viernes, marzo 31, 2006

 

La ruina nos acecha, por Catón

Mi artículo debió ser -con perdón sea dicho- "La chingada nos acecha". Ese voquible sonoroso viene del verbo "chingar", un vulgarismo mexicano que significa hacer daño, causar mal, inferir molestia o agravio. Incierto es el origen de esa palabrota. En la tertulia de la Librería Andrade, institución decimonónica de la Ciudad de México, los parroquianos debatían una tarde acerca de su procedencia. Uno la hacía derivar del náhuatl; otro afirmaba que provenía del latín. En eso acertó a pasar por ahí don Andrés Quintana Roo, bien conocido por su erudición lexicológica. "Diga usted, señor don Andrés -le preguntó uno de los contertulios-. ¿De dónde proviene la palabra 'chingar'?". "¡De la pulquería!" -respondió sin vacilar Quintana Roo. Sea cual sea el oscuro linaje de ese término, yo creo que la chingada -es decir la ruina- acecha en espera de que Andrés Manuel López Obrador gane la elección presidencial. Promesas desorbitadas, de imposible cumplimiento, ha hecho y sigue haciendo ese demagógico señor.

Dará una pensión a todos los adultos mayores del País, por el solo hecho de serlo, y a todas las madres solteras que hay en la nación. Construirá dos trenes bala que partirán de la capital de la República y llegarán el uno a Nuevo Laredo y el otro a Mexicali. Fundará 30 universidades y dos centenares de preparatorias. Hará no sé cuántas refinerías de petróleo a lo largo y ancho del territorio nacional. Tenderá carreteras que irán de todas partes a todos lados. Destinará billones y billones de pesos a los pobres. Y más cosas ofrece cuyo pago requeriría el presupuesto de todos los países del planeta y de algunos que a él no pertenecen. (Ya tiene, claro, la forma de conseguir ese dinero: les quitará su pensión a los ex presidentes).

En virtud de que AMLO no podrá cumplir esas promesas, que son a todas luces de imposible realización, tendrá que hacer algo para calmar a su clientela, y eso nos llevará a excesos como aquellos en que incurrió Echeverría en su sexenio para legitimarse como Presidente. Lo dicho: la chingada nos acecha. Tal es la mala noticia. La buena es que advierto en todas partes a donde voy una preocupación que hasta hace poco no observaba, especialmente entre los jóvenes y las mujeres, por el modo de ser de López Obrador y su evidente falta de preparación para ocupar el cargo que ambiciona. Si en los meses que faltan para la elección esa inquietud -vale decir esa conciencia- llega a sectores más vastos de la población podrá disiparse el riesgo que ciertamente representa López Obrador para la estabilidad de este país cuya economía, democracia, leyes e instituciones están prendidas con alfileres...

miércoles, marzo 29, 2006

 

Analisis de las propuestas de AMLO, por Salvador Kalifa


Salvador Kalifa, El Norte
Los 50 compromisos (I)
(Primera parte)
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es un político muy hábil que ha sabido posicionarse como paladín de los pobres. No es el propósito de esta nota cuestionar si es sincera su preocupación por los marginados y desposeídos. Uno puede concederle el beneficio de la duda, aun cuando sean éstos la plataforma sobre la que finca sus ambiciones políticas. Lo importante en el contexto actual es determinar si su programa de políticas públicas es el camino para lograr los objetivos que plantea.

En principio, es fácil coincidir con muchas de las preocupaciones que aparecen en los 50 compromisos de AMLO. ¿Quién no desea que prosperen los pueblos indígenas?; ¿quién puede oponerse a mejorar la situación económica de los ancianos o los discapacitados pobres?; ¿quién no está a favor de extender y mejorar los niveles educativos y de salud para todos los mexicanos, en especial aquellos que se encuentran en niveles extremos de marginación y pobreza?

Por otra parte, no hay duda de que todos aspiramos a un México más culto, seguro y sin corrupción, con un Gobierno austero y eficiente, que facilite la acción de los particulares y donde los costos de los insumos sean "justos y competitivos" para lograr un crecimiento alto y sostenido. En fin, todos deseamos y buscamos el Paraíso en la tierra, promesa que hacen todos los políticos, pero que AMLO dice que sólo él puede hacerlo realidad.

El problema con las promesas de AMLO no está, por tanto, en la exposición de sus preocupaciones centrales, la mayoría de las cuales apelan a los más nobles sentimientos humanos, sino en el diagnóstico de sus causas y, por ende, en las políticas públicas con las que pretende cumplir sus compromisos (numerados en paréntesis).

¿Qué podemos esperar, entonces, de las políticas públicas que plantea AMLO en sus compromisos? Lamentablemente, pocas cosas buenas. Por un lado, no dudo que tendrán éxito político sus programas asistenciales, destacando la pensión a los adultos mayores y los apoyos a los discapacitados (2 y 3), aun cuando desperdicien recursos por tener una aplicación universal, en vez de centrarse en las personas verdaderamente necesitadas. Estos dos renglones requerirán de más de 35 mil millones de pesos en el primer año de aplicación. También será popular la entrega gratuita de útiles escolares, por un monto superior a los mil 200 millones de pesos anuales (10).

La mano generosa del Gobierno estará muy activa en la administración de AMLO. Sus compromisos de gasto social ofrecen atención médica, instalaciones, equipos y medicamentos gratuitos para todos (4 y 8); educación pública gratuita y la construcción de planteles escolares a todos los niveles, incluyendo 200 preparatorias y 30 universidades (9 y 11); y el apoyo al arte y la cultura, donde se propone una Ley de la Cultura con una partida presupuestal fija e inamovible (13, 14, 15 y 16).

Todos los antecesores de AMLO también han propuesto abatir la pobreza así como ampliar los servicios de educación y salud, y lo que quizá sea más importante, mejorar su calidad, pero se han topado no sólo con limitantes severas de recursos, sino también con obstáculos burocráticos, sindicales, de corrupción y de deficiencia de los esquemas públicos de proveeduría de estos servicios, que les impiden cumplir sus promesas. No hay razón para pensar que esos mismos obstáculos no estarán presentes en un posible Gobierno de AMLO.

La mejora en la calidad de los servicios educativos y de salud, por ejemplo, es uno de los retos más importantes. La experiencia nacional e internacional nos muestra que lograrlo es una tarea muy difícil, en particular si la proveeduría de esos servicios queda en manos públicas, como es claramente el compromiso inamovible de AMLO. No hay país alguno donde las instituciones públicas, aun con exhortos bien intencionados pero ingenuos de un "compromiso nacional por la calidad de la educación pública", superen la calidad de los servicios que en el mismo campo provee el sector privado.

Por otro lado, es posible que haya un impulso de corto plazo a la actividad económica proveniente de una fuerte dosis de gasto que estimulará la demanda, aun cuando mucho de él se haga de manera improductiva. Ese gasto consiste de la siembra de árboles maderables en un millón de hectáreas (20), así como diversos proyectos de infraestructura. Destacan, entre éstos, la inversión en el sector energético (22); el programa de construcción de vivienda (27); el corredor que conectará los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz, con inversiones en instalaciones portuarias, carreteras y ferrocarriles (28); el tren bala para comunicar al centro con el norte del País (29); y la construcción del nuevo aeropuerto internacional en Tizayuca, Hidalgo (30).

La derrama económica de esos proyectos beneficiará en particular a las empresas vinculadas con esos sectores de actividad, pero el gusto será pasajero. El aumento en el ritmo de crecimiento de la economía por una expansión del gasto público, que bien puede superar el 4 por ciento anual, no es sostenible más allá de un par de años, a lo sumo, porque nuestro problema económico no es uno que se corrige con medidas coyunturales que estimulan la demanda agregada. Y menos cuando ese estímulo se logra con proyectos majestuosos que desperdician recursos, como el tren bala, cuyo costo de pasaje se estima superior al de un boleto de avión.

El problema de nuestro País es que su crecimiento potencial se ubica alrededor del 3 por ciento, por lo que al no aplicar AMLO reformas estructurales, su mayor gasto público se traducirá muy pronto en un alza de las presiones inflacionarias y un aumento de las tasas de interés, lo que a la postre desalentará la inversión privada y minará el crecimiento de la economía. Continúo la semana próxima.


Salvador Kalifa es doctor en economía y consultor económico y financiero.

Su e-mail es salvadorkalifa@prodigy.net.mx


 

El costo de la intolerancia

Por Jorge Fernández Menéndez, Excelsior

Aquella explosión de López Obrador, aquel "Cállese, presidente, cállese, chachalaca", le costó al candidato presidencial por lo menos dos puntos en las encuestas, según el más reciente estudio de Mitovsky. La diferencia entre los aspirantes se mantiene entre los cinco y siete puntos. Reflejado en votos, siguen siendo entre un millón y medio y dos millones de electores; cuando faltan cien días para las elecciones es muy poco.

Las elecciones cerradas y sin demasiadas propuestas, como las que estamos viviendo, se deciden, sobre todo, por los errores. Los pleitos entre Madrazo y Elba Esther, los casos Montiel y Marín, los conflictos con las listas, le han costado al PRI; las indefiniciones y el protagonismo de ciertos dirigentes panistas le cuestan a Calderón.

Andrés Manuel López Obrador parecía gozar del efecto teflón: nada se le pegaba. Hasta que cometió su propio error: exhibió el peor rasgo de su carácter, la intolerancia y, además, lo que él siempre negó: la relación con Hugo Chávez. La mostró el propio presidente de Venezuela, involucrándose torpemente en el proceso electoral mexicano, apoyando a López Obrador. El hecho es que, hasta ahora, esa combinación de intolerancia, sumada a la relación con Chávez, han constituido un freno, aunque sea momentáneo (todos sabemos que a un escándalo lo mata el siguiente), a la carrera en solitario que llevaba López Obrador.

Se podrá argumentar que ello es consecuencia de la publicidad negativa. En parte es verdad, pero también lo es que no existe peor rasgo político en AMLO que la intolerancia: el candidato no acepta críticas o, como ha dicho Jesús Silva Herzog Márquez, se limita a decir que respeta a sus críticos y ello, traducido a su lenguaje, implica algo más que una virtual ruptura. Así ha ocurrido con sus compañeros de partido, como Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Robles, ambos recibieron su respeto y al mismo tiempo su desplazamiento y persecución; así sucede con las instituciones, desde la Suprema Corte hasta el Congreso, pasando por la Presidencia y el Banco de México.

Así sucede con las leyes: el respeto concluye cuando considera que éstas no le convienen o no son justas y entonces ya no deben ser respetadas. Ocurre con la obra pública: se deben denunciar los presuntos malos manejos de sus adversarios, pero en su caso se puede otorgar ésta por adjudicación directa, sin licitaciones públicas, porque "es más práctico". Y que nadie pida cuentas, porque no se entregan.

El más reciente caso de respeto y persecución se da con el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del DF, Emilio Álvarez Icaza. El pecado de Emilio, uno de los hombres con una de las trayectorias políticas más límpidas del país, comprometido personal y familiarmente con las causas progresistas desde siempre, desde aquellos tiempos en que la mayoría de los miembros del equipo de AMLO y éste mismo eran fervientes priístas, fue haber emitido una recomendación contra el gobierno del DF por la persecución de la empresa Eumex, queja que fue rechazada por el GDF en los peores términos y desde entonces, desde los distintos ámbitos del gobierno y de los medios afines a éste, los ataques contra Emilio (considerado ya parte del complot) han sido constantes.

La pregunta es por qué y la respuesta es sencilla: siendo jefe de Gobierno, López Obrador no sólo persiguió sin razón alguna a Eumex, sino que además terminó firmando de su puño y letra un decreto que establece su compromiso para que esa empresa española "no siguiera creciendo", como si eso pudiera ser atribución de gobierno alguno. Lo notable es cómo, al igual que Chávez, muchos que fueron sus aliados iniciales, como Teodoro Petkoff, líder de la izquierda venezolana, terminan siendo perseguidos simplemente porque no aceptan sumisión total a las órdenes o caprichos del caudillo. Ayer le tocó a Cárdenas, hoy a Álvarez Icaza. Chávez recurre a ex militares golpistas, AMLO a ex priístas: son más disciplinados.


viernes, marzo 24, 2006

 

Modelo nuevo con ropaje viejo

Salvador Kalifa, El Norte

Los 50 compromisos de campaña de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), sus documentos de apoyo (DA), la Plataforma Electoral 2006 de la "Coalición por el Bien de Todos" (PE), y sus declaraciones y acciones desde el año 2000 sirven de base para evaluar su "Proyecto Alternativo de Nación" y, en particular, su supuesto "nuevo modelo" económico.

Considero que como AMLO encabeza las preferencias electorales y se perfila como vencedor en los comicios del 2 de julio, es importante que mis lectores tengan una semblanza, tan amplia como este espacio lo permite, de sus políticas públicas al llegar a la Presidencia. Para ello, dedicaré varias semanas a comentarlas, comenzando hoy con una visión general y abordando en mis próximas columnas varios de sus compromisos electorales que me parecen más relevantes por sus repercusiones en el terreno económico.

Es importante señalar desde el principio que el "modelo" de AMLO no tiene nada de novedoso, como lo pudimos apreciar la semana pasada en mi columna "Las profecías de Bastiat". Su modelo es una mezcla de las políticas keynesianas más elementales, los programas sociales de Gobiernos anteriores, o de las acciones y medidas asistenciales e intervencionistas que aplicaron con resultados económicos muy decepcionantes las naciones socialistas y las latinoamericanas en el siglo pasado, así como las que instrumentaron para nuestro infortunio Luis Echeverría Álvarez (LEA) y José López Portillo (JLP).

Uno pensaría que esas lecciones de la historia fueran suficientes para desalentar a nuestros políticos de repetir los mismos errores, pero ese no es el caso de AMLO, quien al ignorar la historia está condenado a repetirla. Varios ejemplos muestran las similitudes de sus propuestas con las acciones de los Gobiernos de LEA y JLP. Por un lado, sus programas de infraestructura majestuosos como el corredor que comunicaría a los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos para impulsar la demanda y el empleo, tienen su contraparte histórica en los proyectos públicos de LEA, que incluyeron el Complejo Lázaro Cárdenas, Las Truchas.

Sus planteamientos sobre la "soberanía alimentaria" y la política industrial tienen muchas similitudes con el "Sistema Alimentario Mexicano" y el "Plan Nacional de Desarrollo Industrial" de JLP. Ni siquiera su preocupación por los pobres es original, como tampoco es el usar al sector energético como palanca del crecimiento. JLP en su discurso de toma de posesión el 1 de diciembre de 1976 pidió perdón a los "desposeídos", ofreciendo sacarlos de su miseria con políticas públicas que "administrarían la abundancia" que en esa época aparentemente nos proporcionaba el petróleo, algo muy parecido a la oferta de AMLO de usar al sector energético como palanca del desarrollo en los albores del Siglo 21.

Sus ideas para impulsar el campo mexicano son un regreso a políticas públicas que fueron ineficientes y tuvieron efectos negativos sobre la productividad y la asignación de recursos, como es el caso de los precios de garantía, los créditos subsidiados, los subsidios fiscales, etcétera... Por otra parte, en su PE nos dice que el estancamiento, la pobreza y la desigualdad se deben al tránsito "de una política económica de desarrollo (la que imperó antes de 1982) a otra en busca de la estabilidad de precios y del tipo de cambio ignorando sus efectos sobre el empleo y el bienestar social".

Por ello, sus políticas para un "crecimiento con desarrollo sustentable y equidad social" son una mezcla de las políticas de los Gobiernos de LEA y JLP, las acciones "nacionalistas" e "intervencionistas" que caracterizaron a los Gobiernos de Lázaro Cárdenas y sus sucesores, y una ampliación de las acciones en vivienda, salud y educación de los Gobiernos más recientes. El "modelo nuevo" es, por tanto, un híbrido de políticas viejas.

No dudo que algunas de esas políticas, si las instrumenta bien y se quedan en el terreno de lo posible, más que en el de los sueños inalcanzables, tengan resultados favorables, en especial en los campos de educación y salud. Pero si intenta hacer todo lo que promete, acabará desperdiciando recursos e interfiriendo en la actividad económica, por lo que sus políticas sólo tendrán resultados favorables efímeros, para luego generar más trastornos que beneficios para la economía y el bienestar de las personas.

Las políticas públicas de AMLO, además de ser una evocación nostálgica de un pasado desastroso, reflejan una confusión elemental. No distinguen entre el ciclo económico, que es un asunto de coyuntura, y el crecimiento potencial de una economía, que determina su expansión sostenible de largo plazo.

Sus propuestas de política económica que aparecen en sus compromisos, DA y PE están orientadas, en su gran mayoría, al estímulo de corto plazo de la demanda agregada con fuertes dosis de gasto público, que incluye medidas asistenciales, como las transferencias a los adultos mayores y los discapacitados; políticas keynesianas primitivas, como la siembra de un millón de hectáreas maderables; y proyectos grandiosos pero inútiles y económicamente inviables, como el tren bala, cuyo pasaje costaría más que un boleto de avión.

En contraste, brillan por su ausencia en los planteamientos de AMLO reformas estructurales como la laboral y la energética, que elevarían el potencial de crecimiento de nuestra economía. Es por ello que no debe sorprendernos que sus acciones se traduzcan en un incremento temporal del crecimiento económico que, al no ser sostenible, acabe por desembocar en presiones inflacionarias, alza de tasas de interés, depreciación del tipo de cambio, desaliento de la inversión y freno a la actividad económica.


Salvador Kalifa es doctor en economía y consultor económico y financiero. Su e-mail es salvadorkalifa@prodigy.net.mx


martes, marzo 21, 2006

 

Juarez, el liberal ...

El liberal

Sergio Sarmiento, El Norte

Me da gusto que el candidato puntero en la carrera presidencial, Andrés Manuel López Obrador, sea un devoto de la figura del liberal Benito Juárez. Es particularmente importante si consideramos que una de las primeras acciones de Vicente Fox como Presidente fue quitar un retrato de Juárez que se encontraba en Los Pinos para reemplazarlo por uno de Francisco I. Madero.


No tengo ninguna crítica a Madero, pero me parece que López Obrador, como muchos otros políticos, festeja a Juárez sin darse cuenta de las ideas que éste defendía. Ha olvidado que Juárez fue un liberal, un defensor de las libertades individuales frente al Estado, y muchas de las medidas de restricción a las libertades, especialmente en el campo económico, que propone Andrés Manuel habrían sido rechazadas por el gran liberal mexicano.


En el siglo 19, quienes defendían la idea de un Estado interventor y proteccionista en lo económico, como hoy plantea López Obrador, eran los conservadores. Eran ellos también quienes, como el perredista, se oponían al libre comercio, que consideraban peligroso; el gobierno, decían, debía limitarlo para promover los intereses de los productores mexicanos. No se sentían a gusto, por otra parte, con la inversión privada, la cual consideraban debía ser tutelada por el Estado y encauzada a actividades "socialmente útiles".


Los conservadores consideraban que los indígenas debían tener la opción de vivir bajo sus usos y costumbres en comunidades separadas de la sociedad mestiza o criolla. Rechazaban a Estados Unidos, una nación que consideraban expansionista y que por su cultura protestante había de constituirse en el enemigo histórico de un país católico como el nuestro. Los conservadores, de hecho, buscaban en Europa un contrapeso a Estados Unidos.


No puede decirse, por supuesto, que los puntos de vista de López Obrador concuerden exactamente con los de los conservadores del siglo 19. Pero no me queda duda de que hay una mayor identificación de las posiciones del perredista con las de los conservadores, especialmente en el campo económico, que con las de Juárez y los liberales. Como los conservadores, López Obrador desconfía del libre comercio y considera que el Estado tiene la función de tutelar la inversión privada para que ésta sea de beneficio social. En el tema indígena, también considera que el Estado debe proteger a las comunidades para que éstas vivan en un sistema especial regido por sus usos y costumbres. Como muchos otros perredistas, por otra parte, López Obrador ve con desconfianza a Estados Unidos, al que considera como nuestro enemigo histórico, y percibe a los países de Europa como un contrapeso natural.


Las posiciones de Juárez y los liberales eran exactamente opuestas. Juárez era un promotor entusiasta del libre comercio nacional e internacional. Estaba convencido de que el Estado debía dedicarse a la administración pública y dejar a los individuos y a las empresas la libertad de llevar a cabo sus actividades económicas. Rechazaba el trato especial a las comunidades indígenas y sostenía que todos los mexicanos debían ser regidos por las mismas leyes; rechazaba así los usos y costumbres de las comunidades indígenas. Para Juárez era tan importante tener un mercado en el País que dispuso la desamortización de los bienes de manos muertas, esto es, las propiedades de la Iglesia y de las comunidades indígenas, con el fin de que pudieran ser compradas y vendidas en un régimen de propiedad privada.

En materia internacional, Juárez desconfiaba de los europeos, que a su juicio apoyaban las causas conservadoras, y en cambio buscó un acercamiento con Estados Unidos, país en el que se refugió y vivió durante un tiempo. La admiración de Juárez por la Unión Americana se ve reflejada no sólo en sus deseos de importar a México muchas características del sistema político estadounidense sino también en su decisión de ofrecer, en el Tratado MacLane-Ocampo, un paso en Tehuantepec para un canal estadounidense a cambio del apoyo de Washington al gobierno liberal en contra de los conservadores.

Otro tema en el que López Obrador habría tenido diferencias con Juárez es la remuneración de los funcionarios. Es verdad que el político oaxaqueño era muy estricto en cuestiones de corrupción, pero como Presidente se otorgó un salario muy importante para su época.

Yo no soy de los que considera a Juárez como un héroe al que deba rendirse culto. Todas las biografías muestran sus luces y sombras. Pero me identifico mucho más con sus posiciones liberales que con las de los conservadores decimonónicos. En cambio me parece que López Obrador, pese a sus declaraciones de devoción juarista, se opone a la mayoría de las posiciones que el liberal defendió durante su vida.


sergiosarmiento@todito.com


lunes, marzo 20, 2006

 

Respeto.... Para leer y distribuir

Jesús Silva-Herzog Márquez, El Norte

Respeto

Cállese, señor Presidente. Con todo respeto. La frase contiene el presente y
el futuro. La personalidad entera en una frase. Contiene este instante y lo
que viene. López Obrador en una nuez. El gruñido revela el olfato del
candidato puntero: su pleito ya no es con sus adversarios formales sino con
su antecesor. Al elegir al Presidente Fox como el blanco de sus invectivas,
desaira a los candidatos de Acción Nacional y del PRI. A ellos no les dirige
ni la mirada. No pierde el tiempo comentando sus propuestas o respondiendo a
sus críticas. La combustión polémica no puede producirse en su
enfrentamiento con los adversarios; se produce sólo al hacer fricción contra
el Presidente. Tal parece que la contienda electoral se ha quedado sin la
emoción de la incertidumbre. Andrés Manuel López Obrador pasea anticipando
su triunfo. Con la soberbia del iluminado escoge su pleito hacia el pasado,
para seguir despreciando a quienes tiene a un lado o, más bien, debajo.

Igualmente reveladores son la simulada cortesía del apelativo y la farsa del
respeto. Es la intolerancia de quien pretende imponer silencio disfrazándola
de buenas maneras. Púdrase, su excelencia, con todo respeto. Ilustrísimos,
váyanse amablemente al infierno. El candidato perredista grita para callar a
quien está en desacuerdo con él. Ésa es su idea del debate público. Si no me
aplaudes, cállate la boca. Revelación clara de sus impulsos, fotografía de
su talante, adelanto de sus reflejos más elementales. A obedecer o a callar.
Ésa es la divisa de Andrés Manuel López Obrador. No se trata de un arrebato.
Quien se ve a sí mismo como un indestructible, el iluminado farol de nuestra
esperanza ha reaccionado siempre de la misma manera cuando ha confrontado la
crítica: con el desdén de su silencio o con la intimidación de la mordaza.

Nada me parecería más intimidante que recibir de López Obrador las
consideraciones de su "respeto". Curiosa manera de emplear la palabra. ¿A
quién ha entregado ese regalo del respeto? A todos quienes han osado
cuestionarlo. No han sido únicamente los emisarios del innombrable o los
enviados de la ultraderecha. El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, por ejemplo.
Cuando se atrevió a mostrar los vacíos de su "proyecto alternativo de
nación" recibió de parte del inspirado ese mensaje: "respeto al ingeniero".
Acto seguido ignoró todas las críticas. En lugar de atender los
cuestionamientos para reconsiderar su proyecto o para justificar sus ideas,
simplemente dijo: yo lo respeto. Y con ello envolvió a Cárdenas en el
desprecio más absoluto. Idéntica reacción con el subcomandante Marcos.
Frente a las denuncias del guerrillero, López Obrador respondió con la
acostumbrada fórmula de su desdén: respeto al movimiento zapatista -es
decir, me importa un bledo lo que digan-. En el lenguaje lopezobradorista,
la palabra respeto significa desprecio de los amigos o insulto a los
adversarios. Cuidémonos de su respeto.

López Obrador respeta la libertad de expresión. Pero en su cerebro existe
una prensa digna -es decir, la que es servil a su causa- y prensa vendida
-la que tiene la indecencia antipatriótica de cuestionarlo-. ¿Qué sucedió
cuando un periódico mostró una encuesta incómoda? El muy respetuoso se lanzó
contra el diario de la ultraderecha que había "truqueado" los resultados
para golpearlo. En su horizonte no hay hombre honesto que pueda dudar de él.
Quienes desconfían del profeta son agentes del diablo.

También conocemos que López Obrador respeta la independencia de los poderes.
Pero, ¿qué pasa si una mayoría parlamentaria decide contradecir la
iniciativa del político?, ¿cómo reacciona este hombre si un juez se atreve a
dictar una resolución "injusta", según este devoto de su propia causa?
Atropella al Congreso y desatiende la decisión de los jueces. Eso sí, muy
respetuosamente. No se puede aceptar la división de poderes, dijo alguna
vez, si eso va en contra de las propias convicciones.

López Obrador respeta las organizaciones de la sociedad civil. Pero, ¿cómo
actúa frentre a un grupo de ciudadanos que se organiza con independencia de
sus clientelas? ¿Qué pasa si esa organización no llega a ser cooptada por
sus tentáculos neopriistas? Con todo respeto, se lanza a denunciar el
movimiento como una conspiración de los vampiros de la burguesía y los
verdaderos delincuentes. Sólo las multitudes que lo vitorean merecen su
saludo.

El candidato perredista asegura respetar la autonomía del Banco de México.
Respeto al banco central, le dice a sus auditorios, si es que conviene. Pero
el gobernador de esa institución recibe a cada oportunidad una andanada de
agresiones que no tienen más propósito que debilitar la autonomía del banco
o de precipitar la dimisión de su titular. Respeto al banco, pero me empeño
en decapitarlo. Con idéntico respeto ha tratado don Andrés al resto de las
instituciones autónomas. Intimidándolas, agrediéndolas sistemáticamente,
acorralándolas. Situándolas siempre en el lado contrario de la justicia y la
verdad que él, sólo él, encarna.

El obsesivo uso de la palabra respeto pretende tapar la intolerancia
vertebral de este hombre. Lejos de ocultar su fanatismo, la palabra subraya
aquello de que carece López Obrador: consideración por quien piensa distinto
a él. Si hoy calla al Presidente, ¿a quién silenciará cuando ejerza el
poder? Si hoy desprecia a quienes lo critican dentro de su partido, ¿a quién
humillará cuando disponga de los instrumentos de la Presidencia? Un mafioso
se justifica ante su blanco antes de descargar su pistola: "No es nada
personal". López Obrador, el antiliberal más poderoso de las últimas
décadas, hace lo mismo frente a las núcleos de autonomía: los hostiga
respetuosamente.

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Saludos

Dany Osiel Portales Castro
Monterrey, NL, México
unete@anula-tu-voto.org.mx

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http://www.anula-tu-voto.org.mx

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"Es mas fácil desintegrar un átomo que un prejuicio" (Albert Einstein)
"La vida es muy peligrosa. No para las personas que se hacen el mal, sino
por las que se sientan a ver lo que pasa". (Albert Einstein)
"La inteligencia de un ser humano se mide exactamente por la cantidad de
felicidad que este pueda crear para el y para los demás" (Germán Dehesa)
"El castigo que los hombres buenos tienen que pagar por no estar interesados
en la politica es ser gobernados por hombres peores que ellos mismos"
(Platón)


 

Prepotencia de AMLO, opinion de Caton...

"¡Cállese!". Si eso le dice López Obrador al Presidente ahora que es simple candidato, habrá que pensar qué nos dirá a nosotros, simples ciudadanos, si llega a Presidente. Con prepotencia actúa el perredista fiado en la ventaja que las encuestas le conceden. Si, en efecto, llega a la Presidencia, esa soberbia se multiplicará y no reconocerá freno ni límite. Ya actúa AMLO como un Júpiter Tonante: decreta ucases a la manera de los zares; imparte órdenes; fulmina amenazas, regaña a diestra y a siniestra. Su traza y su talante son los de un reyezuelo que siente ya en sus manos el poder y comienza a ejercitarlo aun antes de tenerlo. El poco saber de su clientela electoral le permite eso: cuando sus partidarios oyen decir que López Obrador es populista, piensan que ser tal cosa es gran virtud, y que la palabra es un elogio, como aquel que se oyó llamar "hipopótamo" y no reclamó sino hasta el día que vio un hipopótamo en el zoo. Hemos tildado a Fox de débil. Si López Obrador llega al poder -lo hará si los electores no analizan bien su personalidad antes de votar por él- estaremos en trance de extrañar las limitaciones y contención del Presidente actual, pues las compararemos con la tendencia a abusar del poder que ya mostró AMLO como gobernante del DF y que muy posiblemente multiplicaría como Presidente de México...
 
Armando Fuentes Aguirre, Caton, El Norte, lunes 20 de marzo 2006
 
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Si ahora que es candidato ya calla al presidente actual, que no hara cuando el sea la persona con mas poder en este pais???? 
 
Si me equivoco, no habra mayores consecuencias, pero si yo tengo razon respecto a AMLO, que haras tu, que hoy piensas votar por el o que piensas no ir a votar?? Yo al menos podre decir: "te lo dije"
 

Dany Osiel Portales Castro
Monterrey, NL, México
unete@anula-tu-voto.org.mx

 

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"La vida es muy peligrosa. No para las personas que se hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa". (Albert Einstein)

"La inteligencia de un ser humano se mide exactamente por la cantidad de felicidad que este pueda crear para el y para los demás" (Germán Dehesa)

"El castigo que los hombres buenos tienen que pagar por no estar interesados en la politica es ser gobernados por hombres peores que ellos mismos" (Platón)

 

domingo, marzo 19, 2006

 

Si como no

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Este cartón de Paco Calderón, publicado hoy domingo 19 de marzo en El Norte, vale más que mil editoriales.

http://www.angelfire.com/extreme/DanyPortales/TUCAMLO/calderon-19-03-2006.jpg

saludos

 

Diez mandamientos

Por Jaime Sánchez Susarrey, El Norte

El título completo de este artículo es "Diez mandamientos, tres misterios y un corolario". Comencemos, pues, por los mandamientos que rigen la acción política de López Obrador.

1. Buscarás el poder por encima de todas las cosas. Ése es el fin supremo de la política. Sin poder no se puede hacer nada. El poder lo es todo. Lo demás son fantasías. La política no es brega de eternidades, ni una fórmula de cultura y educación. La política se ordena por y para el poder. Sólo desde el poder se puede transformar la realidad. Sólo desde el poder se puede servir al pueblo.

2. No tendrás ni esperarás lealtad alguna. El hombre es el lobo del hombre. No hay que confiar en nada ni nadie que no sean las masas organizadas. La lealtad es un valor pequeñoburgués. En la lucha por el poder todo se vale. Sólo hay amigos y enemigos. Pero esa categoría es política, no humana. La política es fría. No admite sentimentalismos. Quien quiera jugar al amor y a la paz que se dedique a otra cosa. La política linda con la guerra y en ocasiones se transforma en ella.

3. Jamás tocarás el presupuesto en tu propio beneficio. El dinero corrompe y la búsqueda del dinero corrompe absolutamente. La fuerza de un político rico es superior a la de un político pobre que, como repetía Hank González, termina por transformarse en un pobre político. Pero frente a ellos, la honestidad y la perseverancia son virtudes teologales. Desde ahí se puede predicar con el ejemplo y atacar a todos aquellos que han flaqueado. El dinero, en ese sentido, es del diablo y hay que conjurarlo.

4. Las alianzas son indispensables. Sin ellas no hay fuerza ni capacidad de impulsar un proyecto. En ese mundo todo se vale. No importa el talante ni la perversidad del aliado potencial. Si sirve a la causa hay que sumarlo. Toda alianza tiene un costo y un beneficio. El costo supone cerrar los ojos y tolerar lo que en otras condiciones sería inadmisible. La clave no está, en consecuencia, en condenar y tratar de enmendar a los aliados (llámense Padierna o Bejarano), sino en ponerlos al servicio de una causa justa y noble.

5. El dinero ciertamente no es un fin, pero es un medio indispensable. Sin dinero nada puede hacerse. Sin embargo, y por lo mismo, no hay que involucrarse jamás en las actividades que generan esos recursos. Eso es parte de la división del trabajo. La labor del líder no es vigilar a quienes trabajan en los sótanos de la política; no, su labor consiste en utilizar esos servicios para financiar las actividades y las campañas. Ojos que no ven, corazón que no siente. Es mejor no saber nada en concreto, aunque todo se intuya y se tolere (Ponce).

6. La mentira y la simulación no son un defecto, son parte natural y fundamental de la práctica política. Jamás digas la verdad si eso te compromete o te debilita. Miente tanto como sea necesario y jamás reconozcas que mentiste. Vaya, niega incluso que en algún momento hayas pensado en mentir. O para decirlo de otra manera, la mentira y la simulación son pecados veniales que se perdonan con un padre nuestro y un avemaría.

7. Hay que respetar los principios y los objetivos, pero no hasta el punto de poner en cuestión al proyecto. Se debe encontrar un equilibrio entre los objetivos y las condiciones reales. La máxima de que el fin justifica los medios sigue teniendo vigencia. La política es una actividad de hombres concretos, no de ángeles. Por eso hay que adaptarla siempre. De ahí la frase de Benito Juárez: a los amigos justicia y gracia, a los enemigos justicia a secas.

8. La justicia y la ley no son la misma cosa. Hay un sinnúmero de leyes legales, valga la redundancia, que no son justas. No hay que confundir jamás estos ámbitos. Siempre que haya un choque entre lo que es justo y lo que es legal hay que optar por lo primero. Por eso se puede hablar de leyes humanas del pueblo. La resistencia frente a un orden legal injusto puede y debe ser múltiple. Lo fundamental está en que prevalezca la justicia. No importa que para ello se violente o se debilite el orden legal. La formalidad burguesa protege siempre a los más ricos y poderosos.

9. La economía debe estar siempre al servicio de la política. Lo otro es neoliberalismo puro. Los equilibrios macroeconómicos son deseables, pero no al grado de sacrificar a los trabajadores y a las familias. No importa, en ese sentido, cuál sea el costo que se tenga que pagar. Ése y no otro es el punto de partida de una economía humanista. Y eso es lo que la gente quiere. De nada sirve espantarla con el petate de la inflación y la devaluación.

10. Nunca se debe ceder. En la negociación hay que subir siempre la apuesta. El más osado es el que siempre gana. Hay que eliminar los titubeos. Y lo mismo se aplica a la división de poderes. Se trata de un formalismo burgués. El poder que encarna la voluntad del pueblo es el Ejecutivo. De ahí su preeminencia. Sin un protagonismo presidencial no hay acción ni posibilidad de justicia; amén de que el Presidente de la República es electo directamente por la mayoría de la población. La división de poderes debe respetarse, pero no hasta la ignominia.

Pasemos, ahora, a los tres misterios que explican la popularidad y el carisma de López Obrador.

El primero de ellos es de orden mesiánico. AMLO está convencido de que tiene una misión y que está predestinado a ser Presidente de la República para redimir a los más pobres y explotados. Esto no es pose ni retórica, es una convicción profunda.

El segundo se refiere a su formación: su militancia en el PRI lo forjó como un hombre frío y calculador que no se detiene ante nada ni ante nadie.

El tercero atañe a su capacidad intelectual: AMLO no es un hombre de ideas ni de conceptos. Su visión del mundo es maniquea y muy simplista. Los buenos de un lado y los malos del otro. De ahí que su mensaje sea muy simple, pero que al mismo tiempo resulte creíble.

Y ahora el corolario: nada le pega y todo se le resbala. Se trata de un verdadero efecto teflón. No importa lo que se diga o le que se le compruebe, la gente que le tiene fe lo sigue viendo como un hombre honrado y honesto. Lo notable, sin embargo, no es eso. Lo notable es que el efecto se está multiplicando y de ganar la Presidencia de la República se potenciará aún más.

En el extremo opuesto, y por razones obvias, quienes no le tienen fe sólo perciben al inquisidor que blandiendo un antorcha pretende purificar la vida pública quemando a los herejes. Y, ciertamente, no les falta razón. Porque cuando un iluminado tiene una misión en la tierra no descansa hasta cumplirla. Y AMLO está apenas iniciando su camino.

 

¿Todopoderoso?

Por Gerardo Puertas Gómez, El Norte

¡Y eso que todavía no es Presidente! Pienso al ver y escuchar a Andrés Manuel López Obrador."No mentir, no robar y no traicionar al pueblo". Tales principios forman parte, según su propio dicho, del ideario político del candidato de la Coalición por el Bien de Todos (www.elnorte.com).
¿Quién podría objetar esos propósitos? Nadie. O, para ser más precisos, ninguna persona que crea en la autenticidad, la probidad y el compromiso social como valores.
"Así me he comportado durante toda mi vida pública", sostiene el aspirante a la primera magistratura. ¿Será cierto lo que expresa?

Ante tan categórica afirmación, a cualquier observador objetivo no le queda más alternativa que indagar en el pasado y en el presente del político tabasqueño, a fin de tratar de encontrar claves para responder.

No mentirás, reza la máxima. O, para ponerlo en otros términos, respetarás siempre la verdad. ¿Será ése un rasgo característico de López Obrador? No lo creo. A menos, desde luego, que consideremos el descalificar los resultados de las encuestas cuando no le han sido favorables, como una acción que contribuye al conocimiento de la realidad. Hacer eso, a mi juicio, es justo lo contrario. Porque propicia el ocultamiento de los hechos y alimenta el crecimiento del engaño.

No robarás, expresa el postulado. O, para decirlo de otro modo, observarás en todo momento la honestidad. ¿Es ése un elemento definitorio del grupo que ha rodeado al candidato perredista? Estimo que no. Salvo, por supuesto, que pensemos que los escándalos protagonizados por Gustavo Ponce y René Bejarano son ejemplos de pulcritud en el manejo de los recursos del erario. Tales actos, desde mi punto de vista, encarnan actividades de corrupción y estimulan la práctica del robo.

No traicionarás al pueblo, anuncia el candidato. O, para ponerlo en forma diferente, procurarás ser congruente en cualquier situación. ¿Constituirá ése un aspecto típico del aspirante al Poder Ejecutivo? Me parece que no. Sólo que, claro está, encontremos en la falta de voluntad para propiciar un gobierno capitalino transparente, un acto que beneficia el mantener informada a la opinión pública y el rendir cuentas a la ciudadanía. Dicha postura, en mi óptica, favorece el ocultamiento por los funcionarios y propicia el engaño a la población.

Es encomiable que el abanderado de la izquierda aspire a "no mentir, no robar y no traicionar al pueblo". Habla de un propósito positivo: convertir los valores en una práctica cotidiana dentro de la política. Todas y todos sabemos la trascendencia de avanzar por dicho sendero. Por eso, con frecuencia, resulta preocupante ver y escuchar al abanderado de la Coalición por el Bien de Todos.

"Invulnerable" e "indestructible". Así se califica el representante del agrupamiento que encabeza el Partido de la Revolución Democrática. Alarma la imagen que el candidato posee de sí mismo, porque revela un rasgo negativo de su personalidad: arrogancia.Si adopta ese tono cuando es candidato, ¿cómo se conducirá de llegar al Poder Ejecutivo? Reflexionemos.

¡Y eso que todavía no es Presidente!, pienso ante las palabras de Andrés Manuel López Obrador. Quien representa autenticidad, probidad y compromiso social, nunca puede creerse "invulnerable" e "indestructible". Gobernar una República no es asunto para dioses del Olimpo, sino para mortales de la Polis. Un demócrata genuino sabe bien que nadie es -ni debe ser- todopoderoso.

gerardo_pg@terra.com.mx

 

¿Por qué va arriba AMLO en las encuestas?

Yo más
Luis Rubio, El Norte

"Yo también quiero ser parte del éxito que ha vivido el país" fue la frase temática del artículo que escribí la semana pasada y que desató muchas cartas y correos que agradezco ampliamente. Todos mis lectores ofrecían ideas y comentarios de gran interés y valía, pero hubo un mensaje muy claro y consistente en todos ellos: los simpatizantes de AMLO no lo quieren por su mensaje y propuesta política o por el objetivo de procurar un "modelo alternativo", sino porque se le ve como un medio para expresar una gran frustración. La frustración de no poder ser parte de algo que la población considera atractivo e interesante para sí, pero a lo cual no tiene acceso, de ahí que mire con envidia a quienes sí son parte de esa modernidad deseada. La población va muy adelante de AMLO y a kilómetros del resto de los candidatos.

El mundo no es como lo pinta el candidato del PRD. A juzgar por las encuestas, mis observaciones y las cartas que recibí en estos días, hay dos razones por las cuales AMLO es atractivo, ninguna derivada de sus posturas públicas: una, porque no representa a ninguno de los otros dos partidos que ya intentaron sacar al país del hoyo y no pudieron; y, dos, porque parece capaz, o al menos así lo ven sus simpatizantes, de tomar las duras decisiones que el país requiere y los otros partidos no han sido capaces de llevar a cabo. La gran ironía es que, en ambos temas, quienes manifiestan una preferencia electoral por AMLO esperan de él exactamente lo opuesto de lo que pregona: quieren que lleve a cabo reformas profundas, integre al país a la modernidad y rompa los obstáculos que hoy impiden el desarrollo económico en la era de la globalización.

La gran genialidad de Andrés Manuel López Obrador ha residido en su extraordinaria habilidad para convertir un conjunto de situaciones sociales y económicas en una realidad política. Las situaciones tienen que ver con el desencuentro entre las promesas de gobernantes anteriores y la realidad cotidiana, la ausencia de empleos de alto valor agregado, la frustración de los egresados de carreras universitarias que sólo encuentran empleo de taxistas y, sobre todo, el choque de expectativas, atizadas una y otra vez con la dura realidad de un país que no parece avanzar. AMLO convirtió esas situaciones en un movimiento de protesta y ese mérito, esa habilidad, lo ha colocado como puntero en las encuestas. La paradoja reside en que el reclamo de sus seguidores parece ser exactamente el opuesto al suyo: la gente no quiere ir a los 70 (para comenzar, tres cuartas partes del electorado no tienen ni idea de qué es eso) y, en cambio, sí desea acceso directo y por fast track al mundo de la modernidad que observa a través de las pantallas de televisión, en los recuentos de sus familiares que viven del otro lado y, crecientemente, por internet.

La realidad objetiva es compleja y, en este momento, choca con las percepciones que ha alimentado la campaña electoral de López Obrador. Si bien es evidente que no se han logrado los empleos de alto valor agregado (y sueldo) que fueron prometidos en la retórica (que generó imponentes expectativas), la realidad cotidiana indica que los consumidores mexicanos nunca han estado mejor. Por primera vez en la historia, las importaciones no sólo han mejorado la oferta de bienes y servicios a precios cada vez más competitivos, sino que han forzado a los productores mexicanos a ser mejores y a competir exitosamente por la preferencia del consumidor. Hasta hace 20 años, todo en la política económica estaba orientado a privilegiar al productor y a someter al consumidor. Los productores gozaban de protección respecto a las importaciones, se beneficiaban de subsidios y créditos blandos, podían vender cualquier producto sin importar su calidad y, si algo se les atoraba, subían el precio sin miramiento alguno. Desde la apertura, esa tan criticada por AMLO, su base electoral -los consumidores- ha ganado una enorme batalla sin darse cuenta. El día en que nazca un defensor de los derechos de los consumidores, la política mexicana experimentará su primera verdadera transformación político-democrática y nos colocará en otro plano en todos los ámbitos.

Las campañas electorales han pasado por alto otra realidad política que, en este momento, beneficia a AMLO, pero podría cambiar rápidamente. La gran cantidad de contenidos que los medios de comunicación e internet le ofrecen a una juventud cada vez más "conectada", posee el doble efecto de abrirle los ojos a toda una generación de chavos urbanos que antes tenían por referencia sólo lo que veían en el país, pero también, y por la misma razón, les genera una gran frustración al no tener la posibilidad de acceder a ese mundo y hacerlo suyo. El mexicano no cuenta con instrumentos como la educación y la infraestructura para poder ser partícipe de lo que ve y envidia. Se trata de una nueva realidad tanto social como política que yace en el corazón de la disputa política actual. No entenderlo y ofrecer como soluciones el cierre de las importaciones de maíz y frijol o convertir las Islas Marías en "la isla de los niños", puede generar una frustración todavía mayor a la construida por Fox.

El común denominador de buena parte de los votantes no tradicionales del PRD que en la actualidad expresan su preferencia por AMLO, no es un convencimiento que los lleve a ver en el tabasqueño al candidato más adecuado, sino que lo ven como un medio para ventilar su frustración y como un vehículo efectivo para su futuro. De hecho, aunque las comunicaciones recibidas esta semana no son una muestra estadísticamente significativa, el mensaje es clarísimo: no queremos a AMLO, queremos un vehículo para poder, en palabras de uno de los correos, "entrarle a las grandes ligas" que hoy parecen inalcanzables. AMLO no enfrenta competencia porque nadie ha entendido este conjunto de frustraciones y deseos, pero si lo hubiera, podría rápidamente hacerse competitivo.

Existe un México pujante, un México que quiere ser parte del mundo exitoso, pero que está frustrado por la incompetencia de sus gobernantes que no terminan por otorgarle una oportunidad. Paradójicamente, ese México que ve al futuro y tiene tantos deseos de "hacerla", muestra una acusada preferencia, al menos ahora, por el candidato que rechaza esa visión para el futuro de México. A menos de que ese candidato, aprovechando el apoyo y legitimidad que ha forjado, encabece los cambios que le urgen al país y a cada uno de sus habitantes.

jueves, marzo 16, 2006

 

Las profecías de Bastiat

En 1849, Frederic Bastiat escribió un ensayo titulado "Gobierno". Hace años presenté una versión abreviada del mismo. Considero que muchos de los argumentos que aparecen en ese ensayo son muy útiles para evaluar los compromisos electorales de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). En esta columna me he tomado la libertad de reproducir varios de los mensajes relevantes de Bastiat aplicándolos a AMLO y comprobar que su "nuevo modelo" no tiene nada de nuevo. Comencemos.

El Gobierno "tiene dos manos -una para recibir y la otra para dar; en otras palabras, tiene una mano dura y otra suave. La actividad de la segunda necesariamente está subordinada a la actividad de la primera. Estrictamente, el Gobierno puede agarrar y no distribuir. Esto es evidente, y puede explicarse por la naturaleza porosa y absorbente de sus manos, que siempre retienen una parte de lo que tocan. Pero el Gobierno nunca puede regresar al público más de lo que ha tomado de él".

No obstante esa realidad,... "el público tiene dos esperanzas, y el Gobierno hace dos promesas -muchos beneficios y no impuestos. Esperanzas y promesas que, al ser contradictorias, nunca podrán realizarse... Entre el Gobierno que hace promesas que son imposibles de cumplir y el público que concibe esperanzas que nunca podrán realizarse aparecen dos clases de hombres -los ambiciosos y los utópicos... (Como es el caso de AMLO)... Es suficiente que estos vasallos de la popularidad le griten a la gente 'Las autoridades los están engañando; si estuviéramos en su lugar, los llenaríamos a ustedes con beneficios y los exentaríamos de impuestos'. Y la gente cree, y la gente espera, y la gente cambia de gobernantes. Pero la contradicción siempre estará frente a él; si quiere ser filantrópico debe ver cómo lo fondea; pero si descuida el fondeo, debe abstenerse de ser filantrópico".

"Hemos arribado a este punto en Francia (México), en febrero de 1849 (marzo 2006). En este tiempo la ilusión, que es el objeto de este artículo, ha penetrado mucho más que en otros periodos en las ideas de los franceses (mexicanos), en conexión con las doctrinas socialistas. Ellos esperan, más firmemente que nunca, que el Gobierno (AMLO), bajo una forma republicana, abrirá con gran estilo las fuentes de los beneficios y cerrará las de la tributación".

"Lean el último manifiesto (los 50 compromisos de AMLO) de uno de los partidos políticos -que emitieron en la elección del Presidente. Es muy largo, pero concluye con estas palabras: 'El Gobierno debe dar mucho a la gente y tomar poco de ella'. Siempre son las mismas tácticas, o dicho de otra forma, el mismo error".

Los compromisos de AMLO se asemejan bastante a lo que escribió Bastiat hace más de 150 años. En su ensayo nos dice que las promesas del partido político consistían en que "El Gobierno está obligado a dar educación gratuita a todos los ciudadanos (compromisos 9, 10 y 11)";... "a colocar al alcance de todos las artes y la literatura, el patrimonio del saber, los tesoros de la mente y todos esos placeres intelectuales que elevan y fortalecen el alma (compromisos 13, 14, 15 y 16)";... "(está obligado a) atender las relaciones del capital y trabajo, y ser el regulador del crédito (compromiso 42)";... "proporcionar apoyos importantes y protección eficiente a la agricultura (compromiso 17)";... "comprar ferrocarriles, canales y minas; y sin duda, negociar sus asuntos con la capacidad industrial que lo caracteriza (compromisos 22 y 29)";... "(está obligado) a fomentar los experimentos útiles, promover y apoyarlos por cualquier medio que los pueda hacer exitosos (compromisos 12). Como regulador del crédito ejercerá tan amplia influencia sobre las asociaciones industriales y agrícolas hasta que asegure hacerlas exitosas (compromisos 17, 18 y 24)".

No cabe duda, por tanto, que "la gentil mano del Gobierno -esa buena mano que da y distribuye, estará muy ocupada bajo el Gobierno de los reformistas (AMLO). Usted piensa, quizá, que será lo mismo con la mano áspera -esa mano que se clava en nuestros bolsillos. No se engañe. Los que buscan la popularidad no conocerían su oficio, si no tuvieran el arte, cuando muestran la mano suave, de esconder la dura. Su reinado será seguramente el júbilo de los contribuyentes. 'Son las cosas superfluas y no las necesarias' ellos dicen, 'las que deben ser gravadas'. Ciertamente será una buena época cuando Hacienda, con el propósito de llenarnos de beneficios, se conforme con reducir nuestras banalidades".

"Para dar más detalles, aquellos que firman el programa dicen que desean la abolición inmediata de aquellos impuestos que afectan los bienes básicos (no al IVA en alimentos y medicinas, compromisos 40 y 41). Estos señores han encontrado el secreto de darle una actividad excesiva a la mano gentil del Gobierno, mientras que al mismo tiempo paralizan completamente su mano dura"."

La contradicción mayor es pensar que es posible 'darle nada al Gobierno y recibir mucho de él'. Ciudadanos, en todos los tiempos, dos sistemas políticos han existido y cada uno puede mantenerse por buenas razones. De acuerdo a uno de ellos, el Gobierno debe hacer mucho, pero entonces debe tomar mucho. De acuerdo al otro, esta doble actividad debe sentirse poco. Debemos escoger entre estos dos sistemas. Pero respecto al tercer sistema, que se aleja de los otros dos, y que consiste en obtener todo del Gobierno, sin darle cosa alguna, es quimérico, absurdo, contradictorio y peligroso. Aquellos que lo promueven (AMLO), por el solo placer de acusar de débil al Gobierno en turno y exponerlo a vuestros ataques, están adulándolos y engañándolos".

Las próximas semanas comentaré con más detalle el "nuevo modelo" de AMLO.

Salvador Kalifa es doctor en economía y consultor económico y financiero.
Su e-mail es: salvadorkalifa@prodigy.net.mx
Publicado por El Norte el 15 de marzo 2006

lunes, marzo 13, 2006

 

Tácticas de Guerra

Madrazo y Calderón, al parecer, comienzan a despertar. Después de tanto tiempo desperdiciado en conflictos internos y en propaganda insulsa, hay señales de que ya se dieron cuenta de cómo vienen las cosas. Las elecciones son el 2 de julio, pero esto se acaba casi un mes antes, con el inicio del mundial de futbol. Enfrente tienen a un candidato, López Obrador, y a un partido, el PRD, que no están en una elección, sino en una guerra. Hay que reconocerlo, porque así lo han manifestado sus más conspicuos aliados: ellos están en guerra.

Para el PRD y sobre todo para su candidato a la Presidencia, es ahora o nunca para lanzarse sobre Palacio Nacional. De preferencia con base en votos, pero si no, igual van a ir adelante. Las señales son abundantes de que se preparan en dos frentes: en el legal de los comicios, y en el de la calle y las movilizaciones desestabilizadoras. Para el PRI y para el PAN tampoco hay mañana, porque así se lo han planteado el PRD y su candidato.

Les han declarado la guerra. Y en las guerras hay triunfadores y perdedores. Un triunfo de López Obrador es el fin de la alternancia. La instauración del “referéndum revocatorio” del mandato también sirve para ratificarlo y prolongarlo, como Chávez en Venezuela. El PRI no aguanta una persecución en forma como es la que se viene con López Obrador, acompañada de coptación de cuadros que se quieran purificar pasándose a las filas del lopezobradorismo. Madrazo tiene razón, un triunfo de López Obrador es el fin del PRI. No debió decirlo el candidato, pero eso es otra cosa. Y el PAN tampoco resiste una embestida desde el poder a la manera en que lo insinúa López Obrador contra los banqueros y “los de arriba”. Para los panistas un triunfo de López es volver a vivir arrinconado, con votaciones marginales como las que tenían hasta el gobierno de Miguel de la Madrid.

Un triunfo de López Obrador es el fin de la división de poderes como la que de manera incipiente e imperfecta tenemos. ¿Cómo trató López Obrador al Poder Legislativo durante su gobierno en el DF? A la Asamblea capitalina la sometió con su partido. Ahí los “representantes populares” hacían la voluntad de López Obrador y ninguna otra. A su partido, el PRD, le hizo pasar la vergüenza de echar para atrás leyes que sus asambleístas habían promovido y aprobado.

Al Congreso federal lo trajo a patadas. Cada vez que la Comisión Permanente aprobó por mayoría un punto de acuerdo que lo exhortaba a apegarse a las leyes, contestó desafiante: “A mí esos puntos de acuerdo me hacen lo que el viento a Juárez”. Y cuando la Cámara de Diputados discutía una reforma en materia educativa que no le gustó nada a López Obrador, su subsecretario de Gobierno, Martí Batres, organizó con la diputada Dolores Padierna la toma violenta de San Lázaro.

Al Poder Judicial lo insultó hasta cansarse. Al Presidente de la Suprema Corte lo hostigó, lo calumnió y acusó de todo lo que le quiso. A los jueces y magistrados no los bajó de corruptos que actuaban con línea en contra suya.

A los medios de comunicación no les fue mejor cuando se publicaron cosas que no eran de su agrado. Llamó a boicotear la línea editorial de Crónica. Usó la publicidad como elemento de cooptación y de chantaje. Insultó a otros medios de comunicación que publicaron encuestas que no eran de su agrado. Así trató López Obrador a los poderes. ¿Cómo los va a tratar cuando tenga todo el poder? ¿Qué va a pasar con el país si gana López Obrador? Pues eso va a pasar: será el fin de las instituciones y el resurgimiento del régimen de caudillos.

Con la economía, igual. ¿De dónde va a sacar López Obrador los 352 mil millones de pesos adicionales al presupuesto, que necesita para cumplir sus cinco ofertas básicas? Va a optar por el gasto deficitario, porque no tiene de otra si no quiere hacer reformas. Así lo hizo en el DF.

Para quienes han advertido del riesgo que implica la opción demagógica de López Obrador, va a ser muy triste escribir dentro de unos años que “teníamos razón”, o apuntar que “se los dije”. Para el PRI y el PAN es ahora o nunca. Tiene toda la razón Josefina Vázquez Mota cuando afirma que lo que está en juego no es un cambio de gobierno en Los Pinos, sino que está de por medio el destino del país por los próximos 40 años. Por eso resulta alentador el cambio en la propaganda de Madrazo y en la de Calderón. Directo a desenmascarar a López Obrador, que no quiere debatir.

Vamos a ver si al fin se percatan de que es absurdo que PRI y PAN se entrelacen en un pleito, pues sólo favorece a López Obrador. Que no tiene caso pelearse por el segundo lugar. Que si gana el PRI no desaparecen las instituciones. Y si gana el PAN no desaparece el PRI ni se abolla la democracia. Les guste o no, ha sido la confluencia de PRI y PAN la que ha logrado las reformas modernizadoras del país, y sólo entre esas dos fuerzas se van a poder dar las que faltan. A ningún lado van a llegar Calderón con spots que hablan de sus manos limpias, de su familia y de su pasión por México. Madrazo está en el limbo si cree que gana algo con gastarse su dinero en anuncios de que él sí puede hacer las cosas y que es buen corredor de fondo. Es posible, y deseable, que ya se hayan dado cuenta que les declararon la guerra. Y que López Obrador y su equipo actúan en consecuencia: en la guerra, para ellos, todo se vale.


Especialmente, en este caso, mentir. Por eso dicen un día que Vázquez Mota es hipócrita y cínica al pasar de la Secretaría de Desarrollo Social a la coordinación de la campaña de Calderón. Y dos semanas después incorporan a la secretaria de Desarrollo Social del GDF a la campaña de López Obrador. Por eso atacan al PRI y al PAN por corruptos, cuando el funcionario mejor pagado de la empresa constructora Quart era el secretario de Finanzas de López Obrador.

Por eso quieren que Fox no hable ni en discursos, pero Encinas invita a la gente a participar en los programas sociales, a través de volantes que llevan impreso el lema de la candidatura de López Obrador.
Por eso dicen que no tienen dinero, pero llevan cinco años en campaña financiándose con recursos públicos.
Por eso chantajean al IFE, y éste se dobla.
Por eso mantienen relación con el gobierno de Chávez, que alienta las células bolivarianas en México, que les van a servir si el resultado electoral no les es favorable.

Por eso promueven movilizaciones sindicales al punto de amenazar con un paro nacional. ¿O cuál es el motivo de la agitación de sindicatos, entonces? ¿La defensa de un dirigente minero con cuentas bancarias en tres continentes? Claro que no. Napoleón Gómez Urrutia es sólo un pretexto. Un pretexto para mantener viva la llama de las movilizaciones y tensar el ambiente. “Calentar el brazo” para lo que viene, diría un beisbolista.

Tácticas de guerra, todas. Van hacia Palacio Nacional por las buenas o por las malas. Y a ver quién lo saca de ahí después de seis años. Salvo que Madrazo y Calderón acaben de despertar. Parece que sí.

Pablo Hiriart, La Cronica, lunes 13 de marzo 2006
phiriart@cronica.com.mx

 

¿Que diria don Daniel?

Por Enrique Krauze, El Norte, 12 de marzo del 2006

Convencido, como estoy, de que el mesianismo político es incompatible con la democracia, en el programa "Diálogos por México" le pregunté a Andrés Manuel López Obrador si no consideraba que sus referencias a "una renovación tajante", a "una verdadera purificación de la vida pública" podían corresponder más al lenguaje de un revolucionario o un líder religioso que al de un político republicano."

¿Sabes -me respondió- de dónde vienen las frases de 'renovación tajante' y de 'verdadera purificación' de la vida pública? De don Daniel, en ese extraordinario ensayo que se llama 'La crisis de México', que escribió en 1946. Entonces claro que soy republicano, y claro que estoy absolutamente convencido que no se puede resolver el problema de México con un cambio cosmético ... se requiere una verdadera purificación de la vida pública".

Al releer el ensayo no encontré las frases exactas, pero sí la cita siguiente: "El único rayo de esperanza ... es que de la propia revolución salga una reafirmación de principios y una depuración de hombres". Es claro que López Obrador se ve a sí mismo como ese "rayo de esperanza", pero su "proyecto alternativo" ¿concuerda con el de don Daniel?

Daniel Cosío Villegas (que el pasado 10 de marzo cumplió 30 años de muerto) se movió entre dos coordenadas sucesivas: el ideario de la Revolución Mexicana y la tradición liberal. Pensaba que la Revolución se había propuesto varias "metas certeras": mejorar la condición de las mayorías, campesinos y obreros; promover la educación universal; reivindicar los recursos naturales y los valores culturales de México. A estas metas Cosío agregaba, por supuesto, la búsqueda de libertad y democracia. Ante las dictaduras totalitarias de izquierda y derecha y las tiranías latinoamericanas populistas o revolucionarias, Cosío Villegas vindicó siempre la libertad: "la libertad es un fin en sí mismo y, a la vista de la historia de nuestros días, el más apremiante que pueda proponerse al hombre".

En 1946, Cosío Villegas sostuvo que la Revolución se encontraba in articulo mortis. Sus metas se habían alcanzado sólo a medias o se habían abandonado por falta de visión, iniciativa, técnica, constancia y honestidad. Estupendos destructores, escribió, "todos los hombres de la Revolución Mexicana, sin exceptuar a ninguno, han resultado inferiores a ella". Para comprender ese proceso de degeneración, se embarcó en la titánica tarea de rescatar nuestra historia moderna y pronto encontró la clave. La "llaga política" de México era la concentración de poder en manos del Presidente: "el gobernante ... principia por pedir orden, trabajo, disciplina, y acaba por exigir acatamiento ciego y servil, la sumisión abyecta de todo el País".

Ignoro por supuesto la opinión que tendría don Daniel sobre su admirador tabasqueño. No obstante, a partir de sus ideas liberales y su persistente crítica al poder caben algunas conjeturas. Sobre la voluntad de "reafirmar los principios" de la Revolución y "depurar a los hombres", le asaltarían al menos dos serias dudas: ¿Cómo piensa ajustar López Obrador las metas certeras de la Revolución Mexicana a las realidades del siglo 21? ¿Cómo puede hablar de purificación un gobernante cuya gestión en el gobierno del DF estuvo marcada por la opacidad en el manejo de los recursos y por graves escándalos de corrupción, nunca aclarados?

Sobre el "republicanismo" de López Obrador creo que las reservas de don Daniel serían aún mayores. Aunque el candidato del PRD ha repetido que admira a Juárez y a los "gigantes de la Reforma", cualquiera que lea La Constitución de 1857 y sus críticos (obra magistral de Cosío Villegas) puede advertir que los valores del tabasqueño no son los que encarnaron aquellos liberales y que tanto defendió don Daniel: la división de poderes, la autonomía del Poder Judicial, la libertad de expresión, la iniciativa individual sobre el poder del Estado y, ante todo, el respeto casi idolátrico a la ley. Como jefe de Gobierno, López Obrador actuó como un Presidente autoritario del viejo PRI, con "carro completo" en el Congreso, desdeñando las instituciones federales, las opiniones ajenas y el imperio de la ley.

Las diferencias son abismales: Cosío Villegas era revolucionario "a la mexicana" y liberal puro. López Obrador, un líder mesiánico. Sobre la revolución encabezada por un Presidente electo democráticamente (aunque con mayoría relativa), recuerdo una anécdota que viene al caso.

Cuando en 1970 quise indagar la opinión de Cosío Villegas sobre la reciente victoria de Salvador Allende en Chile, me dijo: "Cualquier liberal tiene que ver ese resultado con mucha preocupación." Sobre el segundo rasgo, conviene releer su libro "El estilo personal de gobernar" (1974), crítica feroz al "Gran Dispensador de Bienes y Favores, aun de milagros". La circunstancia actual y la personalidad del candidato del PRD son distintas, de hecho inéditas. Un líder mesiánico que representa "al pueblo", "la justicia", "la verdad", "la pureza", y se cree perseguido como Cristo, sería visto por don Daniel "con mucha preocupación".

Cosío Villegas murió con una N de No en la frente. N de No ante el poder sin límites concentrado en la persona del Presidente. Vale la pena recordarlo.

sábado, marzo 11, 2006

 

Gobernantes Cínicos

Por Carolina Garza, El Norte

¿Alguna vez usted se ha topado con un cínico? ¿Con un sujeto que carece de escrúpulos, pero con tal desfachatez que no hace otra cosa que hablar de lo escrupuloso de su conducta?

Enrique Rojas, en su libro "La ilusión de vivir", explica que el cínico es desvergonzado, capaz de todo, maquiavélico. Pero con frecuencia intenta hacerse el prudente, dar lecciones de ética y mostrarse con cierta apariencia de persona tranquila, templada e incluso equitativa. El cínico, dice Rojas, no se compromete nunca, sabe muy bien mantener un estatus ambiguo, difuso, brumoso. Además, suele ser inteligente y por eso engaña a muchos.

Lo anterior viene al caso porque hoy, por desgracia, países de Latinoamérica como Venezuela y Bolivia han caído en manos de gobernantes cínicos que en su momento se presentaron a la ciudadanía tal como los describe Rojas. Inofensivos, tranquilos, víctimas de gobiernos dominantes. Pero tan inteligentes que bajo el disfraz de ovejas lograron incorporarse a la vida democrática de sus países y compitieron electoralmente. Además, supieron esconder muy bien sus limitaciones y fracasos buscando siempre algún culpable.

Se decían defensores de los pobres y víctimas de los poderosos. Sin embargo, cuando estos políticos cínicos apenas llegaron al poder, en un abrir y cerrar de ojos pasaron de víctimas a victimarios. Hugo Chávez, por ejemplo, cambió su piel de oveja por la de lobo autoritario y prepotente (recuérdense los insultos y amenazas que le lanzó a nuestro Presidente hace pocos meses). Además, el Presidente de Venezuela no tardó mucho en mostrarles a los venezolanos su verdadero rostro: el de un estatista y controlador de todo, hasta de la propiedad privada. En estos días el Congreso, controlado por Chávez, está por aprobar la ley de Redistribución de la Propiedad Inmobiliaria, con la que se expropiará todas las "segundas casas" de Venezuela, incluyendo las de descanso o de playa. Y todo esto para dárselas a determinados grupos, a los correligionarios de Chávez.

Evo Morales no se queda atrás. Apenas este lunes, el gobierno boliviano anunció que prepara la estatización de empresas. Además, el Presidente habló, al estilo Chávez, de "una nueva repartición de tierras" que se las quitará a sus actuales propietarios. Morales, quien lleva escasos dos meses en el poder, también amenazó a los ciudadanos bolivianos con expropiar tierras que no son aprovechadas en los llanos orientales de ese país si sus propietarios actuales no las devuelven al Estado de manera "voluntaria". El caso es que estos gobernantes izquierdistas, antes de llegar al poder, realizaron una contienda electoral muy hábil, basada en recursos simplones y chantajes sentimentales. Esto nos recuerda a una de las campañas actuales: la de Andrés Manuel López Obrador.

Por años, AMLO ha navegado con la bandera de víctima. Para este hombre cualquier movimiento de sus adversarios políticos es un complot contra su persona. Con frecuencia intenta dar lecciones de ética, de justicia y de libertad, sobre todo a los más desprotegidos. Incluso en la entrevista con López Dóriga sutilmente se comparó con Jesucristo. Mas a la hora de la verdad, cuando se enfrenta con temas trascendentes y polémicos como lo es el aborto, el perredista les saca la vuelta, los evade, no se compromete.

El colmo se dio la semana pasado cuando se negó al debate con los otros candidatos. Sus colaboradores declararon que AMLO no tenía por qué arriesgar su ventaja actual enfrentando a sus adversarios en un debate público. ¿Dónde quedó el respeto a la contienda y al electorado?En fin. Precisamente esa ventaja que hoy tiene en las encuestas se debe, más que nada, a que ha sabido manejar hábil e inteligentemente su larga exposición en los medios, aunque poco sepamos de sus ideas.

Retomando a Enrique Rojas, el psiquiatra también señala en su libro que la conducta del cínico no es fácil de desenmascarar. Que no se descubre de buenas a primeras. Sólo cuando uno ha caído en manos de una persona cínica descubre la realidad que se esconde bajo ese nombre.Ojalá que los mexicanos sepamos desenmascarar, antes de las elecciones, a esta clase de candidatos. Ojalá que nunca lleguemos a vivir lo que hoy están viviendo algunos países de Latinoamérica.

carolina.garza@gmail.com

miércoles, marzo 08, 2006

 

AMLO no convence, opinion de Caton ...

"AMLO no convence", El Norte.

En el argot del periodismo, el verbo "cabecear" designa la acción de redactar los titulares -"cabezas"- de los artículos que van en cada página. Cierto dueño de periódico (que no periodista) preguntó por su jefe de redacción. "-Está cabeceando" -le dijo un reportero. Y se enojó el señor: "-Dígale que no le pago para que venga a dormitar".

Sutil y galano arte es el de cabecear. Se debe decir mucho en pocas palabras; en un renglón o dos hay que sintetizar un texto largo. Aquel ciclón perdió su fuerza al chocar contra la Sierra Madre Oriental. Y un ingenioso redactor cabeceó la noticia: "El ciclón cedió en la Madre".

Pues bien: el otro día, en la Ciudad de México, vi un magnífico titular de periódico. Decía: "De gallo a gallina". Aludía a López Obrador y a su negativa a participar en más de un debate con los demás candidatos a la Presidencia. Precisaba el texto: "De la arrogancia pasa AMLO a la cobardía". En esas cortas frases hay sobra de verdad. El lema de López Obrador ha sido: "Honestidad valiente". Pero cabe dudar de los dos términos:

¿Honestidad, y López Obrador fue candidato a jefe de Gobierno del DF sin llenar los requisitos de la ley?
¿Honestidad, y atribuyó ilegalmente, según su libre arbitrio, las obras de los segundos pisos sin licitarlas conforme a lo establecido por la normativa?
¿Honestidad, cuando ha sido el mayor enemigo de la transparencia en el uso de los dineros del erario, y ha maniobrado en cuantas formas ha podido para que no se puedan conocer sus manejos financieros en la administración del Distrito Federal?

Y en cuanto a ser valiente, ¿cómo rehúye ahora cuatro debates, si él mismo propuso que fueran 10 los que se realizaran? La verdad monda y lironda es que AMLO, impreparado como es, carece de conceptos. Su campaña se finca en frases huecas y en promesas que él mismo sabe de difícil o imposible cumplimiento. En esos debates quedaría en cueros, igual que el rey del cuento. No conoce la realidad de México, ni tiene idea de cómo afrontar su problemática. Las acciones que propone no resisten un análisis; sus programas son catálogo de lugares comunes y principios falsos. Capaz de seducir, AMLO no puede convencer. No tiene elementos de argumentación; en un diálogo con sus adversarios sus propuestas serían hechas polvo, por
demagógicas e inviables. Por eso evade López Obrador los debates. Lo suyo no es la honestidad valiente, sino la deshonestidad medrosa...

Armando Fuentes Aguirre, Caton.
afacaton@prodigy.net.mx

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Dany Osiel Portales Castro
Monterrey, NL, México

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"Es mas fácil desintegrar un átomo que un prejuicio" (Albert Einstein)
"La vida es muy peligrosa. No para las personas que se hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa". (Albert Einstein)
"La inteligencia de un ser humano se mide exactamente por la cantidad de felicidad que este pueda crear para el y para los demás" (Germán Dehesa)
"El castigo que los hombres buenos tienen que pagar por no estar interesados en la politica es ser gobernados por hombres peores que ellos mismos" (Platón)


sábado, marzo 04, 2006

 

Siete Ingenuidades

Jaime Sánchez Susarrey, El Norte

1. Ésta es una elección como las otras. El País no se hace y se deshace cada seis años. Así que no importa quién gane. México seguirá avanzando.

Falso. Ésta no es una elección como las otras. Lo que está en juego es todo el proceso de modernización y, con ello, el futuro de México. La victoria de AMLO (o de MALO, según su acta de nacimiento) implicaría un giro de 180 grados. Equivaldría al regreso del viejo PRI, el de Echeverría y López Portillo. Con un agravante adicional: López Obrador es un líder popular que no se detendrá ante nada ni ante nadie.

2. AMLO no come lumbre. Una vez en la Presidencia de la República moderará sus posiciones. Sabe que hay que ser prudentes con la política económica. Al final terminará aceptando las coordenadas de los organismos internacionales y negociará con ellos.

Falso. Para entender a López Obrador hay que recordar una frase de Mao: la política debe estar al mando del fusil; y otra de Lenin: la política es economía concentrada. AMLO regirá sus decisiones económicas por objetivos políticos. Su prioridad será distanciarse del "modelo neoliberal" y hacer que la población sienta una mejoría tangible e inmediata. Para hacerlo utilizará todos los recursos del Estado. El incremento del gasto y del déficit fiscal se puede dar por descontado.

3. No importa que AMLO gane la Presidencia. Él, como cualquier otro, se enfrentará a un Congreso dividido en tercios. El PRD no será la fuerza mayoritaria y el Presidente se verá obligado a negociar.

Falso. López Obrador no tendría el 2 de julio mayoría en el Congreso, pero podría forjarla fácilmente en los meses posteriores. La victoria de AMLO y el fin del PRI son la misma cosa. Los priistas no tienen empacho ni complicaciones para sumarse a la causa de Andrés Manuel. Además de que desde la Presidencia se trabajaría a marchas forzadas para forjar con ellos ese bloque mayoritario.

4. México es un país de instituciones fuertes. La separación de poderes es un hecho. Frente al Poder Ejecutivo está el Poder Judicial. AMLO no podrá ni querrá enfrentarse a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ya en la Presidencia se moderará y dejará atrás los arrebatos.

Falso. Una de las convicciones más profundas de AMLO es que cuando hay contradicción entre la justicia y la ley hay que optar por la primera y reformar la segunda. Ése fue el principio que utilizó en el caso de El Encino y del Paraje San Juan. Además, está convencido de otras dos cosas fundamentales: a) Mariano Azuela, presidente de la Suprema Corte, fue parte del complot en su contra; b) la reforma del Poder Judicial es inaplazable. Así que el choque es más que previsible. Usaría todo el poder de la Presidencia para forzar la renuncia de Mariano Azuela y, posteriormente, para "reformar" al Poder Judicial.

5. En el punto 45 de los 50 compromisos de Gobierno, AMLO se compromete explícita y formalmente a respetar la autonomía del Banco de México. Este compromiso es una garantía más de que respetará las instituciones y no impulsará políticas económicas populistas.

Falso. Las descalificaciones constantes y abiertas que ha hecho de Guillermo Ortiz, gobernador del Banco de México, no han sido ninguna ocurrencia. Anuncian que una de sus prioridades como Presidente será forzar la renuncia de Guillermo Ortiz y luego presionar a la junta de Gobierno del Banco de México para que no choque con los lineamientos de Hacienda. Todo eso se hará bajo una consigna: eliminar los reductos y los candados que los neoliberales le quieren imponer al Proyecto Alternativo de Nación del Presidente.

6. Existen otros contrapesos reales que no hay que subestimar. AMLO ya negoció con las corrientes perredistas. La mejor demostración de ello es que nombró a Jesús Ortega como su coordinador de campaña. Pero, además, está la presencia y la autoridad de Cuauhtémoc Cárdenas en el PRD. Nada de eso desaparecerá el 2 de julio. Así que, como Presidente, López Obrador se verá obligado a entenderse con ellos.

Falso. AMLO conoce bien el funcionamiento interno del PRD. No tiene respeto por las corrientes internas, que él y otros definen como "las tribus". La tregua que pactó con Ortega es coyuntural. Finalmente, López Obrador sabe y está convencido de que con la sola estructura perredista no puede ganar la elección. Su apuesta fuerte es a las redes ciudadanas que están coordinando Ricardo Monreal y Manuel Camacho. Así que, de ganar la Presidencia, uno de sus primeros objetivos será reestructurar al PRD para acabar de apoderarse de lo que queda del partido. En esa ecuación, Cuauhtémoc y Lázaro Cárdenas no tienen cabida. Son el tumor que hay que acabar de extirpar. Porque, además, en una estrategia de largo plazo, el Presidente López Obrador se fijará como objetivo la creación de un partido que esté en movimiento permanente, tal como hizo en Tabasco cuando fue presidente del PRI en 1983.

7. No hay que ser tremendistas. La alternancia en el poder es un hecho. La gente ya votó por el PAN y se desilusionó. El giro hacia el PRD cierra un ciclo. Podría incluso ocurrir que los peores pronósticos se cumplieran, pero aun así no hay mal que dure 100 años; es decir, a mediados del sexenio la gente tendría la oportunidad de sancionar al Gobierno y al cabo de seis años AMLO tendría que irse a su casa.

Falso. En sus 50 compromisos de Gobierno, AMLO se ha comprometido a efectuar un plebiscito para que su mandato sea (o no) ratificado. Pero dice el dicho, y dice bien, que cuando alguien se despide muchas veces es que no quiere irse. Y eso aplicado al referéndum se traduce en algo muy sencillo: quien le pregunta al pueblo si debe continuar a la mitad de su mandato, igual le puede interrogar si debe continuar al final del mismo y, consecuentemente, reelegirse. Perogrullo: López Obrador en la Presidencia tendrá el poder de hacer y deshacer un sinfín de cosas; amén de que está convencido de que él y sólo él encarna la oportunidad y la posibilidad de restaurar la República. Así que quienes creen que al cabo de seis años se irá tranquilamente a su casa, bien se podrían llevar una sorpresa. O para decirlo con palabras de Ricardo Pascoe, quien conoce muy bien al candidato de la Alianza por el Bien de Todos: el problema no es que AMLO/MALO llegue al poder, el problema es que no se va a ir.

jueves, marzo 02, 2006

 

50 COMPROMISOS DE AMLO, SEXTA PARTE Y ÚLTIMA

Continuamos con el análisis de los 50 compromisos de Andrés López (AMLO). Quién sabe que tan compromisos sean, pues ya ven que hace menos de 6 meses él le pedía al IFE que hubiera 10 debates, al menos, y menos tiempo de spots en radio y televisión. Hoy, como la chimoltrufia que como dice una cosa dice otra, afirma que con un debate es suficiente, que no irá a los otros 3, de los 4 que ya se comprometieron los demás candidatos. Y además tiene un programa de televisión de media hora con cobertura nacional. ¿Se acuerdan cuando dijo que a él lo dieran por muerto, que él terminaría completo su sexenio en el DF? ¿O cuando dijo que Ponce iba a aclarar todo al día siguiente, en una conferencia, que él ya había hablado por teléfono con él, y horas después nos dimos cuenta de que se había fugado? La lista de mentiras es larguísima. Pero terminemos con sus 50 “compromisos”.

“41.- Simplificaremos el pago de impuestos. En el Impuesto Sobre la Renta, bastará con la automanifestación de ingresos y el pago de la tasa correspondiente. Bajo protesta de decir verdad, de manera sencilla, los ciudadanos podrán pagar sus contribuciones en centros comerciales y bancos o por internet, y la fiscalización se llevará a cabo por sorteo.”

¿En serio cree AMLO que una medida así, de automanifestación, funcionaría en México? ¿Qué acaso no conoce la cultura, la idiosincrasia de los mexicanos? En México, lamentablemente, la cultura del “no pago”, de la evasión, de la corrupción, es parte de nuestra idiosincrasia. Por muchas razones, entre las que destacan décadas de corrupción en todos los niveles de gobierno, poca infraestructura donde se vean los impuestos bien aplicados, sectores económicos políticamente protegidos y privilegiados que no pagan impuestos por ley, y sobre todo funcionarios públicos super millonarios (Hank, Montiel, Madrazo, Salinas, Durazo, Bejarano, Ponce, etc.), la gente no confía en el gobierno. No vemos que lo que nos quitan de impuestos sea bien utilizado. Lo que requerimos es una reforma fiscal integral, con impuestos fáciles de calcular y fiscalizar. Pero por nuestro entorno cultural, tienen que seguir siendo obligatorios y bien fiscalizados.

“42.- Otorgaremos concesiones para la operación de bancos regionales, que ayuden a enfrentar el problema de la falta de créditos para el desarrollo.”

La falta de crédito no se soluciona con más bancos, y mucho menos bancos pequeños, regionales. La causa raíz de éste problema es estructural. Todavía las crisis de décadas anteriores, principalmente la de diciembre del ’95 esta fresca, aún duele. Si bien la inflación ha ido bajando y se ha mantenido relativamente estable en los últimos 5 años, todavía México tiene muchas reformas pendientes. Reformas que AMLO ha repetido muchas veces no hará y que según él no se requieren. Un incremento en el gasto público, financiado con deuda, elevaría la inflación, afectaría la estabilidad macroeconómica. No habrá crédito para el desarrollo, o para cualquier cosa, a tasas bajas si la macroeconomía es un desorden. ¡Por favor, que alguien le ayude a AMLO a pasar el curso de economía que reprobó en la UNAM!

“43.- Reordenaremos la deuda pública. Empezaremos por transparentar el monto real de la deuda, haciendo a un lado la doble contabilidad: oficialmente, sólo se reconocen 150 mil millones cuando, en realidad, la deuda asciende a 273 mil millones de dólares. Además, la simulación implica pagar intereses más altos.”

Para empezar no hace distinción entre deuda pública externa en dólares y deuda pública interna en pesos. Aunque al final de cuentas ambas son deudas y si son excesivas pueden causar mucho daño a la economía del país, la que esta en moneda extranjera puede ser más peligrosa. Y ésta ha descendido mucho en los últimos 5 años. Por otro lado, desde el gobierno de Zedillo y en el de Fox se ha intentado pasar esas deudas al rubro “oficial”, pero no se ha podido en el Congreso, donde el PRD se ha opuesto una y otra vez. Además, la deuda “no reconocida oficialmente” se divide en tres: los PIDIREGAS, los pasivos laborales de las paraestatales, del IMSS y del ISSSTE, y del IPAB. Los primeros se crearon para poder aumentar la inversión en PEMEX y CFE, principalmente, que de otra manera no se hubiera podido hacer, pues tanto el PRI y el PRD se oponen a la inversión privada directa en esos sectores. Los pasivos laborales solo se corregirán cuando haya una reforma al sistema de pensiones de los burócratas, mismo al que se oponen el PRD y AMLO. Y la deuda del IPAB, pues ya sabemos que también se oponen a que se convierta en deuda oficial, lo cual serviría para reestructurarla y conseguir mejores tasas de interés y reducir el costo financiero. Más mentiras.

“44.- Resolveremos en definitiva la cuestión del Fobaproa y otros hoyos negros como los Pidiregas, el Rescate Carretero y los créditos de la llamada Banca de Desarrollo. Una vez aclarada y transparentada la deuda, se buscarán los términos más adecuados para reducir su costo financiero y liberar recursos para el desarrollo económico y social del país.”

Que poca m…emoria de AMLO, el PRD y quienes le creen. Como ya lo comenté en el compromiso anterior, el Gobierno Federal ha intentado reestructurar esas deudas, para reducir el costo financiero. Pero el PRD y AMLO han politizado el tema, lo han hecho su bandera en los últimos 8 años, y por eso seguimos pagando altos intereses de algo que ya es deuda y que no nos la podemos quitar.

“45.- Respetaremos la autonomía del Banco de México. Mantendremos equilibrios macroeconómicos, es decir, habrá una adecuada política monetaria y disciplina en el manejo de la inflación y el déficit público. “

“Explicación no pedida, culpa manifiesta”, dice el refrán. ¿Por qué sintió necesidad de comprometerse con algo que debería darse por sentado? La gran mayoría de sus compromisos causarían un incremento de la deuda, del déficit público e inflación. ¿Por eso sintió la necesidad de comprometerse, para dar tranquilidad, de que la macroeconomía estará bien? Por otro lado hace poco, en diciembre pasado, se propuso en el Congreso darle autonomía a otras instituciones, como la Comisión Bancaria, al SAT, entre otras. ¿Recuerdan qué fue lo que dijo AMLO? Que le querían amarrar las manos. ¿Significa eso que quiere meter las manos a su gusto en esas instituciones? ¿O qué me dicen de sus comentarios sobre Guillermo Ortiz, el gobernador del Banco de México? No lo baja de corrupto por haber sido uno de los responsables por el rescate bancario.

“46.- Impulsaremos un nuevo federalismo para definir con claridad las reglas de la convivencia y cooperación entre los gobiernos federal, estatales, municipales y del Distrito Federal.”

“Explicación no pedida, culpa manifiesta”, nuevamente aplica el refrán. ¿Cooperará con los distintos órdenes de gobierno como él cooperó con el Gobierno Federal actual, por ejemplo, en el caso del Seguro Popular? Durante casi 5 años se dedicó, prácticamente en todas sus conferencias mañaneras, a criticar al gobierno de Fox. Era raro cuando se hablaba de algo referente al DF, y si se hablaba era porque los periodistas lo presionaban con algún escándalo en su administración, para lo cual, muy frecuentemente, salía con su tontería de “lo que diga mi dedito”. ¿O qué me dicen de las críticas que vociferó en contra de la Suprema Corte de Justicia cuando había algún falló en su contra? Ya puedo imaginarme el golpeteo mediático que usará, de llegar al poder, en contra del Congreso, de la SCJN, de los gobernadores, de quien se le quiera oponer, con los recursos que el Gobierno Federal tiene.

“47.- Seremos respetuosos de la autonomía del Poder Legislativo, procurando encontrar puntos de acuerdo en beneficio del desarrollo social, económico y político del país.”

“Explicación no pedida, culpa manifiesta”, otra vez aplica el refrán. Si cuando estuvo al frente del GDF criticó duramente al Congreso cuando no le convenían sus decisiones. ¿Se acuerdan de aquél año en que no le aprobaron el monto de deuda que el pretendía contraer para el DF? Luego luego salía con su verborrea del PRIAN. Pero, ¿algún comentario cuando el PRI y el PRD se unieron, incontables veces, para detener iniciativas de Fox? Nada. ¿Acaso creen que AMLO, con la personalidad que ha demostrado tener cuando tiene un poco de poder, desde la toma de pozos y carreteras en Tabasco en los 90’s, hasta las movilizaciones que hizo en el DF cuando candidato a la Jefatura de Gobierno, pasando por el golpeteo mediático desde el GDF, creen que respetará las decisiones del Congreso? La duda existe, por eso se sintió obligado a hacer este compromiso.

“48.- Acataremos las resoluciones del Poder Judicial. Y respetuosamente seguiremos insistiendo en la necesidad de su reforma para crear en su interior, un verdadero sistema de control y vigilancia que evite la corrupción y garantice el recto proceder de jueces, magistrados y ministros.”

Lo mismo, ¿por qué tiene que comprometerse a esto? Por que hay muchas evidencias de que no lo ha hecho en el pasado. Hay muchas dudas de que si lo hará si llega a la Presidencia. “Explicación no pedida, culpa manifiesta”.

“49.- Otorgaremos prestigio y respetabilidad a la presidencia de la República. El Presidente de México actuará como político responsable, es decir, como hombre de Estado, no como jefe de partido, de facción o de grupo. El Presidente no utilizará a las instituciones de manera facciosa, ni para ayudar a sus amigos ni para destruir a sus adversarios. Representará a todos los mexicanos y será un factor de concordia y de unidad nacional.”

Una pregunta: ¿Así como se compromete a comportarse si llega a la Presidencia, se comportó cuando fue Jefe de Gobierno del DF? ¿Acaso no controló a la mayoría perredista en la Asamblea Legislativa del DF? ¿No se manejó de manera facciosa, para ayudarse a sí mismo, cuando bloqueó la Ley de transparencia en el DF? Hay evidencia más que suficiente de su manejo político en el GDF como para afirmar que en la Presidencia de la República se manejará igual o peor.

“50.- Como se hizo en el Distrito Federal, y llevando a cabo las reformas legales necesarias, el Presidente de la República se someterá al principio de la revocación del mandato. Al cumplirse tres años, se hará una consulta con una sola pregunta: ¿Quieres que continúe en su cargo el Presidente de la República o que se le revoque el mandato? El pueblo es soberano: así como otorga un mandato, puede retirarlo. El pueblo pone y el pueblo quita.”

Para empezar, esto es algo que tendría que aprobar el Congreso, modificar el COFIPE, la Ley electoral, y darle atribuciones al IFE para llevar dicha consulta junto con las elecciones federales intermedias. De lo contrario se convertiría en una farsa como lo fueron las “consultas” que hizo en el DF. Me gustaría ver que propusiera eso, que el IFE controlara dicha consulta y que quedara en la Ley. ¿Lo hará?

Necesité 6 semanas y más de 20 páginas para analizar los 50 compromisos de AMLO. Hoy todavía sigue como puntero en las encuestas, con entre 5 y 7 puntos porcentuales arriba de Felipe Calderón del PAN, por lo que probablemente él sea el próximo Presidente de México. Si llega a cumplir o intentar cumplir estos 50 compromisos (más los que ha ido prometiendo en cada ciudad y estado del país que visita), México podría caer en una severa crisis para el 2º o 3er año del próximo sexenio. Hay muchos que opinan que no podrá cumplir todas estas promesas pues muchas de ellas dependen de la aprobación del Congreso, y éste estará muy dividido, más que hoy. De hecho el PRD no sería ni la primera mayoría, pues de acuerdo a las encuestas muchos de los que hoy dicen que votarán por AMLO para Presidente, no lo harán por la alianza PRD-PT-Convergencia para diputados y senadores. Además, el PRD quedará debilitado pues tuvo que ceder muchos plurinominales al PT y a Convergencia para esa alianza, misma que no agregó más puntos a AMLO de los que ya tenía.

Sin embargo, recordemos que dentro del PRI, al menos la mitad de ellos, son “nacionalistas-revolucionarios” (populistas y demagogos para que me entiendan). La mayoría de las propuestas de AMLO significan un retroceso a la “docena trágica” (1970-1982), una época dorada para los priístas populistas, cuando los sindicatos crecieron en tamaño y poder. Una época en que los burócratas se multiplicaron como conejos, y la corrupción creció en forma desmedida y descarada. Dichas propuestas, que mantendrían esos cotos de poder en muchos sectores de nuestra economía, en muchas paraestatales e instituciones, serían vistas con muy buenos ojos por muchos diputados y senadores del PRI. Que junto a los del PRD, PT y Convergencia le podrían dar a AMLO la mayoría para pasar sus propuestas. Yo si estoy preocupado. Por eso me estoy ocupando en poner mi granito de arena para evitar que AMLO llegue al poder. ¿Usted qué está haciendo?

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