero tolerancia a cualquier tipo de violencia. ¿Qué autoridad tiene un Gobernador que arma gente? ¿Qué autoridad tienen unos pseudolíderes que permiten y alientan la violencia como forma de lucha? ¿Demócratas? No, son bárbaros.

Verse en el espejo de Oaxaca espanta. Presumimos una democracia de postín cuando los cimientos están podridos. La violencia está entre nosotros. Está en la forma como los ciudadanos atropellan a otros ciudadanos; está en la inmadurez para acatar las normas que deben regirnos; está en la cómoda tolerancia de las autoridades; está en nuestra incapacidad de asombrarnos y aceptar un autoatentado o en el coqueteo con los subversivos. La responsabilidad es de todos. La barbarie ronda.
 
Federico Reyes Heroles, El Norte, 31 de octubre 2006


 

Oaxaca: 86 mil millones de pesos perdidos

 
http://www.mexicoconfidencial.com/index2.htm

¿Por qué la resistencia de Ulises Ruiz a dejar su cargo?¿Por qué tantos personajes están empeñados en que no haya solución en el conflicto oaxaqueño? Los grandes escritores de novelas policiales decían que para encontrar al culpable de un crimen había que seguirle la pista al dinero. Ese terrible crimen que se llama el conflicto de Oaxaca tiene, como muchos otros, su origen en el dinero.

No sólo nos estamos refiriendo a los casi 40 mil millones de pesos que terminará costando la rezonificación salarial de los maestros. Ni tampoco a los miles de millones en daños que ha costado la destrucción de la ciudad luego de estos largos meses de ocupación y conflicto. Ni siquiera a los millones que el mismo ha costado a la industria, el comercio, el turismo, en el estado y en el país (la reservaciones del turismo estadounidense han caído dramáticamente en los últimos días, por ejemplo). No hablamos tampoco de cuánto ha costado en términos de educación pública o del despliegue de fuerzas que se tuvo que realizar para recuperar la ciudad.

Estamos hablando de cifras mayores que reflejan el corazón del verdadero conflicto: las decenas de miles de millones de pesos cuyo destino no se conoce y que fueron entregados, vía el ramo 33 del presupuesto federal, el destinado al gasto social, al gobierno del estado en los últimos años. La cifra no es en absoluto menor: según datos oficiales, el gobierno de Oaxaca recibió en los últimos ocho años, los seis años de gestión de José Murat y los dos primeros años de Ulises Ruiz, nada menos que 86 mil 11 millones de pesos de los que no ha rendido cuenta a la Federación.

De esa cantidad, 56 mil 109 millones de pesos fueron entregados al gobierno del actual diputado José Murat y el resto (29 mil 902 millones) a su sucesor, Ulises Ruiz.

El entonces gobernador José Murat, inició incluso una controversia constitucional para impedir que esos recursos fueran auditados, argumentando que con ello se vulneraba la soberanía del estado. Luego de casi dos años de litigio, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en agosto pasado, rechazó la demanda del estado y estableció que la utilización de esos recursos podía y debía ser auditada por la Federación. Al mismo tiempo que se resolvió la controversia constitucional en ese sentido, con lo que se habilitó a la Auditoria Superior de la Federación y a la Secretaría de la Función Pública para indagar cómo se habían utilizado esos recursos públicos, se agudizó el conflicto en Oaxaca a través de la APPO (varios de cuyos dirigentes fueron beneficiarios de parte de los mismos, además de gozar de su amistad y de una amnistía en los tiempos de Murat) y recrudeció la negativa de Ulises Ruiz a presentar su renuncia o la licencia a su cargo.

Las cantidades son impresionantes: dentro del ramo 33, que incluye el gasto social financiado por la Federación para el estado, existen siete partidas básicas: el más importante es, precisamente, el Fondo de Aportaciones para la Educación Básica y Normal. De él se le entregaron al gobierno de Murat 43 mil 62 millones de pesos y al de Ulises 18 mil 591 millones. Los otros fondos son el  de Aportaciones para Servicios de Salud (6 mil 292 millones de pesos para la administración Murat, y 3 mil 95 millones para la de Ulises Ruiz). Está el llamado Fondo para Aportaciones para la Infraestructura Social (Murat recibió por ese concepto 11 mil 53 millones de pesos, el gobierno de Ulises 5 mil 327 millones). Está el fondo de Aportaciones para el Fortalecimiento de los Municipios, por el cual el gobierno de Murat recibió 4 mil 476 millones y el de Ruiz mil 936 millones.

Aunque cuantitativamente son menores no dejan de ser significativos los aportes a los fondos de Aportaciones Múltiples; los de Aportaciones para la Educación Tecnológica y de Adultos y los de Aportaciones para Seguridad Pública (sólo en este ramo el gobierno de Murat recibió 761 millones de pesos de apoyo y el de Ulises 320 millones). Estamos hablando, entonces de más de 86 mil millones de pesos que se han gastado sin rendir cuentas a la Federación y obviamente tampoco a los contribuyentes.

Y en torno a esos más de 8 mil millones de dólares gira, en realidad el conflicto de Oaxaca. Gira en torno a ese dinero porque con él se gestaron muchos hechos de corrupción; con él se compró protección; se financiaron campañas políticas; se lograron asociaciones con grupos como los de Héctor Sánchez, que primero boicoteó la campaña de Gabino Cue y ahora es uno de los operadores de la APPO (¿y de Murat?) vía Flavio Sosa. Con ellos se estableció una relación “privilegiada”, en el pasado, con la sección 22 (que se deterioró precisamente por un conflicto sobre el monto de los recursos que se entregarían a su dirigencia). Con ellos se controlan los municipios, que si no llegan a acuerdos con el gobierno estatal, se quedan “secos” durante buena parte de su gestión. Recordemos que el 98 por ciento del presupuesto que ejerce el estado de Oaxaca, proviene de fuentes federales. Teniendo garantizada una mayoría en el congreso local y rechazando las auditorias federales, se tiene un muy amplio margen para la utilización discrecional del dinero. Y cuando el gobierno federal quiso controlar ese manejo presupuestal, los conflictos llegaron a la violencia: recordemos cómo fue virtualmente secuestrado y expulsado del estado el entonces delegado de la Sedesol, Gerardo Priego, hoy en el equipo del presidente electo Felipe Calderón.

En torno a las auditorias para saber en qué y cómo se gastaron esos 86 mil millones de pesos gira el conflicto oaxaqueño. Y en torno a ellos deberá girar, también, más allá de exhortos y pedidos de reflexión, el futuro del estado y de su gobernador.

Por: Jorge Fernández Menéndez
Publicado en: Periódico Excelsior Fecha: Martes, 31 de Octubre de 2006


 

Oaxaca al revés ...

http://www.eluniversal.com.mx/columnas/61572.html

No se entiende por qué un Estado democrático tuvo miedo al uso de la fuerza pública para evitar que creciera el conflicto

En un largo mensaje electrónico, un mexicano que vive en algún lugar de Europa dice estar atento a lo que ocurre en su tierra, Oaxaca. Intenta sin suerte entender lo que está ocurriendo, pero su sólida formación en países con una larga cultura democrática, de respeto al derecho y aplicación de la justicia, de respeto a los derechos humanos, le impiden entender lo que llama el "México al revés", que es un fenómeno aplicable a todo el país, pero que se manifiesta con más claridad en el "Oaxaca al revés" que vivimos.

Ese mexicano educado en democracias formales no entiende, por ejemplo, de qué democracia se habla en México cuando un grupo social fundamental para la democracia, el magisterio, protesta contra los presuntos abusos del poder paralizando la educación de un millón de educandos. No entiende cómo es que no existe autoridad capaz de impedir ese crimen de lesa humanidad. No entiende cómo es que se paga el salario a los maestros que no cumplen con su misión, y cómo es que recibirán los salarios caídos y hasta un bono económico.

No se entiende cómo un gobierno como el de Vicente Fox -que inauguró la democracia electoral en México- ofrece más de 40 mil millones de pesos para la nivelación salarial de los maestros, cinco meses después de que esa fue la demanda de origen, con lo que se creó un espacio de ingobernabilidad y ruina económica de un estado como Oaxaca. ¿Quiere decir eso que son efectivas y permitidas por el Estado mexicano la presión ilegal, el chantaje, la ilegalidad, la anarquía, el crimen, la violación de libertades básicas y de los derechos humanos?

No se entiende por qué un Estado democrático, legalmente constituido como el que encabeza Fox, tuvo miedo al uso de la fuerza pública para evitar que creciera el conflicto, para impedir el vandalismo, la guerrilla urbana en el centro de Oaxaca, las barricadas, el estado de excepción, la creación de tribunales populares y juicios sumarios, la denigración pública de los que esos tribunales consideran enemigos, la destrucción de oficinas públicas, el asalto a estaciones de radio y canales de televisión, el uso de esos medios para estimular el terror y llamar al ajusticiamiento de los que se oponen a ese vandalismo. En una democracia real los reclamos legítimos del magisterio y de la APPO se resuelven por los canales institucionales, mientras la barbarie desatada, los grupos radicales se contienen mediante el uso de la fuerza pública.

No se entiende cómo mientras el vandalismo impide siquiera el libre tránsito de los oaxaqueños, meses después de que estalló la crisis se decide llamar al diálogo entre el gobierno y los promotores de la violencia. Y otra vez las mesas de diálogo se convierten en la legitimación del uso de la violencia contra la estabilidad del Estado. Porque no sólo se cumplen hasta el colmo las demandas de origen de los rebeldes, sino que se pacta la impunidad de la APPO y el magisterio, como si fuera juego de niños lo que han provocado en Oaxaca. Esos diálogos no fueron más que la validación de que la violencia, la ilegalidad, y el crimen son instrumentos legítimos en la democracia mexicana.

No se entiende cómo el gobierno de Ulises Ruiz despliega, de manera impune, grupos paramilitares que con armas de alto poder enfrentan a los rebeldes -los que si bien deben ser reprimidos con el uso de la fuerza pública no pueden ser sujetos de venganzas policiacas-, lo que convierte a esos grupos paramilitares en enemigos del Estado, iguales a los que dicen combatir. Y tampoco se entiende cómo es que nadie hace ni dice nada sobre los grupos paramilitares que también existen entre los rebeldes de la APPO y el magisterio, los que han asesinado a más de uno de los oaxaqueños que piensan y actúan distinto a ellos, que fueron muertos a golpes, degollados, a navajazos.

No se entiende que la impunidad reine en Oaxaca, que a pesar de que el número de personas muertas supere a los 15, y que no exista un solo detenido, un solo juicio contra los responsables. Se entiende que los encargados de velar por los derechos humanos denuncien la violación de las garantías individuales en el caso de las acciones policiacas y parapoliciacas, pero no se entiende el silencio sobre las atrocidades cometidas por la APPO y el magisterio. No se entiende la razón para permitir que frecuencias radiales, en Oaxaca y el DF -ilegales y en manos de los rebeldes-, sean poderosos instrumentos para estimular la violencia, más que las reivindicaciones sociales.

No se entiende el concepto de democracia del gobierno de Vicente Fox, del sistema de partidos -PRI, PAN, PRD, Convergencia, PVEM, PT y otros-, de instituciones del Estado como las cámaras del Congreso, que defiendan sus alianzas, sus cotos de poder, sus venganzas políticas y hasta personales, sus gobiernos, por sobre el interés superior de la nación y de Oaxaca, por sobre el interés de los oaxaqueños, y por sobre la razón de ser del propio Estado mexicano; razón que no es otra que la defensa de los bienes y las personas. Pronto caerá Ulises Ruiz, pero si en México se vive en una democracia real, también deberán caer las cabezas de los promotores de la revuelta. Al tiempo.

Ricardo Alemán, El Universal, 31 de octubre 2006

aleman2@prodigy.net.mx


lunes, octubre 30, 2006

 

Las otras barricadas: las de la corrupción

Al momento de escribir estas líneas, ya entrando la noche del domingo, la Policía Federal Preventiva aún no terminaba de recuperar el centro de la ciudad de Oaxaca y se habían dado algunos enfrentamientos importantes tanto en esa ciudad como otros menores, con miembros de la APPO (en realidad de los organismos de superficie del EPR) en la capital del país. La noche, sin duda, será tensa, pero es difícil pensar en enfrentamientos generalizados: como hemos señalado en otras oportunidades, el EPR tiene en Oaxaca unos 300 militantes armados y otros 200 en el área metropolitana de la ciudad de México. Independientemente de su lógica ultra radical, esta organización parece haber aprendido algo de los hechos de hace diez años, cuando después de los ataques a Tlaxiaco y Huatulco, fueron prácticamente desmembrados por las fuerzas de seguridad, un golpe del que sólo se recuperaron gracias al ahora diputado José Murat, que sigue siendo la mano que mece la cuna en el conflicto oaxaqueño, y sino ahí está la estrecha relación de Murat con Flavio Sosa como para comprobarlo.

La asociación, aunque parezca tan contradictoria, del muratismo y el EPR, es una símbolo de la crisis que aqueja a Oaxaca y que, fuera de lo que ocurra en las próximas horas, después de que la PFP recupere el centro de la ciudad y de que los maestros previsiblemente regresen a clases el día de hoy, confirma porqué el trabajo político en ese estado, apenas comenzará cuando se den esas condiciones mínimas.

En la crisis de Oaxaca están metidas demasiados manos y casi ninguna lo hace con un interés legítimo por el futuro del estado. Habrá un espejismo de orden en las próximas horas, después de la violencia y los enfrentamientos inevitables que ocurrirán, pero será eso, un espejismo que distará mucho de convertirse en realidad si no se actúa en forma política seria.

Algunos dirán que el presidente Fox cumplió su palabra y finalmente intervino en el estado y evitó que el conflicto cayera en manos de la siguiente administración. Pero no es estrictamente así: el presidente ordenó intervenir porque luego de los enfrentamientos del viernes, ello era inevitable, sobre todo después de la muerte de un estadounidense, que fue mucho más determinante que la de catorce oaxaqueños (esa es la cifra oficial, en realidad, ha habido muchas más víctimas), luego de la exigencia formal presentada por el embajador Tony Garza. Pero, con o sin esa queja, era imposible seguir pensando que se podía continuar sin enviar la fuerza pública al estado. La PFP recuperará la ciudad, pero será a un costo mucho mayor al que se habría pagado si esa decisión se hubiera adoptado meses (o por lo menos semanas) atrás.

Vienen dos procesos muy complejos: por una parte, castigar a los dirigentes de la APPO que han cometido delitos graves. No puede haber impunidad en ese sentido, porque ello será la mejor garantía de que esos hechos se repitan en el futuro muy cercano. El corazón de la APPO está formado por militantes del EPR y por perredistas de los grupos más radicales y también más corruptos. Ello no implica que, por ejemplo, ese corazón esté integrado por varios de los “dirigentes guerrilleros” que mostró, según documentos de “inteligencia”, el gobierno del estado: si Ulises Ruiz y su gente creen que esa es información e inteligencia, están perdidos y sólo por ese grado de ignorancia política se puede comprender porque han perdido desde tiempo atrás la gobernabilidad del estado.

Lo cierto es que los grupos realmente pertenecientes al EPR ya aprendieron y difícilmente presentarán frente en forma abierta al gobierno federal pero continuarán desafiándolo si no hay cambios notables en la entidad. Y ello tendrá que pasar por otro ajuste de cuentas, éste con el gobierno estatal. La administración de Ulises Ruiz oscila entre la soberbia y la ignorancia de una forma lastimosa: no ha habido ni siquiera una autocrítica sobre lo sucedido. No  sé si entre los acuerdos que se han tejido para tratar de encontrar una salida a la crisis está incluida la licencia de Ruiz o no, pero por una simple razón de sentido común, el primer interesado en que haya cambios políticos en el estado debería ser el PRI. Lo sucedido es un certificado de que su capacidad política en el estado, que ha sido uno de sus principales referentes electorales en el pasado, se ha perdido luego de ocho años de torpezas, soberbia y autoritarismo. Mucho de lo que ocurre hoy en Oaxaca sólo puede explicarse por la resistencia de esos grupos a rendir cuentas respecto a cómo utilizaron los recursos públicos federales destinados al gasto social vía el ramo 33 del presupuesto, que suman varios miles de millones de pesos y que llevó, incluso, al ex gobernador Murat a iniciar una controversia constitucional para evitar ser auditado por la federación. Durante todo su sexenio y lo que va del de Ruiz, a pesar de las profundas diferencias personales que han surgido entre ambos (que no impiden, por ejemplo, que el yerno de Murat sea el representante del gobierno de Ulises en el DF), no han rendido cuentas de los recursos que se les han entregado (y el 98 por ciento del presupuesto del estado depende de recursos federales) y allí está el eje del conflicto. Pero el hecho es que la Suprema Corte ha dado la razón a la federación y esas auditorias están en marcha y tendrán que informarnos a dónde fue esa enorme cantidad de dinero destinado a combatir la pobreza en uno de los tres estados más pobres del país.

El priismo, por supuesto, puede armar sus propias barricadas para defender al gobernador, pero será responsabilidad, de éste o más probablemente del próximo gobierno, desmontarlas, como se hizo ahora con las de la APPO, si se quiere ya no sólo normalizar la vida del estado, sino incluso, moralizar una vida y una dirigencia política que se ha pervertido por la corrupción institucionalizada.

Por: Jorge Fernández Menéndez
Publicado en: Periódico Excelsior Fecha: Lunes, 30 de Octubre de 2006

http://www.mexicoconfidencial.com/index2.htm


 

Violencia

 
"En un principio la enfermedad es fácil de curar pero difícil de diagnosticar... pero con el paso del tiempo se hace fácil de diagnosticar pero difícil de curar".
Maquiavelo
 
Al final cayó por tierra la idea de que se podía evitar la violencia negociando y cediendo constantemente ante las exigencias de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca y la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Este viernes pasado 27 de octubre la jornada de bloqueos de calles y carreteras ordenada por la APPO en Oaxaca se saldó con confrontaciones que dejaron cuando menos tres muertos y decenas de heridos. El sábado, finalmente, el Presidente Vicente Fox tomó esa decisión postergada durante casi cinco meses de enviar la fuerza pública federal a Oaxaca.

El camarógrafo estadounidense Brad Will y el maestro Emilio Alonso fueron, al parecer, muertos por disparos de funcionarios o policías vestidos de civil o quizá de ciudadanos simpatizantes con el Gobernador Ulises Ruiz que buscaban levantar las barricadas de la APPO. El hecho de que se hayan llevado a cabo el viernes varios intentos simultáneos por levantar las barricadas en distintos puntos de Oaxaca sugiere un plan coordinado, quizá preparado por el gobierno del estado.

Esteban Zurita, un habitante de Santa María Coyotepec, fue al parecer ultimado por miembros de la APPO o de la sección 22 del SNTE. "Qué autorización tienen los maestros de usar armas de fuego" dijo a un reportero de El Universal Graciela Zurita, hija del fallecido. "Lo mataron a sangre fría. Que no quieran hacer esto como de la APPO. Mi padre no pertenecía ni a la APPO, ni a los maestros, ni a nadie. Y ya nos lo mataron".

Estos hechos de violencia obligaron al Presidente Fox, después de meses de reticencia, a enviar a miles de efectivos de la Policía Federal Preventiva y del ejército a Oaxaca. Es triste reconocerlo, pero el hecho de que uno de los muertos haya sido estadounidense le imprimió un sentido de urgencia a la acción que no habían generado los homicidios previos de una decena de oaxaqueños. Ayer, después de organizar a sus efectivos, la PFP comenzó su avance hacia el centro de la ciudad.

Las responsabilidades criminales que se han venido acumulando en estos cinco meses en Oaxaca no pueden soslayarse. Por supuesto que deben presentarse cargos en contra de quienes el viernes y en otros días dispararon y mataron a personas de uno y otro bando. Pero también debe haber acciones judiciales en contra de quienes durante cinco meses usaron la fuerza para asfixiar Oaxaca y volvieron así inevitable la violencia.

Asegurar, como lo hace la APPO o el PRD, que la única violencia en el estado es de quienes buscaban levantar las barricadas o de la policía es cerrar los ojos a la realidad. No hay duda de que con el bloqueo de cinco meses de Oaxaca se buscaba provocar la confrontación violenta que hemos visto.

La fuerza pública, aun si se usa correctamente, no representa la solución a la crisis de Oaxaca. Son demasiado numerosos y demasiado fuertes los enemigos de Ulises Ruiz que piden su renuncia y su destitución. Quizá el gobernador pueda permanecer en funciones si es apuntalado por el gobierno federal, pero lo sería a un costo muy grande para el estado y para los oaxaqueños. El mandatario debe considerar la posibilidad de renunciar a su cargo por el bien de Oaxaca.

Las autoridades de todos los niveles, sin embargo, deben aprender la lección. Es absurda la idea de nuestros políticos de que se puede evitar la violencia si no se recurre a la fuerza pública cuando los grupos políticos violan la ley. Lo que hemos visto a lo largo de los últimos años es que, al hacer concesiones constantes a los grupos que usan la fuerza para presionar al gobierno, lo único que se logra es dar incentivos para aumentar estas presiones. Si realmente se quiere evitar la violencia, es importante que desde el primer momento quede claro que las presiones, especialmente las que se llevan a cabo a través de bloqueos que violan los derechos de terceros, no son aceptables en el México actual.

Vicente Fox hizo todo lo posible por evitar el uso de la fuerza pública en Oaxaca. Dejó que durante más de cinco meses se violentaran impunemente los derechos de los oaxaqueños. Permitió que se postrara económicamente a la ciudad y que se dejara sin educación a los niños del estado. El Gobernador Ulises Ruiz llevó a cabo, mientras tanto, un juego perverso. Hizo un intento de desalojo de los grupos que habían tomado el centro de Oaxaca el 14 de junio, pero retiró a su fuerza pública dos horas después; y desde entonces insistió en que la responsabilidad era del gobierno federal y no del estado. El Presidente Fox trató también de evadir la responsabilidad hasta que la violencia del viernes confirmó que eso era imposible.

La lección es inevitable. Es mejor aplicar la ley desde el primer momento y no permitir que las cosas lleguen al punto en que la gente se haga justicia a balazos. Esto es lo que había ocurrido en Oaxaca para el momento en que la federación decidió mandar la fuerza pública.
 
Sergio Sarmiento, El Norte, 30 de octubre 2006

 

APPO: Oscura asonada

 
"Una de las notas principales del Estado es su soberanía. Lejos de ser una entelequia, una pura abstracción, en la soberanía radica la esencia del Estado. Algunos hacen derivar esa palabra, soberanía, de los vocablos latinos super omnia, que significan "sobre todas las cosas". Esto significa que no hay ningún poder, ni interno ni externo, superior al del Estado. Por virtud de la soberanía países tan pequeños, y tan desconocidos como Nauru tienen la misma calidad en el trato entre naciones que las más grandes potencias del planeta, digamos los Estados Unidos o Saltillo. Por eso el Estado mexicano, dentro de su territorio, tiene dominio sobre sociedades numéricamente mayores -la Iglesia Católica, por ejemplo- o económicamente más poderosas, como las grandes corporaciones industriales extendidas por el mundo. Es inconcebible, por lo tanto, que haya otro Estado dentro del Estado. Todos los grupos que existen en un país están supeditados al poder estatal, pues de eso depende la supervivencia de la sociedad.
 
Por eso resulta aberrante lo que ha estado ocurriendo en Oaxaca. Ahí la ya tristemente célebre APPO se apoderó de la ciudad capital, y la retuvo como botín o rehén. No se trata de una lucha popular contra la opresión o la injusticia, sino de una asonada con oscuros móviles políticos que impone su violencia sobre la población y la mantiene en el temor y la inseguridad. Decir esto no significa, desde luego, ponerse del lado del inepto Gobernador Ruiz, que ha dado sobradas muestras de incapacidad política. Significa, sí, salir por los fueros de la legalidad y de la paz. La APPO es un grupo violento; la sola imagen de sus cabecillas; sus palabras soberbias, prepotentes; sus acciones de linchamiento e intimidación bastan para inspirar miedo a cualquiera. De la violencia no derivan nunca buenos frutos. Por eso llama la atención que haya quienes con dos dedos de frente -al menos en apariencia- condonen y justifiquen la contumaz barbarie de esa gente que tanto daño ha hecho a Oaxaca y a México. El orden debe regresar a la ciudad, y una vez vueltas las cosas a la normalidad ha de considerarse si ese gobernador que no gobierna debe continuar en el cargo que no ha sabido desempeñar para bien de su comunidad. Antes que todo y sobre todo debe mirarse al bien de Oaxaca y de los oaxaqueños. Y ese bien requiere, como principal ingrediente, el don valioso de la paz..."
 
Armando Fuentes Aguirre, Catón, El Norte, 30 de octubre 2006
afacaton@prodigy.net.mx

domingo, octubre 29, 2006

 

El espejo enterrado...

Otro excelente cartón de Paco Calderón
Al momento de subir este post, la PFP ya había entrado a la ciudad de Oaxaca y recuperado el zócalo. Con muchos meses de retraso por fin el gobierno federal actuó. Ojalá ya se mantenga el orden público y el estado de derecho.

viernes, octubre 27, 2006

 

Regreso a clases...


Nuevamente otro excelente cartón de Paco Calderón

 

Dan 27% más a los partidos

Un poco de historia.

En México no hemos podido librarnos del atavismo de "vivir fuera del presupuesto es vivir en el error".

Al parecer, mucha gente considera que es más "fregón" como persona si se la vive "mamando" del    presupuesto que realizando alguna actividad productiva. Esta actitud tiene raíces históricas desde la época de la Colonia. Para los ricos novohispanos, el negocio no era la agricultura ni la minería, sino ver qué le sacaban al virrey en turno.

Durante la época independiente, esta actitud persistió de un modo o de otro. En el siglo 19, foirmar parte de la milicia o del grupo del dictador en turno era una manera cómoda de vivir aunque poco productiva. La empleomanía en el Gobierno (La "caballada" según Porfirio Díaz, "La  cargada" según otro autores) fue una forma de vida a lo largo de los años en México.

En la etapa revolucionaria y postrevolucionaria, el formar parte de un gobierno, aunque no se hiciera nada de provecho, implicaba un cierto estatus social, una seguridad en el empleo y, sobre todo, la posibilidad de obtener grandes recursos sin trabajar (al menos sin hacer lo que se considera trabajo; es decir, aplicar la fuerza física o intelectual para tansformar el medio y crear satisfasctores).

En la década de 1970 estaba de moda el intervencionismo estatal. Los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo crearon innumerables empresas, fideicomisos e instancias gubernamentales con el teórico fin de desarrollar al país, pero el fin práctico de dar "chamba" a sus incondicionales. Todo ello, claro está, a costa del endeudamiento y de la labor productiva de los demás (si un gobierno le quitra a Pedro para darle a Pablo, siempre puede contar con Pablo). 

El modelo de endeudamiento se agotó en 1982. Se tuvieron que realizar múltiples recortes y apretar más a los contribuyentes. Debido a que muchos intelectualoides habían disfrutado de las mieles del presupuesto durante los 12 años anteriores y ahora ya no, inventaron el término "neoliberalismo" para calificar todo lo que los dejaba sin ingresos fáciles; es decir, que era contrrario a sus intereses, aunque, claro está, lo disfrazaron de preocupación por el pueblo. Esto fue caldo de cultivo para los izquierdosos que hablan con la izquierda y cobran con la derecha.

Al ampliarse el Congreso se convirtió en una especie de casa de retiro para porros jubilados. Si no estuvieran allí los "Chuchos", los Pablos Gómez, los Noroñas y tosdos los izqueirdosos que ya conocemos, probablemente estarían "enchinchando" en las calles.

Pero..., como en esta época es mal visto el intervencionismo estatal, no es posible crear empresas destinadas a la quiebra sólo para darle "chamba" a los incondicionales de los políticos o para tener quietos a los izquierdosos.

La solución es que sigan viviendo del presupuesto, pero que no sean empresas, ¿cuál es? Crear partidos polítiucos y subsidiarlos para que sigan "mamando" del presupuesto, mientras se mantiene la imagen de que se es un país democrático (lo cual sí es bien visto en la comunidad internacional).

Con esto se matan dos pájaros de una pedrada: se tiene quietos a los agitadores (demagógicamente siguen clamando contra los ricos y de las instituciones y a favor de los pobres) y se da la imagen de democracia que hace falta. Sensacional, ¿no? El único "pero", es que se hace a costa de quienes sí realizamos un trabajo productivo y le cumplimos al "socio-Estado" vía impuestos.

Pero siendo positivos, pensemos que este gasto es un mal necesario para mantener la paz pública, aunque permite que vivan sabrosamente una bola de gorrones que no tienen el menor interés en el país y de paso se desgañitan señalando a cada paso los errores del Gobierno.

La historia es recta como la matemáticas, decía don Pancho Bulnes. Nada más es cosa de estudiarla.

Saludos desde ciudad de México 

José Ramón Tato Palma 

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Dan 27% más a los partidos , El Norte 

 

Aumenta el IFE los recursos públicos a repartir en el 2007

Guadalupe Irízar

 

Cd. de México  (27 octubre 2006).- Nada parece frenar los recursos que el erario destina a los partidos políticos.

Un reporte preliminar del IFE revela que el próximo año los partidos recibirán un 27 por ciento más de lo que les fue asignado en el 2006 para gasto ordinario.

De esta manera, el instituto electoral les destinará 2 mil 633 millones de pesos en el 2007, en lugar de los 2 mil 68 del 2006.

El cálculo del organismo, en poder de Grupo REFORMA, fue realizado con base en la aplicación de la fórmula de financiamiento previsto en la ley electoral, y su aumento se debe  principalmente a que ahora hay dos partidos más con registro definitivo.

Para estimar la bolsa a distribuir, el IFE actualiza con la inflación los costos mínimos de las campañas para los Diputados y Senadores, las multiplica por el número de partidos, y a esto le suma el costo mínimo de la campaña para Presidente.

Como ahora hay ocho partidos con registro en lugar de seis, el monto de recursos a distribuir aumenta.

A partir de esta cifra, el 30 por ciento se reparte equitativamente entre los partidos y el otro 70 por ciento va en función de su porcentaje de votación que recibieron para Diputados en la más reciente elección federal.

En un año electoral, que no es el caso para el 2007, la cantidad para cada partido se duplicaría para cubrir los gastos derivados de las campañas.

En el caso de las coaliciones, el IFE calcula estos porcentajes según los convenios de coalición.

Bajo estos parámetros, la caída del PRI al tercer lugar en el 2 de julio le acarreará una baja de 106 millones de pesos para pasar a 507 millones.

En cambio, su compañero de fórmula, el PVEM, saldrá beneficiado con 34 millones de pesos más.

El PAN, que recibió el 33.39 por ciento de la votación total, se convertirá el próximo año en el partido que recibirá más recursos con 728.6 millones de pesos, es decir, 173 millones más que en 2006.

Los partidos del Frente Amplio Progresista, integrado por el PRD, PT y Convergencia, tendrán del IFE, en conjunto, 847 millones de pesos.

Este monto se dividirá en 439.2 millones de pesos para el PRD, 198.5 millones para Convergencia y 209.8 millones para el PT.

Los partidos que obtuvieron registro definitivo, Nueva Alianza y Alternativa Socialdemócrata y Campesina, recibirán 186 y 139 millones de pesos, respectivamente.

El análisis demuestra que si las coaliciones recibieran prerrogativas como si fueran un solo partido, el financiamiento sería menor al actual.

Es decir, al formar coaliciones los partidos se hacen de más fondos que si esas alianzas fueran "permanentes" bajo una sola organización.

Un ejemplo es el caso de la pasada elección.

Si las coaliciones Frente Amplio Progresista -formado por el PRD, PT y Convergencia- y la Alianza por México -del PRI y PVEM- fueran un partido cada una, el financiamiento sería de mil 700 millones de pesos para el 2007, en lugar de los 2 mil 633 millones.

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jueves, octubre 26, 2006

 

PRD: el ajuste de cuentas

 

Comenzó la lucha por el control del PRD y no se caracteriza por las buenas maneras. El primer dato duro de esta confrontación pasa por la distancia que algunos de sus militantes y dirigentes imponen con el autodenominado líder del partido, López Obrador, y por ende con el presidente electo (y desde el primero de diciembre en funciones), Felipe Calderón.

El martes en Jalisco, estuvieron en una reunión del programa 2030, junto con Felipe Calderón, la gobernadora de Zacatecas, Amalia García (fan de Joaquín Sabina, lo cual habla, una vez más, muy bien de ella), el gobernador de Michoacán, Lázaro Cárdenas Batel y su homólogo de Guerrero, Zeferino Torreblanca. Todos presentaron distintas demandas, sobre todo en el ámbito presupuestal y de seguridad, al presidente electo y obtuvieron respuesta de éste. A diferencia de la anterior reunión de la Conago, donde estos mismos mandatarios no aceptaron tomarse fotos con Calderón, en esta ocasión sí se dio esa oportunidad.

Amalia, Lázaro y Zeferino están jugando sus cartas con sensatez y apelando al realismo político: Amalia tiene un grave problema presupuestal (y diferencias internas graves en el perredismo local con los partidarios de Ricardo Monreal) y necesita apoyo del gobierno federal para cumplir con los compromisos adquiridos en gestiones anteriores; Lázaro y Zeferino, además de problemas internos con sectores ultras de su partido, tienen un problema común de inseguridad y desafío del crimen organizado que ambos han tratado de afrontar pero que saben que sin la participación de la federación serán irremediablemente rebasados. Por otra parte, por las luchas internas del propio PRD, saben que el enemigo lo tienen en casa: sus peores adversarios no son los priistas o los panistas, son las fracciones duras de su partido o del lopezobradorismo que les reclaman que no tengan disciplina absoluta ante los desvaríos del líder. Ni siquiera tomando en cuenta que el líder ha tratado de lincharlos políticamente una y otra vez. Incluso permitiendo agresiones verbales públicas en el Zócalo sin que López Obrador hiciera algo por impedirlo.

Como muestra un hecho que sigue sin explicación. Al mismo tiempo que Cárdenas estaba en Jalisco, agentes de la PGR detenían en Michoacán, a Porfirio Barbosa, ex oficial mayor de los gobiernos de Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Robles por una operación de compra de vales de despensas al ISSSTE por cinco mil millones de pesos, de los cuales una parte de esos recursos se habrían desviado a cuentas particulares. No queda claro quien llevó a cabo la denuncia, se habla tanto de la secretaría de la Función Pública como de la Auditoria Superior de la Federación, de allí salta al DF, cuya contralora Berta Luján no siguió la indagatoria y está siendo investigada y terminó con la expedición de una orden de captura por parte de un tribunal capitalino, del reclusorio norte. Según Socorro Díaz, en aquel entonces directora del ISSSTE y ahora parte de la dirección del equipo de López Obrador, ella no autorizó esa operación, pero según la denuncia hay unos 30 involucrados. Evidentemente, si Porfirio Barbosa y los demás involucrados cometieron un delito deben ser castigados, pero llama la atención que se proceda a la detención del ahora funcionario de Michoacán, a seis años de ocurridos los hechos y que no quede claro ni en qué se utilizaron esos recursos ni tampoco quien llevó a cabo esta investigación.

Al mismo tiempo que se daban estos hechos, lejos de allí en Oaxaca, todo indicaba que los duros de la APPO, encabezados por el dirigente perredista (es miembro del consejo nacional de ese partido) Flavio Sosa, presionaron lo suficiente a los maestros de la sección 22 para que no se aceptara el regreso a clases en esta nueva consulta realizada a “mano alzada” (o sea en forma propicia para cualquier tipo de intimidación). Pero el dato más importante no es ése, sino el ofrecimiento de esa fracción de la APPO a López Obrador para unificar ambos movimientos y para que instale su gobierno en el antiguo Palacio de Gobierno del estado, frente al Zócalo, un edificio que Ulises Ruiz abandonó para convertirlo en una suerte de museo y que ahora está controlado por la APPO. En la realidad peculiar que vive López Obrador, debe ser tentador “despachar” desde el Palacio de gobierno oaxaqueño, custodiado por los miembros de la APPO y cerca del espíritu, ya que no de las convicciones, de Benito Juárez. Simultáneamente la propia APPO ahora dice que si no renuncia Ulises Ruiz “impedirán” la toma de posesión de Felipe Calderón el primero de diciembre: ¿dónde quedó el conflicto magisterial, incluso la demanda política local?

Si a eso sumamos, como decíamos ayer, que el gobierno federal parece haberse dado por vencido en Oaxaca y dejará para la próxima administración la solución del problema, la posibilidad de que el lopezobradorismo y la APPO finalmente confluyan públicamente (en privado ya lo han hecho mucho tiempo atrás) y que López Obrador decida utilizar después del 20 de noviembre el antiguo palacio de gobierno de la capital oaxaqueña no es nada descabellado.

Finalmente, el propio López Obrador, dejando atrás el mal recuerdo de la derrota en Tabasco, acompañado por quien funge como presidente nacional del PRD, Leonel Cota, se dedicó a tomar unas vacaciones navegando por el Mar de Cortés, en un yate privado proporcionado por el gobierno del estado que encabeza el perredista Narciso Agundez y viviendo en un rancho del propio Cota. Atrás quedaron los días del Tsuru blanco y de proclamar que vivía con 60 mil pesos mensuales. No hay nada como la “honestidad valiente”: no salga sin ella.

Por: Jorge Fernández Menéndez
Publicado en: Periódico Excelsior Fecha: Jueves, 26 de Octubre de 2006

http://www.mexicoconfidencial.com/index2.htm


 

Aniv de la Rev

Excelente cartón de Paco Calderón


El gallo, que resulto patito, desplumado, con su banda presidencial chafa, de papel "pal-fu", recibiendo a uno de los últimos dinosaurios de la época priísta, la "celebración" de la Revolución Mexicana, de parte de Fox, que como ven, le faltan huevos.

saludos

miércoles, octubre 25, 2006

 

A mano alzada

 
"De todas las tiranías, la que se ejerce por el bien de las víctimas es la más opresiva".
C.S. Lewis
 
Ayer comenzó la nueva consulta de los maestros oaxaqueños para decidir si regresan o no a clases. Y uno de los grandes vicios de la vida sindical de nuestro país quedó una vez más de manifiesto. Los maestros se reunieron en pequeños grupos y votaron a mano alzada: abiertos a las presiones de los líderes y de los radicales. Las opiniones que así se obtengan serán llevadas por un delegado a la asamblea definitiva en la ciudad de Oaxaca y en ella se determinará el resultado de la "elección".

Difícilmente puede describirse este sistema como democrático. Si de esta forma se votaran los cargos de elección popular en nuestro país, todas las acusaciones de fraude que hoy lanzan los perdedores de los comicios estarían absolutamente justificadas. Sin embargo, el tema de la democracia sindical es uno que casi nunca se considera al hablar de las reformas que requiere nuestro país.

No es la sección 22 del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación la única que adolece de este sistema. La votación a mano alzada, esa misma que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional ha pretendido imponer en las comunidades indígenas, es antidemocrática por naturaleza. Aun en los casos en que la voluntad popular se manifiesta en elecciones con voto secreto, la posibilidad de presionar a los votantes está presente. Pero en los casos de votación a mano alzada, la presión es la regla del juego. Por eso es tan usual que en estas asambleas se obtengan resultados total o parcialmente unánimes, que nunca se presentan en las votaciones en que se garantiza el sufragio secreto.

Hubo un tiempo en que la sociedad mexicana podía darse el lujo de convivir con estas prácticas antidemocráticas en los sindicatos. En un régimen autoritario, después de todo, el gobierno podía controlar los excesos de estas organizaciones. Pero hoy las autoridades no sólo han abdicado del uso de la fuerza pública sino que están perdiendo incluso las armas de la persuasión con las que contaban. Cuando un gobierno no tiene el recurso a la fuerza pública, incluso en los casos en que los sindicatos violan leyes que han sido diseñadas para favorecerlos, los líderes sindicales no tienen siquiera el incentivo para negociar con él.

En el último año hemos visto dos movimientos sindicales muy importantes en nuestro país. Uno de ellos ha sido el de los mineros y el otro el de los maestros de Oaxaca. En ambos casos los sindicatos han llevado a cabo huelgas ilegales que la autoridad se ha visto imposibilitada de detener. ¿Por qué ilegales? En el caso de los mineros, porque no había contrato laboral en proceso de negociación. En el de los maestros de Oaxaca, porque el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación acababa de firmar el contrato del cual es titular.

Tanto en un caso como el otro los sindicatos hicieron sus huelgas por razones que no tenían nada que ver con una demanda laboral. Los mineros que se declararon en huelga contra Sicartsa y el Grupo Minero México, buscaban defender a su líder, Napoleón Gómez Urrutia, de un grupo opositor que había presentado denuncias de fraude y malversación en su contra. La sección 22 del SNTE, a su vez, ha buscado principalmente la renuncia del Gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz. Pero en uno y otro caso la autoridad se ha mostrado imponente para hacer que estos grupos sindicales cumplan con la ley.

Los sindicatos tienen en la legislación mexicana una serie de ventajas enormes. Detentan, en particular, un monopolio sobre la contratación en determinadas empresas. Éstas no pueden, por ley, acudir a un mercado libre para emplear a aquellos trabajadores que más les convengan por razones de sueldo, calidad y dedicación al trabajo. Pagan por ello con una pérdida de productividad.

El enorme poder que da el monopolio de contratación a los sindicatos debe, sin embargo, ser compensado por dos prácticas indispensables. Una es la democracia sindical, que debe incluir elecciones con sufragio libre y secreto con reglas tan estrictas como las que tenemos en los procesos constitucionales. La otra debe ser una obligatoria rendición de cuentas, que incluya una auditoría externa que dé transparencia a los recursos que manejan los sindicatos.

Muchos líderes se niegan a aceptar estas condiciones en aras de una supuesta autonomía sindical. Pero el abuso de los recursos de los trabajadores, o de su libertad a escoger democráticamente a sus dirigentes, no puede ser nunca parte de la autonomía sindical. Los votos a mano alzada, las elecciones por delegados y el manejo discrecional de los fondos sindicales deben ser ya cosa del pasado.

 
 
La vía pacífica
 
El caso de Oaxaca se resolverá "por la vía pacífica", como se han solucionado los conflictos de San Salvador Atenco y del EZLN. "Ésta ha sido una fórmula que ha funcionado en este sexenio", dijo ayer el Presidente Vicente Fox. El mensaje parece claro para los habitantes de Oaxaca, pero debe ser escalofriante. Así como la zona zapatista ha permanecido dos sexenios tomada por el EZLN, y así como se canceló el aeropuerto de Texcoco, así se resolverá el conflicto de Oaxaca. Los oaxaqueños se preguntan si en su caso habrá que esperar 12 años para que la APPO se canse de mantener sus barricadas y la sección 22 termine de hacer sus consultas a las bases. O, peor aún, si se optará por la solución Atenco y se cancelará en definitiva la ciudad de Oaxaca.
 
Sergio Sarmiento, El Norte, 24 de octubre 2006

lunes, octubre 23, 2006

 

Oaxaca: la APPO quiere el poder

http://www.mexicoconfidencial.com/index2.htm

Un grupo aparentemente mayoritario de dirigentes de la APPO se impuso a los líderes de la sección 22 y salvo que ocurra algo en las próximas horas, hoy no se reanudarán las clases en Oaxaca. Conociendo el ADN político de estos grupos, nadie debería sorprenderse. A la APPO y a su corriente dentro de la sección 22, no le interesan ni las reivindicaciones magisteriales ni mucho menos un acuerdo con el gobierno, sea federal o local, que permita avances en el estado. Me atrevería a decir que ni siquiera tienen real interés en la salida de Ulises Ruiz: su agenda es otra y pasa por un triunfo político que se pueda adjudicar su propia corriente revolucionaria.

No se deben mezclar los temas: las demandas y el enojo social con la administración de Ulises Ruiz es real y extendida. Involucra a muchos sectores que nada tienen que ver con la APPO y sus dirigentes, tan cercanos al EPR y sus métodos de lucha (¿ha visto usted fotos o películas de las formas de operar de Sendero Luminoso en Perú?: pues se parecen, con sus adversarios atados a postes, con carteles difamatorios, como una gota de agua a la de la APPO y sus duros eperristas), pero ha sido la cerrazón del gobierno local, y la impericia del federal para impulsar cambios, lo que ha provocado que muchos de esos personajes y sectores terminen en una lucha que parece ser la misma pero que no lo es.

En muchos sentidos, el gobierno de Ulises Ruiz es indefendible. Pero la demanda dura de la APPO respecto a la renuncia del gobernador tampoco es una salida al conflicto. Ruiz debería pedir licencia por muchas razones, la mayor de ellas simplemente para desbrozar el camino hacia una salida, que permita, entre otras cosas, que se separen del movimiento en su contra los grupos legítimamente agraviados pero que no cuentan con una agenda oculta.

Pero la salida de Ruiz no es la panacea para resolver todos los problemas: se necesita mucho más. Un capítulo central es la sección 22 del sindicato de maestros. Desde hace 25 años, la sección 22 ha sido el corazón de la oposición al liderazgo nacional del magisterio. Pero en esta ocasión parece haber quedado sin salida en su propia trampa. Siempre utilizó las reivindicaciones gremiales para operar su agenda política y lograba con ello obtener beneficios para los maestros (o por lo menos para sus dirigentes) y consolidarse de esa manera políticamente, aunque en apariencia abandonaba estas demandas si eran colmadas aquellas. Ahora llevó sus demandas gremiales al máximo y, además, le sumó, como punto no negociable, la renuncia de Ruiz. Pero ello se convirtió en una trampa porque si no obtiene todo corre el serio peligro de perderlo todo, incluyendo la sección.

No es la primera vez que le ocurre a los grupos de la Coordinadora magisterial: han perdido en el pasado estado enteros por apostar a lo político en lugar de lo gremial. Y eso podría estar ocurriendo en estas horas en Oaxaca.

Hace algunas semanas, con motivo de la absurda estrategia seguida por López Obrador, decíamos que quizás una de las consecuencias más graves de ese movimiento, y ello se aplica perfectamente a lo que está sucediendo en Oaxaca, es que no sabían ganar y estaban dilapidando todo el capital político acumulado en pos de demandas tan elevadas que los terminaban aislando socialmente. La sección 22 logró lo que, explícitamente, siempre buscó: una rezonificación general del magisterio oaxaqueño, mejores condiciones laborales y hasta concesiones que van de reposicionamientos políticos hasta un hotel para sus agremiados en Huatulco. En realidad es hasta excesivo en términos gremiales e incluso de costos presupuestales. Pero el hecho es que lo lograron. Y así como lo lograron lo rechazaron porque Ulises Ruiz no presentó su renuncia. Cuando se le dio un virtual ultimátum a Enrique Rueda para que aceptara o no el acuerdo, el dirigente de la sección se apresuró a comprometer el regreso a clases, pero ayer la propuesta fue rechazada por los otros dirigentes.

Lo que viene es anunciado: ya más de 15 mil maestros de la 22 han solicitado formalmente la creación de una nueva sección en el estado, que estaría, se supone, alineada con la dirigencia nacional del sindicato y que aceptará lo más rápido posible la oferta gubernamental. La pregunta es sencilla: ¿si usted fuera maestro en Oaxaca y tuviera que elegir entre afiliarse a una sección que le ofrece mejorar sustancialmente su salario y su calidad de vida y otra que le ofrece ser un militante profesional, aunque no cobre en meses y su lucha concite un fuerte rechazo social, dentro y fuera de su estado, qué elegiría?. Por supuesto que si la sección 22 después de todo lo que se le ha ofrecido no regresa inmediatamente a clases perderá todo, incluyendo la dirección de la sección y, para colmo, ello terminará fortaleciendo, por lo menos en el corto plazo, a Ulises Ruiz.

Porque además, legitimará, si aún hiciera falta, la intervención policial en la ciudad. La situación es literalmente insostenible y Oaxaca está a punto de quebrar económica y socialmente por un movimiento que rechaza aceptar que ganó y continuar la lucha por otros medios. Supongamos, incluso, que Ruiz no se va (e insistimos en que lo mejor sería que solicitara licencia) pero que los maestros mejoren su calidad de vida e ingresos; que se le impongan al gobierno local los mandos policiales y de seguridad; que se realice una verdadera reforma política en el estado; que se garantice la pluralidad y la gobernabilidad en su sentido más amplio. Que las tropelías de los últimos años sean castigadas y la utilización de los recursos públicos transparentada. ¿Qué grupo político sensato podría rechazarlo?. Sólo los dirigentes de la APPO, por la sencilla razón de que lo que ellos quieren es otra cosa: se trata del poder.

Por: Jorge Fernández Menéndez
Publicado en: Periódico Excelsior Fecha: Lunes, 23 de Octubre de 2006

sábado, octubre 21, 2006

 

La puntilla

 
Los números no mienten. El PRD sufrió un serio descalabro en Tabasco. Los 507 mil sufragios que obtuvo Andrés Manuel el 2 de julio se transformaron en 342 mil el pasado 15 de octubre. La votación se redujo en 165 mil votos, 34 por ciento menos. El PRI en cambio incrementó su votación en 80 mil votos, 23 por ciento más que en la elección presidencial. El golpe es directo y a la cabeza, pero no del candidato Ojeda Zubieta, sino de Andrés Manuel.

La popularidad de AMLO en su tierra es de larga data y creció con su candidatura a la Presidencia. De haberla ganado, el efecto en Tabasco hubiese sido devastador. Ojeda se habría impuesto sobre Grarnier con una enorme ventaja. Lo inverso, sin embargo, no es cierto. La derrota del 2 de julio no se tradujo en una pérdida de popularidad de AMLO, ni en el DF ni en Tabasco. Lo que mermó su fuerza fueron las acciones de resistencia civil. La toma de Reforma y el Zócalo, amén de las descalificaciones de todas las autoridades, tuvieron un costo enorme.

Los electores flotantes se alejaron desconcertados o aterrados. Y así el ciclo se cerró inexorablemente. Lo que empezó como una derrota por unas décimas de punto está terminando como un gran naufragio. En tres meses y medio, AMLO liquidó el capital que había acumulado a lo largo de dos décadas.

¿Entiende AMLO lo que está ocurriendo? Difícil saberlo. Sus reacciones van en sentido contrario. Presa de sus delirios y obsesiones se revela incapaz de confrontar la realidad. Su mundo está poblado de enemigos y últimamente de traidores. Sin embargo, el silencio después de la derrota en Tabasco son sintomáticos. Es posible que la duda y la ansiedad se empiecen a apoderar de su espíritu.

Pero más allá de sus tribulaciones personales, lo cierto es que AMLO está ahora frente a un predicamento mayor. ¿Qué hacer el 20 de noviembre? Si opta por mantenerse en sus trece, los costos serán aún más grandes. El hecho de que el "magno evento" se celebre en el Zócalo acentuará el ridículo. Basta imaginar lo que pasará con sus mítines en las plazas del centro y el norte del País. Andrés Manuel se ha vuelto ya una parodia de sí mismo.

Sin embargo, una rectificación se antoja casi imposible. AMLO, como mucho se ha dicho, no tiene las categorías mentales para procesar la derrota. Pero además, él no se ve ni se asume como el líder de un partido en un contexto institucional. Lo suyo son los movimientos sociales y las marchas de protesta. Entrar en la lógica partidista implica negociar y ceder. Y eso es justamente lo que no está dispuesto a hacer, en particular con las corrientes moderadas del perredismo.

De hecho, su biografía puede leerse como un largo proceso de emancipación. Desde que fue presidente del PRI en Tabasco en 1983 hasta que tomó posesión como jefe de Gobierno del DF el 5 de diciembre de 2000, Andrés Manuel lidió y negoció con las corrientes del PRD pero, sobre todo, con la tutela del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. Ya en el poder se quitó la máscara y la emprendió contra su mentor y posteriormente secuestró al partido y sometió a sus corrientes.

La prospectiva sirve para entender el presente. El destino del PRD y del PRI bajo la presidencia de AMLO hubiera sido el mismo: la desaparición para sentar las bases de una nueva organización. Un partido-movimiento sometido incondicionalmente al Jefe absoluto. Ése era el sueño de Andrés Manuel. Su estrategia y sus intereses siempre chocaron con las corrientes más fuertes del PRD. Por eso no se ocupó de ellas, sino las sometió con un argumento muy poderoso: soy el único que puede conquistar la Presidencia.

¿Cómo esperar, entonces, que Andrés Manuel regrese sobre sus pasos y se siente a la mesa como primero entre iguales? Es prácticamente imposible. Va contra su naturaleza y sus intereses. Él sabe que la entrada de los perredistas en la lógica de una oposición institucional lo debilita. Es más, cualquier forma de diálogo parlamentario le parece una forma de complicidad vergonzosa. Pero sobre todo de traición, porque, desde su perspectiva, la solución total, radical y efectiva de los problemas de México pasa por un solo camino: su llegada a la Presidencia.

La cuestión es que del otro lado también se cuecen habas. Los movimientos y las disidencias en el interior del PRD ya empezaron. La corriente Nueva Izquierda hizo una serie de señalamientos críticos sobre la marginación de la estructura partidaria y el fracaso de las redes ciudadanas en la elección del 2 de julio. Pero es apenas la punta del iceberg. En el fondo está la disputa por el control del partido. Jesús Ortega, líder de Nueva Izquierda, se perfila como el candidato que enfrentará a los amlistas encabezados por Alejandro Encinas.

Sin embargo, a diferencia de lo que sucedió en los últimos años, los planetas, casi todos los planetas, se están alineando en contra de AMLO. El primero de ellos, el mayor, se llama Cuauhtémoc Cárdenas. Pero en la lista hay que incluir a Amalia García, a Lázaro Cárdenas y a Zeferino Torreblanca. Amén de un gran número de diputados y senadores. La percepción de todos ellos converge en un punto: si el PRD sigue la línea trazada por López Obrador naufragará de manera estrepitosa y se hundirá en la elección intermedia.

El momento de las definiciones ya llegó. No hay grises ni medias tintas. Los perredistas deben elegir entre el despejadero o el partido. López ya no tiene nada que ofrecer como no sea una pequeña y ridícula kermés. Las horas del Rey de Cacahuate están contadas. Todo conjura contra él. Ésta no es la hora de los hornos, es el ocaso de su Alteza Serenísima. La soledad será infinita y las traiciones se multiplicarán.
 
Jaime Sánchez Susarrey, El Norte, 21 de octubre 2006


viernes, octubre 20, 2006

 

¿Qué hubiera pasado ...?

"... A los historiadores les está vedado incurrir en la práctica conocida en Teoría de la Historia con un curioso nombre: la nariz de Cleopatra. No es válido, en efecto, preguntar: ¿qué habría sucedido si la soberana egipcia no hubiera tenido la nariz como la tenía, de forma tan extraña? Ese peregrino rasgo llamó la atención de Marco Antonio y César, los próceres romanos, y los hizo rendirse a los encantos de la soberana egipcia. Las consecuencias que esa rendición tuvo en el destino de Egipto, y aun de Roma, fueron grandes. El historiador riguroso no puede plantearse un imaginativo: "Qué hubiera sucedido si...?". Eso equivale a especular sobre lo inexistente. Y sin embargo, un grupo de distinguidos historiadores norteamericanos -Caleb Carr, John Lukacs, James Bradley y otros- acaban de publicar un libro con el nombre de "What if?", donde analizan lo que pudo haber sido si algunos grandes acontecimientos de la historia universal hubiesen sucedido en modo distinto de como sucedieron.
 
Así yo me pregunto: ¿qué habría sucedido si Raúl Ojeda, candidato del PRD a gobernador de Tabasco, hubiera ganado la elección? Y me respondo: Andrés Manuel López Obrador habría sido el verdadero gobernador, y Ojeda su pelele, y Tabasco una ínsula propiedad de AMLO, y su erario una fuente de recursos para mantener el movimiento de confrontación del perredista. No exagero: tales son los modos de López Obrador. Los tabasqueños percibieron esa ominosa posibilidad, y votaron en contra de Ojeda porque así votaban en contra de AMLO. Más claro ni el agua..."
 
Armando Fuentes Aguirre, Catón, El Norte, 19 de octubre 2006
afacaton@prodigy.net.mx

jueves, octubre 19, 2006

 

Pobreza e Identidad

 
Pareciera que el PRD insiste en aparecer como el partido de los pobres, pero de aquellos pobres que quieren seguirlo siendo recibiendo eternamente ayudas. Al negarse el PRD por siniestra vocación a apoyar con todo su entusiasmo a la creación de grandes y medianas, modernas e internacionales empresas en todos los campos, incluyendo el de la energía, entonces su plan de generación de empleos es ilusorio. La changarrización y las artesanías no nos sacarán de la pobreza.

Pero si los mexicanos seguimos haciendo más o menos lo mismo, entonces México seguirá cultivando pobres. No es respetando las tradiciones que nos dan una supuesta identidad lo que nos sacará de pobres, sino al contrario, haciendo cosas diferentes seremos personas diferentes y tendremos un país diferente.

¿Dónde está aquella izquierda liberal que buscaba la liberación de las personas para lograr su independencia y soberanía personal? Nada de eso ya quedó, ahora el PRD favorece actuar de forma callejera y multitudinaria para favorecer las emociones de grupo y los sentimientos nacionalistas tradicionales impulsando con ello cultivar más la pobreza tradicional.

Nadie es amigo de un pobre si tan sólo le da una cuota de 20 pesos al día. No es honesto gritarles a los pobres que no se preocupen y que vivan su pobreza con orgullo porque algún día se les hará justicia y que no tienen que poner nada de su parte para salir adelante, salvo marchar por las calles. Cada maestro saldrá de pobre cuando sea mucho mejor maestro. Cada mesero saldrá de pobre cuando sea mucho mejor mesero.

Para mí, los indígenas -por nombrar a unos grupos que no han podido salir de su pobreza- siguen más o menos igual de fregados porque los líderes cultivadores de la identidad de la pobreza los siguen mareando diciéndoles que es más honorable que sigan siendo indígenas con todas sus tradiciones, muchas de las cuales son precisamente la causa de su eterna pobreza.

Promueve la pobreza el líder que piensa que la gente debe mantenerse fiel a sus costumbres evitando la tentación del progreso. El pobre engañado por tanto demagogo ya piensa que es posible salir de pobre sabiendo lo mismo, haciendo lo mismo, viviendo en el mismo lugar y manteniendo las mismas costumbres.

Entonces, para mí, es política inmoral tratar de pedir más dinero para salir de pobres, cuando se pretende seguir viviendo haciendo lo mismo de siempre. Los partidos como el PRD al promover las tradiciones antiguas, tal vez indigenistas, tradiciones de superstición religiosa, tradiciones de una democracia de plazuela, tradiciones de propiedad colectiva, tradiciones de discriminación a las mujeres, tradiciones del rechazo al estudio, tradiciones alcohólicas y demás, significa un cultivo descarado de la pobreza.

La mayoría de dichas tradiciones mexicanas fueron diseñadas para aliviar la pobreza; sólo aliviarla, nunca curarla. Las tradiciones sólo han hecho más llevadera la pobreza, haciendo que la propia identidad requiera una expresión de pobreza. Nuestras tradiciones nunca fueron diseñadas para sacar a los pobres de su pobreza.

La identidad del mexicano no puede construirse reforzando una imagen de pobreza fundamentada en nuestra terquedad del pasado. Juárez, Porfirio, Madero, Morelos, Zapata, Pancho Villa, Lázaro Cárdenas, es más, ni siquiera Vasconcelos, nos pueden servir de modelos para salir de pobres. Aceptemos el reto de ser personas diferentes en un país diferente dentro de pocos años.

Enrique Canales, El Norte, 19 de octubre 
enriquecss@gmail.com

miércoles, octubre 18, 2006

 

Nomás eso faltaba...

Excelente cartón de Paco Calderón
¿ Así o más "loser"? Por cierto, no ha salido en los medios en éstos 3 días, ¿verdad?
Lamentablemente no creo que entre en razón. Seguirá con su misma versión, la misma cantaleta. ¿Qué no se dan cuenta los del PRD que AMLO ya representa un lastre?

martes, octubre 17, 2006

 

Derrota en Tabasco

"Quienes crean que esto implica la puntilla, una derrota para el movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador, están totalmente equivocados."
 Alejandro Encinas
 
 
Las encuestas -esas encuestas que tanto desprecia Andrés Manuel López Obrador- confirmaron nuevamente su corrección. El priista Andrés Granier ha ganado la elección al gobierno de Tabasco por esos mismos 10 puntos porcentuales que preveían los sondeos.

Según el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) de Tabasco el candidato del PRI ha obtenido el 53 por ciento de los sufragios contra el 43 por ciento del aspirante de la coalición Por el Bien de Todos, César Raúl Ojeda. Falta por contabilizar un 5 por ciento de las casillas y hay otro 4 por ciento con inconsistencias que tampoco se ha considerado todavía. Pero las posibilidades de que estos votos reviertan el triunfo de Granier son virtualmente nulas.

El contraste con lo ocurrido hace poco más de tres meses en las elecciones presidenciales es realmente dramático. El 2 de julio López Obrador obtuvo en Tabasco su segundo mejor resultado electoral en las entidades del país (sólo el Distrito Federal, que le dio 58 por ciento de sus sufragios por la Presidencia a López Obrador, superó el porcentaje de Tabasco). En ese entonces la coalición Por el Bien de Todos ganó el 56 por ciento de los votos que se sufragaron en Tabasco para presidente de la república contra el 38 por ciento del también tabasqueño Roberto Madrazo postulado por la Alianza por México que incluía al PRI.

¿Cómo pudo cambiar un resultado electoral en un estado de manera tan dramática en apenas 100 días? Para López Obrador y los dirigentes del PRD la respuesta es muy sencilla: hubo un fraude monumental en la elección al gobierno estatal de este 15 de octubre. Pero si el PRI tenía realmente la capacidad para ese fraude, ¿por qué no la empleó para ganar la elección del 2 de julio cuando menos en Tabasco?

Quizá el problema fue que el tres veces derrotado Ojeda no fue un buen candidato, como lo empiezan a argumentar algunos perredistas. Pero si bien López Obrador nunca ha estado dispuesto a aceptar que una derrota electoral sea culpa suya, quizá en esta ocasión la responsabilidad sea fundamentalmente suya.

Es verdad que las semanas previas a la elección fueron muy complicadas. Hubo acusaciones mutuas entre perredistas y priistas. Hay un video en que el entonces subsecretario de transporte, José del Carmen Domínguez Náres, les ofrecía a taxistas renovar sus concesiones a cambio de apoyar a Granier. Domínguez Nárez fue destituido de inmediato y el PRI ha sido sancionado con una multa de 43 mil 500 pesos por este hecho. Perredistas y priistas, por otra parte, se han acusado mutuamente de comprar y coaccionar el voto. Hubo también arrestos de perredistas llegados de otros estados que buscaban apoyar a Ojeda. Pero difícilmente se puede atribuir a estos hechos el enorme cambio en el resultado electoral. Y esto lo saben los propios perredistas.

López Obrador ha logrado revivir en muy poco tiempo la imagen del PRD como un partido violento que manda al diablo a las instituciones y utiliza los bloqueos de vías de comunicación como arma de presión política. Esa imagen, que empezó a generar el propio Andrés Manuel con sus bloqueos de pozos petroleros en las protestas por sus derrotas como candidato al gobierno de Tabasco en 1988 y 1994, se había desvanecido en los últimos años como consecuencia del surgimiento de un PRD más comprometido con las instituciones democráticas. López Obrador, sin embargo, se ha encargado personalmente de echar para atrás la imagen del PRD moderado con sus protestas y descalificaciones posteriores al proceso electoral del 2 de julio. El daño producido por las "chachalacas" de la campaña no ha hecho sino profundizarse con la toma del corredor Reforma-centro histórico y con los epítetos de "traidor a la democracia" y "pelele" dirigidos a Vicente Fox y Felipe Calderón de los últimos meses.

Ayer Alejandro Encinas buscó minimizar las consecuencias políticas para López Obrador de la derrota en Tabasco. Pero el mismo esfuerzo del jefe de gobierno es indicativo de la preocupación que hoy existe entre los grupos demócratas -que los hay-del PRD. A pesar del control que Andrés Manuel ha tomado sobre el partido, muchos de sus integrantes consideran que, si se continúa en el camino de la radicalización, el PRD se quedará nuevamente solo con esos seguidores radicales que pueden entusiasmar a los políticos, pero que no son suficientes para ganar elecciones.

La derrota del PRD en Tabasco revela que ni en el terruño de López Obrador es posible construir candidaturas exitosas solamente sobre una base de radicales. Andrés Manuel bien puede despreciar a las instituciones de nuestro país. Pero si el PRD quiere seguir siendo un partido relevante en una sociedad democrática, tendrá que empezar a mostrar un mayor respeto a las instituciones mexicanas.

Sergio Sarmiento, El Norte, 17 de Octubre
 
sarmiento.jaquemate@gmail.com

 

Te lo digo, López

 
Te lo digo a ti, López; entiéndelo tú, PRD: ser porro no es lo mismo que ser político.

Armar camorra no es lo mismo que hacer patria; el avance de un país se logra transformando las instituciones, no destruyéndolas.

El progreso de los pueblos es inaccesible a quienes bloquean, agreden y perjudican a la ciudadanía: el desarrollo se forja a base de la implementación de estrategias sinérgicas que parten de la ESTABILIDAD y la unidad, nunca de la inestabilidad y la polarización.

La demagogia y el populismo son armas de dos filos, lo que dan en el corto plazo retiran con creces en el mediano y largo plazo.

La mentira y la descalificación no forman parte del arsenal de los estadistas: los verdaderos políticos es gente propositiva; nunca destructiva.

Los políticos que progresan, que ganan elecciones, son humildes, nunca prepotentes: suplican y piden, nunca ordenan, exigen, o se sienten por encima de las leyes, las instituciones o los ciudadanos.

El buen servidor público es aquel que entiende que los gobiernos son los que deben temer al pueblo, nunca el pueblo a su Gobierno.

Generar confianza entre el electorado debe ser la primordial labor de todo aspirante a un puesto electoral: el ciudadano desconfía de los políticos que pontifican y amenazan desde el púlpito del poder o que señalan a individuos específicos como blanco de sus venganzas, odios o resentimientos personales.

El político triunfador es aquel que procura CONVENCER y no vencer: es respetuoso siempre de la Ley, consciente de que el poder emana de los gobernados: jamás del puesto que ocupan.

El buen político rara vez confunde la persistencia con la terquedad ni se obsesiona con el poder: respeta y le da su lugar a los demás y procura evitar la confrontación irreductible porque sabe que un buen gobierno se logra a base de la INCLUSIÓN, nunca de la exclusión.

El político triunfador sabe negociar, sabe cuándo y cómo, y qué tanto ceder, ello partiendo de la certeza de que en las democracias nunca nadie obtiene todo lo que quiere, cuando lo quiere, como lo quiere: esto nada más Diosito lo puede.

Y en la política, estimados amigos loperredistas, no hay diositos: simplemente hay humanos que se equivocan, que yerran, que fallan, y que lo único que les queda es RECONOCERLO, pedir perdón y enmendar el camino.

Debe serles ya abundantemente claro tras la clara y amplia derrota que sufrió en Tabasco el Señor López, y el partido al que ha desbaratado con sus esquizofrenias, que se equivocaron de cabo a rabo, amigos perredistas, con las estrategias que emplearon tras la derrota presidencial del 2 de julio.

La elección la perdió López con los errores abundantes y claros que cometió durante la campaña: y Tabasco lo perdieron por no saber aceptar con dignidad y cordura que se equivocaron después del 2 de julio y el considerable capital político con el que llegaron a la elección presidencial lo han perdido.

La competencia política es urgente y necesaria para el buen funcionamiento de la democracia: no era sano para México cuando el PRI predominaba, como hoy no es sano que predomine otro partido.

Se requiere equilibrio en México, se requieren partidos con propuestas prudentes, sensatas y funcionales que favorecen a los desprotegidos: requieren ellos una voz fuerte y vigorosa que hable por aquellos a quienes el progreso ha dejado atrás: y aquí es donde cabe un PRD moderno, prudente.

Mas no confundamos el MESIANISMO con el humanismo: las recetas paternalistas y simplistas nunca han funcionado, lo que funciona probadamente en el mundo entero (sólo que para entenderlo hay que conocer mundo) son las fuerzas del libre mercado y la libre empresa.

La pobreza en México la tenemos no porque nos sobre liberalismo, sino porque NOS FALTA.

Mientras protejamos y fomentemos monopolios y oligopolios, le rindamos pleitesía al paternalismo, al estatismo y al populismo, y no entendamos que sin creación de riqueza como primer ingrediente jamás se podrá derrotar a la pobreza, estaremos patinando en el lodo gastando energía y perdiendo el tiempo en bloqueos tontos, manifestaciones de acarreados pagadas con recursos públicos y discursos obsoletos: ¡nada que se pueda traducir ni en votos ni en pan para el pueblo!

¿A dónde quieren llegar así?, ¿a puros Tabascos?

Fricasé, el abogado del pueblo, El Norte, 17 de octubre 2006 
fricase@elnorte.com

lunes, octubre 16, 2006

 

El Engaño

http://www.eluniversal.com.mx/columnas/61228.html

Se equivocan quienes insisten en que detrás del magisterio y de la APPO sólo está el interés legítimo de los maestros

Entre los estrategas del gobierno federal saliente, el de Vicente Fox, y el que se iniciará el próximo 1 de diciembre, el de Felipe Calderón, se tiene claro que detrás del conflicto de Oaxaca, más que una crisis política y social, no hay más que un engaño mediático cuyo objetivo de fondo es el poder. Por eso se han resistido al uso de la fuerza pública y han intentado negociar. Pero el tiempo para el acuerdo y la negociación parece haber terminado.

Y es que todos saben que más allá de las legítimas demandas que enarbolan los grupos oaxaqueños involucrados en la crisis política y social que vive esa entidad, el verdadero trasfondo del conflicto es político; es una lucha de y por el poder local, que frente a las pasadas elecciones federales escaló los peldaños de los poderes municipal y estatal, hasta alcanzar el nivel federal, en donde se trasplantó en el corazón de la guerra por la sucesión presidencial.

Se equivocan quienes insisten en que detrás del magisterio oaxaqueño y de la naciente APPO sólo está el interés legítimo de los maestros y de las organizaciones populares que reclaman la reivindicación de reclamos históricos. Está claro que son de carme y hueso los maestros y las organizaciones sociales, como son tangibles sus reclamos. Pero en el fondo esos reclamos y la protesta radical del magisterio y de la APPO no son más que el pretexto para justificar una lucha de poder, que inició como un vulgar cobro de facturas políticas -al gobierno de Ulises Ruiz-, y que se transformó en un formidable ariete para presionar, doblegar y, en su momento, pactar con el nuevo gobierno.

Y es que detrás de la APPO, además de los grupos sociales reales, están los liderazgos colonizados por tribus del PRD -especialmente por el grupo que se ha convertido en el poder real al interior de ese partido-, como los "Chuchos". A ese grupo pertenece Flavio Sosa -cabeza visible en la negociación y los acuerdos, y promotor de las siglas de esa organización-, y quien apenas hace seis años levantaba la mano de Vicente Fox, entonces candidato presidencial que promovía el "voto útil". Hoy todo el grupo de Sosa responde a los "Chuchos", pero en años recientes fue aliado del gobernador José Murat, quien también promueve la rebelión, como parte de su "seguro de vida".

A su vez, el líder del magisterio, Enrique Rueda Pacheco, mantiene estrechos vínculos con el ex alcalde de Oaxaca y ex candidato a gobernador, Gabino Cué, a quien precisamente derrotó Ulises Ruiz, en una cuestionada elección. Cué fue subsecretario de Gobernación, y subsecretario de Gobierno, en los tiempos en que Diódoro Carrasco se desempeñó como secretario de Gobernación y gobernador de Oaxaca, respectivamente. Por paradójico que parezca, hoy Diódoro Carrasco es diputado federal por el PAN, en tanto que Gabino Cué es senador por Convergencia. El negocio familiar de Dante Delgado, el Partido Convergencia, también tiene metida la mano en el conflicto, por la vía del magisterio oaxaqueño.

Así pues, hace 143 días, cuando inició el movimiento magisterial en Oaxaca con la demanda legítima de retabulación salarial -cuando aún no se creaba la APPO-, el gobierno de Ulises Ruiz detectó que en el fondo la protesta pretendía crear un conflicto mayor para derribar a su gobierno -pues el magisterio había sido colonizado por los intereses políticos de Gabino Cué y de Convergencia-, y con la torpeza que le caracteriza intentó responder a palos, mediante el uso de la fuerza pública. La coyuntura resultó ideal para la formación de un grupo radical, como la APPO, que sumado al magisterio pretendía el poder político de Oaxaca.

Hay que decir que en ese momento todos los actores políticos de Oaxaca creían que López Obrador sería el ganador de la elección presidencial del 2 de julio. Bajo esa lógica se decidió radicalizar el movimiento magisterial, se creó la APPO y se inició la estrategia de reclamar, como demanda única y no negociable, la cabeza del gobernador Ulises Ruiz. La idea era crear una corriente política y social capaz de hacer posible no sólo la venganza, sino la caída de Ruiz y la suma, al PRD y a Convergencia, del gobierno de Oaxaca. Eso sería posible con el apoyo del hipotético gobierno de AMLO. En esa estrategia el prospecto a gobernar Oaxaca era nada menos que Cué. En el papel era un golpe maestro.

Pero la terca realidad cambió todo el escenario. Nadie imaginaba que AMLO sería derrotado el 2 de julio, y menos que el ganador sería Felipe Calderón. El nuevo escenario, con Calderón como presidente electo, obligó a modificar la estrategia, ya que la nueva composición de fuerzas afianzó la alianza del PAN y el PRI. Frente a esa nueva realidad, que elevó el costo de los objetivos, se decidió la radicalización de las posiciones del magisterio y de la APPO, sin moverse un milímetro en la demanda de la caída de Ruiz.

Al final de cuentas queda claro que al magisterio y a la APPO poco les importa una negociación, que el objetivo es doblegar al nuevo gobierno de Felipe Calderón, al que obligarán a usar la fuerza pública para mantener viva una lucha que es política, de fuerza y por el poder. Lo de menos son las demandas legítimas de los oaxaqueños. Y si no, al tiempo.

Ricardo Alemán, El Universal, 16 de octubre 2006

aleman2@prodigy.net.mx


domingo, octubre 15, 2006

 

La lucha de hoy en el edén; las dos caras de un mismo PRI

http://www.eluniversal.com.mx/columnas/61195.html

Ante la anulación electoral, AMLO sería el nuevo candidato

E n Tabasco ronda una pregunta que inquieta a no pocos de quienes hoy acudirán a las urnas para votar a su próximo gobernante, al Congreso y alcaldes. ¿A quién creerle?, parece la interrogante. Si nos atenemos a las encuestas, el voto mayoritario favorecería al priísta Andrés Granier, sobre el perredista César Raúl Ojeada Zubieta. Eso según los sondeos de opinión.

Pero en Tabasco darle crédito a las encuestas es lo más parecido a un "volado", ya que por tradición el electorado de esa región del trópico húmedo mexicano suele esconder su voto. Más aún, se podría decir que el asunto se complica al extremo de suponer, hoy domingo, que no hay nada para nadie. Claro, si se toma en cuenta que -como se ha visto en la reciente etapa de proselitismo-, asistimos a una virtual guerra civil política. Es decir, estamos frente a una guerra electoral entre hermanos; salidos los dos de la misma casa familiar y partidista, el viejo PRI; educados ambos en la misma escuela, la del fraude y el uso del dinero público con fines político-electorales, y que en los dos casos se trata de líderes y políticos que han dado abundantes muestras de ser fervientes practicantes de la cultura antidemocrática y la trampa.

Eso complica aún más la decisión de los electores tabasqueños, profundos conocedores del dudoso arte de la marrullería electoral y de los conflictos postelectorales. En realidad lo que hoy veremos en Tabasco no es sólo la elección para renovar a los poderes locales, sino un capítulo más de la peligrosa descomposición de una clase política enferma de poder, en donde han desaparecido las ideologías, los valores y principios doctrinarios -si es que alguna vez existieron-, para transitar hacia una despiadada lucha de y por el poder, con las armas heredadas del viejo partido, el PRI, cultura que anida lo mismo en Andrés Granier y Cesar Raúl Ojeda, que detrás del gobernador Manuel Andrade y del ex candidato Andrés Manuel López Obrador.

Falso dilema

Es falso que en Tabasco los electores que hoy acudirán a las urnas dispongan de dos alternativas reales de poder, de gobierno y de partido. Está claro que en las boletas se enfrentan el PRI y el PRD -siglas del viejo partido de Estado y de la nueva formación partidista que reclama la paternidad de la izquierda-, pero en la realidad los respectivos candidatos que se escudan bajo esas siglas no representan más que la fractura de un mismo grupo; a los poderosos intereses políticos y económicos locales y, sobre todo, ejemplifican el trasplante en Tabasco de la furiosa lucha postelectoral del pasado 2 de julio.

Es mentira que en Tabasco el candidato César Raúl Ojeda represente a la izquierda mexicana, siquiera a la izquierda del PRD. En realidad es el abanderado de los intereses personalísimos de su aliado temporal, Andrés Manuel López Obrador, el caudillo que en Tabasco intenta no sólo cobrar venganza de los supuestos agravios de su periplo presidencial del 2 de julio, sino mantener vigente el cordón umbilical de su movimiento político y social con el dinero público. ¿Por qué el "legítimo" se volcó a Tabasco luego de la derrota electoral del 2 de julio?. Porque requiere del oxígeno político de un triunfo, porque dio dos pasos atrás para relanzar su protesta desde su terruño, porque el candidato que impuso contra el perredismo local, César Raúl Ojeda, era el peor candidato, y porque pretende convertir a Tabasco en la "caja chica" para su activismo. Motivos suficientes para hacer todo lo que sea necesario para ganar.

Es una falacia que Andrés Granier sea el fenómeno social, político y mediático que se nos quiere vender. En efecto, es un buen candidato, capaz de hacer química con los electores, pero también es cierto que se trata del candidato del gobernador Manuel Andrade, quien lo construyó con todo el apoyo político, mediático y económico de que es capaz un virrey estatal, al más puro estilo del viejo PRI. Andrade resultó tanto o más habilidoso que su padre político, Roberto Madrazo, a quien en los hechos expulsó del estado para romper con el feudo madracista de por lo menos dos décadas. A su vez, ese PRI tabasqueño de Madrazo había derrotado en dos ocasiones a López Obrador. Hoy Manuel Andrade se ha propuesto derrotar también al ex jefe de Gobierno. Una lucha de poder, pero también de egos robustos.

Es falso que sólo el gobierno de Manuel Andrade haya preparado una elección de estado en Tabasco. Sí, todo indica que con la habilidad que le dio el doble triunfo sobre su otrota compañero de partido, el empresario César Raúl Ojeda, el gobernador Andrade preparó una cuidadosa elección de Estado. Y lo hizo así porque no estaba dispuesto a dejar en manos de Ojeda la administración local -sobre todo ante la hipótesis de que el 2 de julio AMLO se convirtiera en presidente-, lo que habría significado no sólo un auténtico suicidio político, sino la compra de un pasaporte a la cárcel. Pero ahora Andrade parece engallado, con mayor razón -si AMLO ya no fue presidente-, hará todo para impedir que la mano de López Obrador sea la mano que maneje los destinos de Tabasco.

Es mentira que se trate de una contienda entre buenos y malos -en donde supuestamente los buenos son los del PRD y los malos son del PRI-, porque luego del 2 de julio, una vez que AMLO fue derrotado, el "legítimo" centró su estrategia en recuperar "de lo perdido lo que aparezca". A partir de entonces orquestó una grosera modalidad de elección de Estado en Tabasco. En lo que no era más que una de las muchas elecciones estatales, se implantó una "elección federal". ¿Por qué? Porque más que César Raúl Ojeda, el "legítimo" se asumió como el verdadero candidato en Tabasco, volcó todo el peso político y mediático de su liderazgo -portando la ridícula pirata banda presidencial-, y con todo el dinero necesario -salido del Gobierno del Distrito Federal, del PRD, de otros gobiernos estatales, de las cámaras de diputados y senadores, de la Asamblea Legislativa y de las jefaturas delegaciones-, se empeñó en evitar una nueva derrota, no sólo en Tabasco, sino de sus ambiciones de poder.

En las semanas previas a la elección, pero sobre todo hoy, veremos en Tabasco una peculiar lucha político electoral entre las dos caras de un mismo PRI, en donde los estrategas de ambos bandos, Manuel Andrade y Andrés Manuel López Obrador, desplegarán las mejores estratagemas de que son capaces; una colección de las peores prácticas del viejo PRI de la antidemocracia, el acarreo, la compra de votos, el corporativismo, la compra de conciencias y, en el extremo, la demolición de la elección. Hoy los tabasqueños serán testigos de una lucha de poder entre dos titanes, dos líderes capaces de todo por el poder. Una guerra en la que todo se vale, incluso destruir la credibilidad de las instituciones. Al final estaremos frente a un falso dilema; si no gano -dirían los dos-, no gana nadie. En Tabasco se podrá presenciar el nivel alcanzado por una envilecida clase política mexicana, capaz de todo, por el poder. El poder por el poder.

AMLO, candidato a Tabasco

¿A quién creerle?, sigue siendo la pregunta. ¿Será posible creerle al PRI de Manuel Andrade?, cuyo gobierno presenta en los medios a un puñado de perredistas, confesos de ser presuntos agitadores a sueldo, enviados al edén por el PRD para reventar la elección de hoy domingo. ¿Es posible creerle al PRD de Andrés Manuel López Obrador?, que reconoce que los detenidos son de los suyos, pero que argumenta que sus leales fueron torturados para confesar que son enviados a reventar la elección. Alguno de los dos miente, pero los dos son capaces de lo que se acusan de manera mutua. En todo caso podremos concluir que las dos versiones tienen una buena dosis de verdad.

Que el PRD, como lo dijimos aquí hace casi dos meses, no estaría dispuesto a una derrota en Tabasco, y que para impedir ese nuevo revés, estaría dispuesto a todo. Y todo es todo, incluso reventar la elección. Esa hipótesis -salida de la mirada acuciosa del los acontecimientos, más que de un pase adivinatorio-, parece haberse cumplido. Todo el PRD, todos sus recursos políticos, económicos, y de sus aliados en medios, todos sus gobiernos, todos sus representantes populares, se volcaron hacia Tabasco. El edén se convirtió en la prioridad lopezobradorista, como si todos los perredistas quisieran pagar una deuda de lealtad al caudillo. Pero también todos sabían que era poco probable el triunfo. Por eso todos afilaron sus viejas armas, su cultura del pasado, y convirtieron la de Tabasco en una copia grosera de la guerra de spots negativos, de corporativismo, de compra de votos y conciencias. ¿De qué se quejan ahora?

En todo caso, si pierde el candidato Ojeda, no tendrá cara para reclamar fraude, porque habría hecho lo mismo que su amigo de mocedades y de partido, Andrés Granier. Pero tampoco El Químico -como motejan sus paisanos a Granier, porque es de profesión ingeniero químico-, podrá reclamar nada. Acaso inequidad política, porque en efecto, el peso de un candidato presidencial como AMLO, fue lanzado en su contra, un modesto ex alcalde que quiso ser gobernador. Pero ese es el nivel de la guerra en Tabasco. Esa es la cultura política de los tabasqueños. Y el que se lleva, como dicen ellos, se aguanta.

Pero en la actual crisis político electoral que se vive en Tabasco -crisis que anida antes de la elección-, existen otros dardos envenenados, lo que algunos priístas y perredistas locales ya identifican como el verdadero "huevo de la serpiente". ¿A qué se refieren? A una hipótesis nada desdeñable y en el papel muestra una profunda perversión política. Estamos hablando del supuesto de que los operadores del PRD llevados a Tabasco a reventar la elección hagan bien su trabajo -y de leer estas líneas ya estén en lo suyo-, y también en el supuesto que los antídotos del PRI no sean capaces de vacunar la estrategia del PRD, entonces estaríamos frente a la posibilidad real de que las elecciones de hoy domingo sean anuladas.

Vamos a suponer que en medio de un formidable escándalo mediático -que tendría a AMLO por meses en los reflectores mediáticos-, las elecciones para renovar la gubernatura de Tabasco sean anuladas, y que las instancias electorales ordenen un nuevo proceso. En ese supuesto, los partidos políticos en contienda tendrían la posibilidad de cambiar a su candidato. Y en esa lógica es fácil adivinar quién sería el candidato del PRD para el gobierno de Tabasco. En efecto, sería Andrés Manuel López Obrador, no el mal candidato César Raúl Ojeda. ¿Y qué ocurriría frente a esa posibilidad? Que AMLO estaría de nueva cuenta como el hombre de los medios, en su guerra personal no sólo contra el PRI de Tabasco, sino contra el gobierno de Calderón. Tendría, por supuesto, todos los recursos económicos para su candidatura y se mantendría en el candelero.

Esa descabellada hipótesis la reconocen, como ya dijimos, lo mismo perredistas que priístas y hasta panistas. La idea, frente a la muy probable derrota de César Raúl Ojeda, sería reventar la elección, mediante un escándalo mayúsculo, hasta forzar a que debido a las irregularidades las instancias electorales declaren anulada la elección. Lo demás sería lo de menos. Por eso es imposible dejar de lado las acusaciones mutuas que los equipos del PRI y del PRD cruzan antes, durante y cruzarán después de la elección de hoy, en donde todo puede pasar, incluso que se den los escenarios para anular las elecciones. Es el tamaño del juego por el poder, en donde lo que menos interesa son los electores.

El factor Oaxaca

En la misma hipótesis no debe descartarse el factor Oaxaca; crisis de poder que ya alcanzó a la elección de Tabasco y que sumada a la anterior, podría empalmarse a una nada descartable crisis prevista para el 1 de diciembre próximo, fecha en la que deberá tomar posesión como nuevo presidente, Felipe Calderón. Es fácil imaginar una crisis política múltiple -sumadas la de Oaxaca, la de Tabasco, más la que se puede crear si el Tribunal Electoral no le da el triunfo al neoperredista de Chiapas, Juan Sabines-, frente a la toma de posesión de Felipe Calderón. Y si se amalgama todo eso con la beligerancia de Andrés Manuel López Obrador, convertido en jefe real de ese movimiento de protesta, empeñado en reventar el gobierno de Felipe Calderón, estaríamos frente a un escándalo de proporciones mayores.

El conflicto sería mayúsculo, de muy difícil solución, pero en realidad sería un conflicto de cultura política -porque sería la muestra de que un sector social no está dispuesto a transitar por la democracia electoral formal, salvo cuando gana-, más que una verdadera crisis institucional. Y es que en el fondo, en Oaxaca, en Tabasco, en Chiapas y en general en la protesta postelectoral del 2 de julio, lo que hemos visto es la incapacidad de un puñado de políticos de la llamada izquierda, de reconocer las reglas básicas de la democracia. Por lo pronto AMLO ya salió de Tabasco, pero allá dicen que "dejó chillando a la serpiente". Al tiempo.

En el camino

Dicen los que saben que el fugado líder minero Napoleón Gómez Urrutia habría involucrado a uno de sus socios, Alonso Ancira -de Altos Hornos de México-, en negocios nada claros. Y la autoridad ya está detrás de esas pistas.

Ricardo Alemán, El Universal, 15 de octubre 2006

aleman2@prodigy.net.mx


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