lunes, noviembre 30, 2009

 

Inherentes al capitalismo

En el mundo hay cosas que se inventan y otras que se descubren. El capitalismo creo que es de las segundas, de las que se descubren y que se sigue descubriendo todos los días. Una particularidad del capitalismo es no tener forma, la forma se la dan los individuos y en cada momento le damos la forma que queremos, según nuestros propios intereses.

 

Hay filosofías o ideologías humanas inventadas. Estas ideologías ofrecen una mejor forma de vivir, establecen reglas del juego (que suelen ser muchas) y las mismas reglas obligan supervisión.

 

No es el caso del capitalismo, pues no hay muchas reglas y no ofrece una mejor forma de vida, el capitalismo no ofrece nada. El capitalismo pone sobre la mesa la capacidad de que cada quien viva la vida que desea vivir, de acuerdo –nuevamente– a sus propios intereses.

 

Hay muchas propuestas de capitalismo, pues hay varios descubridores del capitalismo. Eso no hace al capitalismo ser un invento humano. Sería como creer que la evolución es un invento humano, porque alguien plantea una teoría; las mismas teorías evolutivas cambian constantemente, cada vez que hay un descubrimiento nuevo. Así es el capitalismo, siempre hay descubrimientos nuevos.

 

El mundo capitalista no va a colapsar. Mientras existan dos personas que intercambién el fruto de su trabajo de manera voluntaria, entonces habrá capitalismo. Los seres humanos somos inherentes al capitalismo o al revés.

 

Si una persona te dice que el capitalismo es la fuente de todos los males, dicha persona no esta orgullosa de ser humano.

 

Artemio Estrella

 

 


domingo, noviembre 22, 2009

 

El mito de la revolucion mexicana

"No puedes hacer una revolución con guantes de seda". Josef Stalin
 
A los mexicanos nos gusta celebrar los grilletes que nos impiden avanzar. Por eso cada 20 de noviembre festejamos el inicio de una Revolución que no sólo dejó un trágico saldo de muerte y destrucción a lo largo de los años, sino que con el paso del tiempo creó los lastres que nos han impedido construir un país más próspero.

Los políticos mexicanos defienden el mito de la Revolución porque de él han vivido durante mucho tiempo. De hecho les ha servido de excusa para saquear al País. Durante décadas han justificado sus acciones y los impuestos que nos cobran a los mexicanos por una supuesta labor social surgida de la ideología revolucionaria. Pero a un siglo de distancia del triunfo de la lucha armada, México sigue siendo un país pobre y su distribución de la riqueza es una de las peores del mundo. En buena medida la culpa es del sistema político surgido de la Revolución.

Los gobiernos mexicanos del último siglo han querido presentar la Presidencia de Porfirio Díaz como un tiempo de desastre económico y explotación. Los datos históricos, sin embargo, nos revelan que se trató más bien del primer periodo de crecimiento sostenido en el País desde la Colonia. No hay duda de que don Porfirio presidió un régimen autoritario, pero autoritarios han sido también los gobiernos surgidos de la Revolución. La lucha armada no nos trajo nada mejor.

Muchos políticos e historiadores defienden a la Constitución de 1917 como el anhelado fruto del sacrificio de la Revolución. Es el fin que justificó los medios de siete años de guerra y saqueos en que distintos grupos armados se disputaron el País. Pero la Constitución del 17 no sólo traicionó los principios liberales de la de 1857, sino que además se ha convertido en un lastre permanente en los intentos por construir un país más próspero.

La carta magna del 17 es con frecuencia presentada como la primera "constitución social" del mundo. La verdad es que ha destruido riqueza, ha impedido la inversión productiva y ha empobrecido a los mexicanos. La distribución de la riqueza, por otra parte, no parece ser hoy significativamente mejor que la de tiempos de don Porfirio. México se ha quedado estancado durante mucho tiempo, mientras que otros países que eran más pobres que el nuestro, como Corea del Sur, nos han rebasado de manera contundente. Quizá es porque ellos nunca tuvieron una revolución que les impusiera una "constitución social" que impidiera su desarrollo y aumentara su pobreza.

Cuando en una ocasión se le preguntó a Zhou Enlai, quien durante décadas fue primer ministro de la China comunista, cuál era su opinión sobre la Revolución Francesa, él respondió: "Es demasiado pronto para saber". Si bien nadie puede negar el sentido filosófico de la respuesta, hoy podemos darnos cuenta de que quizá no quería saber.

Mao Zedong y Zhou Enlai consideraban a la Revolución Francesa de 1789 como un antecedente ideológico de su régimen. Se negaban a reconocer que la dictadura que ellos encabezaban empobreció de manera brutal a su país. Millones murieron de hambre como consecuencia de la colectivización de las granjas y del desplome de la producción. Si bien los líderes chinos afirmaban, como los mexicanos ahora, que el suyo era un "régimen social", el despegue sólo vino después de que China adoptó un sistema de libre mercado.

A 100 años de distancia, nuestros políticos son bastante más hipócritas. No nos dicen que es demasiado pronto para juzgar a la Revolución Mexicana. Afirman, contra todas las evidencias, que ha sido un verdadero éxito. Se niegan a aceptar que fue el inicio de un régimen que, lejos de ser social, ha mantenido a millones de mexicanos en la pobreza.

 
www.sergiosarmiento.com

 

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Durante casi 80 años los gobiernos “revolucionarios” inculcaron (y se sigue haciendo porque la historia oficial en los libros de texto no se ha revisado) en todos los mexicanos el mito de la revolución mexicana. Sin embargo la realidad es muy diferente. Fue una lucha fratricida donde una minoría de la población tomó las armas, muchos de ellos sin causa real alguna sólo para enriquecerse. Quienes la iniciaron no la terminaron, y quienes la terminaron crearon un sistema político basado en la corrupción y el autoritarismo que nos sumió en el retraso respecto al resto del mundo.

 

Hoy pocos saben (pues en los libros de texto no te lo dicen, mucho menos en los actos oficiales) que después de vencer Porfirio Díaz los revolucionarios se dividieron y lucharon entre sí. Zapata se levantó en armas contra Madero, pretexto que uso Huerta para asesinar a Madero. Zapata y Villa terminaron peleados. Carranza emboscó y asesinó a Zapata. Y finalmente Obregón y Calles pacificaron al país asesinando a Carranza y a Villa, entre muchos otros, y al resto de los “revolucionarios” los “pacificaron” con puestos políticos, tierras, y mucho dinero. De ese modo el poder político y económico, después de 10 años de violencia y más de 1 millón de muertos, simplemente pasó de un grupo minoritario a otro. ¿Cuál logro de la revolución?

 

Investiga la historia de México, de la revolución. No te quedes sólo con lo que nos “enseñaron” en los libros de texto editados por el gobierno. Hace 100 años la riqueza estaba en la posesión de tierras, hoy está en sindicatos, en monopolios estatales y en oligopolios. Los latifundios aún existen, en manos principalmente de políticos. Y todos mitos, paradigmas, de la soberanía, de las causas sociales, del apoyo a los pobres, no son más que la fachada para que los políticos y grupos económicos ligados al poder sigan enriqueciéndose a costa del resto del país.

 

Las revoluciones, los cambios por medio de la violencia no llevan a nada mejor. Sólo destruyen para que otro grupo siga explotando. Un cambio verdadero debe venir con la ruptura de paradigmas, de mitos, de mentalidad, de idiosincrasia de toda la población, o al menos de la mayoría. Un verdadero cambio es aquel que proponga un modelo liberal tanto en lo económico como en lo social, que incentive el desarrollo del individuo. Y es precisamente el individuo, todos y cada uno de nosotros, que primero debemos cambiar nuestra manera de ver las cosas: no hay lonche gratis, todo tiene un costo.

 

Dany Portales

 


jueves, noviembre 19, 2009

 

Ubre del gobierno

"El Gobierno no es el médico; es la enfermedad". H.S. Ferns
 
Ya es oficial. El Gobierno federal gastará el año que viene 3 billones 176 mil millones de pesos, lo cual equivale a 29 mil 682 pesos por cada uno de los 107 millones de hombres, mujeres y niños del país. Tenemos razón los ciudadanos en sentirnos insatisfechos. Estamos lejos de recibir del Estado servicios congruentes con esta cantidad.

La razón es que buena parte del gasto se va a la burocracia y sólo beneficia a quienes viven de la ubre del Gobierno. En el 2010 este gasto se está concentrando además en entidades, como el Estado de México, donde el PRI busca comprar apoyos políticos.

Si bien los diputados modificaron solamente 96 mil 600 millones de pesos del presupuesto, lo cual equivale a apenas un 3 por ciento del presupuesto total, se las agenciaron para dar aumentos muy importantes a algunas dependencias. Éste es el caso de la Secretaría de Turismo, a la que se le aprobó un gasto 31 por ciento superior al que pidió el Gobierno. Los diputados parecieran haber aprovechado el dinero de los contribuyentes para mandar un mensaje político al Presidente Calderón, quien ha pedido al Congreso que elimine esa Secretaría.

También los diputados elevaron en 31 por ciento el presupuesto de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. No es que vean con buenos ojos al Secretario Juan Molinar Horcasitas, sino que quieren el dinero para la construcción de carreteras en sus estados. Poco importa que en muchos casos estas carreteras no sean las más necesarias o no cuenten con proyectos ejecutivos o con derechos de vía. En algunos casos, como el de la autopista de Cuernavaca, lo único que hace el Gobierno es repavimentar lo que ya está bien asfaltado para gastar el dinero que se le asigna.

Se nos dice que éste es un presupuesto austero. La verdad es que se trata del tercero mayor de toda la historia. Lo rebasan solamente el de 3.5 billones del 2008, el mejor año de la bonanza petrolera y en el que hubo un gasto especial de 321 mil millones de pesos para el cambio del sistema de pensiones del ISSSTE, y el de 3.19 billones del 2009. La austeridad no se ve por ningún lado.

Quienes tienen poder e influencia son quienes se quedan con más dinero. Las universidades, y especialmente la UNAM, lograron un aumento bastante importante de 9 mil 331 millones de pesos sobre lo que les presupuestó el Gobierno. La educación básica recibió 3 mil 955 millones de pesos adicionales mientras que la educación media superior debió conformarse con 750 millones. Es evidente que los rectores universitarios tienen mayor poder político que los directores de escuelas primarias, secundarias o preparatorias.

La Secretaría de Agricultura y la de Reforma Agraria tuvieron incrementos de 21 y 18 por ciento. No es que las dependencias estén haciendo bien su labor. De hecho, Reforma Agraria es una de las dependencias que el Gobierno quiere desaparecer. Pero la Confederación Nacional Campesina (CNC) del PRI presionó para lograr mayores subsidios al campo. Los obtuvo no porque realmente beneficien a los campesinos -ahí están los pobres resultados de Procampo- sino porque es la manera en que la CNC compra votos.

Mucho dinero se está transfiriendo también a estados y municipios. La transparencia sobre estos gastos, sin embargo, es virtualmente nula.

El saqueo se ha consumado. El Gobierno consiguió su ansiado aumento de impuestos y los diputados han repartido el botín. Pero es falso que se esté combatiendo la pobreza o que se busque generar una mayor actividad económica. El propósito es simplemente alimentar la ubre del Gobierno.
 
Corrupción
Es cierto que mide la percepción y no la corrupción propiamente dicha, que es mucho más difícil de evaluar, pero debe preocuparnos que en el índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional hayamos caído 17 lugares entre 2008 y 2009. Ahora estamos en el puesto 89, por debajo de países como El Salvador, Suazilandia o Burkina Faso.

Sergio Sarmiento 
www.sergiosarmiento.com

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¿Tú que eres contribuyente cautivo, ya te decidiste a hacer algo para evitar que los políticos y burócratas te sigan exprimiendo? ¿Has reenviado los correos sobre este tema que te han llegado en los dos últimos meses? ¿Qué vas a hacer para defenderte contra éstos abusos, injusticias, de los políticos? ¿Has considerado la huelga de impuestos?

 

Es probable que muchos de los impuestos que pagas como el ISPT, o el IVA en muchos de los productos o servicios que adquieres, no sea posible dejar de pagarlos. Por eso somos contribuyentes cautivos. Pero si podemos minimizar su impacto. Revisa tu patrón de consumo, cómo y en qué gastas tu dinero, para encontrar áreas de oportunidad comprando en la economía informal o en el extranjero y evites pagar el IVA.

 

Suena paradójico, lo sé, pero tiene su lógica. Los políticos no quieren realizar una reforma fiscal que logre que todos paguemos, que reduzca, minimice, la economía informal. Y no lo van a hacer porque todos esos grupos son cotos de poder de los propios partidos políticos y les dan muchos votos. Además, siempre están los “tontejos” de los contribuyentes cautivos que nunca se quejan, que no están organizados, y que siempre terminan pagando para alimentar la ubre del gobierno. Pues si los gobiernos, los políticos, han legalizado de facto a la economía informal, pues aprovechémosla para reducir nuestra carga fiscal. Quizá si ésta crece aún más los políticos se vean forzados a realizar la reforma fiscal que por fin permita que todos paguemos lo que nos corresponde, y que se promueva la inversión y el empleo.

 

¿Le entras o quieres seguir manteniendo y enriqueciendo a los políticos?

 

Dany Portales

 


lunes, noviembre 16, 2009

 

Pacto para el 'no'

Una democracia que no logra construir acuerdos. Un sistema político donde los partidos no tienen incentivos para la colaboración. Las reformas que México necesita no ocurren por la falta de consensos, es lo que se repite como mantra. Hace falta un gran acuerdo nacional, es lo que se repite en foro tras foro. Hace falta un Pacto como el de la Moncloa, es lo que se propone en reunión tras reunión.

Ése suele ser el diagnóstico común sobre lo que nos aqueja y lleva a la discusión sobre propuestas encaminadas a construir mayorías legislativas u otras medidas con el objetivo de crear un Gobierno "fuerte". Pero ante ese diagnóstico y esas recomendaciones me parece que estamos centrando la atención en el problema equivocado.

México no está postrado debido a la falta de acuerdos o la inexistencia del consenso o la ausencia de mayorías. En México sí hay un acuerdo tácito entre políticos, empresarios, sindicatos, gobernadores y otros beneficiarios del statu quo. Pero es un acuerdo para no cambiar.

Es un pacto para el "no". Para que no haya reformas que afecten intereses protegidos. Para que no sea posible disminuir las tajadas del pastel que muchos sectores reciben, en aras de permitir la creación de un pastel más grande para todos. Basta con examinar las iniciativas presentadas, los nombramientos avalados, y las partidas asignadas para constatarlo.

El paquete fiscal -aprobado por mayoría legislativa- no cambia las reglas del juego; tan sólo va tras el contribuyente cautivo. El nombramiento del nuevo titular de la CNDH -aprobado por mayoría- no busca crear contrapesos, sino asegurar que no existan. La exención de impuestos a nuevos jugadores en telefonía celular -aprobada por mayoría- no busca fomentar la competencia, sino hacerle otro favor a Televisa.

El Presupuesto de Egresos -aprobado por mayoría- no busca reorientar el gasto público para desatar el crecimiento económico, sino mantener su uso para fines políticos. En México todos los días se forman mayorías en el Congreso. Pero son mayorías que logran preservar en lugar de transformar.

Mayorías entre diputados y senadores, forjadas por intereses que quieren seguir protegiendo, incluyendo los suyos. Por los poderes fácticos a los cuales hay que obedecer. Por los derechos adquiridos que dicen es políticamente suicida combatir. Por los privilegios sindicales que -con la excepción del SME- el Poder Ejecutivo no está dispuesto a confrontar. Por la presión de cúpulas empresariales que le exigen al Gobierno que actúe, pero les parece inaceptable que lo haga en su contra, como en el tema de la consolidación fiscal o la promoción de la competencia.

Muchos demandan reformas, pero para los bueyes del vecino. El País se ha vuelto presa de un pacto fundacional que es muy difícil modificar, porque quienes deberían remodelarlo viven muy bien así. Los partidos con su presupuesto blindado de 3 mil 012 millones de pesos. Los empresarios con sus altas barreras de entrada a la competencia y sus reguladores capturados y sus diputados comprados y sus amparos y sus ejércitos de contadores para eludir impuestos en el marco de la ley.

Los gobernadores con sus transferencias federales y la capacidad que tienen para gastarlas como se les dé la gana. El PAN temeroso a tocar intereses por temor a que busquen refugio con el PRI. Allí está, visible todos los días: el Pactum Nullus Mutatio.

El pacto rentista, el pacto conforme al cual es posible apropiarse de la riqueza de los ciudadanos. Y las élites de este país llevan décadas enriqueciéndose legalmente a través de aquello que los economistas llaman el "rentismo". El rentismo gubernamental-empresarial-sindical-partidista construido a base de transacciones económicas benéficas para numerosos grupos de interés, pero nocivas para millones de consumidores.

El rentismo depredador basado en contratos otorgados a familiares de funcionarios públicos. La protección a monopolios y la claudicación regulatoria. El control de concesiones públicas por parte de oligarcas disfrazados de "campeones nacionales". El pago asegurado a trabajadores del sector público al margen de la productividad. El uso del poder de chantaje para capturar al Congreso y frenar las reformas; perpetuar el poder de las élites y seguir exprimiendo a los ciudadanos.

El problema de México no es la falta de acuerdos, sino la prolongación de un pacto inequitativo que lleva a la concentración de la riqueza en pocas manos; un pacto ineficiente porque inhibe el crecimiento económico acelerado; un pacto corporativo que Felipe Calderón -a veces- critica, pero cuyo Gobierno no logra reescribir apelando a los ciudadanos. Y así como durante siglos hubo un consenso en torno a que la Tierra era plana, en el País prevalece un consenso para no cambiar.

Denise Dresser

 

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¿Qué podemos hacer los ciudadanos comunes y corrientes? Los que no militamos en ningún partido político, que no contamos con palancas para que nuestro negocio o empresa tenga un jugoso contrato con algún gobierno o siga siendo privilegiado como monopolio legal. Los que somos ciudadanos de clase media, “demasiado ricos” para que el gobierno nos mantenga con dádivas, pero lo suficientemente jodidos para que no seamos de los beneficiados del sistema. Quienes somos contribuyentes cautivos, que quincena a quincena nos quitan una buena parte de nuestro salario con un ISPT que no vemos reflejado en seguridad, educación o servicios de primera. Que nos cobran una cuota para el IMSS pero que no usamos los hospitales públicos por su pésimo servicio.

 

Si tú sientes que formas parte de ese grupo de explotados por el sistema que bien describe Denise Dresser arriba, ¿qué vas a hacer?

 

Te invito a decir “ya basta”, te invito a actuar y no permitir que ese “rentismo depredador” te siga explotando. Aprovecha los huecos que el propio sistema ha creado y que protege (sector informal de la economía) para reducir tu carga impositiva. Ni un peso más para quienes nos han explotado hasta que se han los cambios que este país requiere. Hagamos una huelga de impuestos. Si todos reducimos un poco los impuestos que pagamos quizá logremos que el gobierno, el Congreso, los partidos políticos, todos los que deberían hacer los cambios y no los hacen porque así les conviene, se vean forzados a modificar el sistema, persuadidos a hacer los cambios que se requieren. Porque mientras ellos sigan viendo que tienen asegurado sus ingresos con la explotación de los cautivos, con la explotación de los consumidores, no harán nada.

 

Comparte este escrito con todos tus conocidos, actúa, no sigas siendo comparsa del sistema.

 

Dany Portales

http://no-al-populismo.blogspot.com/

 

 


viernes, noviembre 13, 2009

 

Políticos caros

"Lo que este País necesita es más políticos desempleados".
Winston Churchill
 
 
Los políticos nos han obligado a todos los mexicanos a apretarnos el cinturón, primero con la crisis y después con el aumento de impuestos. Pero ellos mismos no están dispuestos a participar en el sacrificio.

A pesar de que no habrá elecciones federales en el 2010, el IFE ha pedido un presupuesto de más de 9 mil millones de pesos. De este monto, más de 3 mil se lo repartirán los partidos políticos. Seis mil se quedarán en el IFE, que utilizará unos 3 mil para mantener actualizado el padrón electoral y emitir credenciales de elector y los otros 3 mil para mantener su burocracia en el País. A esto hay que añadir los mil 900 millones de pesos del Tribunal Electoral y muchas más cantidades de los institutos electorales locales.

Tenemos quizá la democracia más cara del mundo, por lo menos desde el punto de vista de los contribuyentes. Quizá se gasta más dinero en Estados Unidos, pero éste es un país mucho más rico y además la mayor parte del gasto político procede de aportaciones privadas.

La clase política mexicana defiende a capa y espada la onerosa democracia mexicana. Afirma que es necesaria para evitar la infiltración del narco en la política. No hay razón para pensar, sin embargo, que los delincuentes no podrán comprar a los políticos sólo porque han saqueado previamente las arcas públicas. Por lo pronto hay un diputado federal electo, Julio César Godoy, prófugo por supuesta vinculación con el narco. Decenas de presidentes municipales han sido detenidos también con acusaciones similares. Seguramente los peores transgresores no han sido siquiera identificados.

Los políticos quieren quedarse con todo. Quieren el dinero que se les da a través de los impuestos, pero también el que obtienen de fuentes privadas legales e ilegales. La compra de votos es masiva en cada elección. El hecho de que el sistema político reciba dinero público no ha servido para moderar esta práctica. Si acaso la ha acentuado.

Los políticos mexicanos pudieron haber optado por un sistema electoral como el estadounidense, en que la mayor parte del dinero proviene de fuentes privadas, o por uno como el europeo, en que la financiación es pública, pero no hay spots de radio y televisión y el gasto se reduce a un monto mínimo. Adoptaron en cambio una mezcla perversa de los dos. Obtienen así enormes cantidades de dinero público, pero también fondos privados; tienen límites muy estrictos de gasto, pero mil maneras de darles la vuelta; tienen tiempos casi ilimitados de radio y televisión para bombardear con spots a los ciudadanos hasta un grado de saturación.

Hay que poner un alto a estos abusos. En un momento en que a los mexicanos se nos exige pagar más impuestos, nosotros debemos demandar un recorte radical del dinero que les damos al IFE, a los partidos y a las demás burocracias políticas. Los partidos no deben recibir ni un centavo de los contribuyentes. La burocracia del IFE debe reducirse en por lo menos un 90 por ciento. El Tribunal Electoral debe ser una simple corte con cinco magistrados y sus proyectistas y no tiene por qué costarnos mil 900 millones de pesos al año. La credencial del IFE, que no existe en otros países, debe eliminarse y reemplazarse por una cédula de identidad que no esté a cargo del IFE.

Los políticos se oponen porque quieren seguirse enriqueciéndose de la política.

 
Doble feriado
El viernes 6 de noviembre, 324 diputados de todos los partidos, con siete votos en contra y 12 abstenciones, votaron por tener dos feriados para el aniversario de la Revolución Mexicana. Los otros 164 diputados, 33 por ciento del total, me imagino estaban ya de puente. El jueves 12 de noviembre, 70 senadores votaron unánimemente por rechazar ese mismo doble feriado. Los otros 58, 45 por ciento del total, me imagino estaban de puente. Dos preguntas: ¿Quiénes fueron los imbéciles, los diputados o los senadores? Y, ¿por qué andaban tantos de puente?

Sergio Sarmiento 
www.sergiosarmiento.com

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Simplemente por la pobreza que hay en México no se justifica que los partidos políticos vivan del Erario, de los impuestos que pagamos los cautivos. ¿Se imaginan el tipo de campaña que podrían hacer los partidos si sólo pudieran usar el dinero que aportan sus militantes? No creo que recaudarían gran cosa. Pero luego luego los políticos quieren dorar la píldora, asustar con el petate del muerto, que sin financiamiento público llegaría dinero del crimen o de las grandes empresas a las campañas comprometiendo a los políticos. ¿Y qué acaso eso no está sucediendo ya? Además, lo que se pide es que se elimine el financiamiento público, no la fiscalización. Pero son hipócritas.

 

Ya hay una propuesta seria, de un partido político, en el Congreso para reducir en un 50% el gasto. ¿La aprobarán? Mientras no haya una verdadera reforma fiscal con un IVA generalizado, sin exenciones, y un ISR bajo, sin exenciones, este país no crecerá y sólo unos pocos cautivos seguiremos cargando el costo de la gorda burocracia y de los políticos. Pero no les interesa modificar las condiciones actuales, pues así como están las cosas, con un pésimo sistema educativo, con grandes sindicatos charros, con exceso de burócratas, con impuestos a unos cuantos, los partidos políticos siguen administrando la pobreza y la ignorancia de la gente que menos tiene, para conseguir los votos que los mantengan en el poder, que los mantenga pegados a la ubre del Erario.

 

Piénsalo, sólo dan limosnas y las obras de infraestructura que se hacen son a los cuates con su respectiva mochada. Ten cuidado de esos políticos populistas.

 


jueves, noviembre 12, 2009

 

¿SME a cualquier costo?

Más allá del éxito o fracaso de las manifestaciones de ayer del SME, lo que importa cada vez más es el litigio jurídico. Como se sabe, una Juez de Distrito otorgó al SME la suspensión definitiva sobre la terminación de la relación laboral, ahora el Gobierno puede apelar al Colegiado e incluso llegar a la Suprema Corte, y todo parece sugerir que es en este terreno donde puede desarrollarse el conflicto.

Probablemente el meollo del asunto no sea el amparo otorgado ni los recursos del Gobierno, sino la hipotética controversia constitucional que pudiera interponer la oposición en el Congreso.

Como se sabe, en México los individuos no tienen el camino del amparo contra disposiciones constitucionales, sobre todo en materia política o electoral. Para interponer una acción de inconstitucionalidad, no sólo tienen que ceñirse a los requisitos de la propia Constitución, sino a ciertos precedentes jurídicos establecidos por la Corte, como lo invocó antier el Ministro Cossío al argumentar que no procedía el recurso de la ALDF ya que no percibía daño alguno para la ALDF, aunque la extinción de LFC fuera anticonstitucional.

La controversia sólo procederá si el PRI se suma al PRD. Y aunque el PRD ha buscado el apoyo del PRI, hasta ahora las bancadas priistas se encuentran divididas y no hay consenso sobre el apoyo al PRD. O tal vez sí hay consenso, mas no sobre LFC sino sobre la oportunidad que les da esta coyuntura para volver a chantajear al Gobierno de Calderón.

En efecto, en vista de la imprevisible conducta de la SCJ sobre las lagunas jurídicas mexicanas generadas en los últimos años, el Gobierno de Calderón no debe sentirse cómodo ni confiado con la llegada de una acción de inconstitucionalidad a la SCJ. No puede apostarle a un resultado, cualesquiera que sean los méritos del litigio.

Nadie duda de que la Corte toma en cuenta consideraciones políticas, pensar lo contrario es pecar de ingenuidad, por tanto suena lógico pensar que Calderón está dispuesto a pagar un elevado precio por evitar que la controversia prospere. Y si el Gobierno de Calderón se percata del riesgo y si a un neófito como yo se me ocurre, es muy probable que también lo hayan detectado ya los viejos lobos de mar que aún nadan en las aguas priistas.

Es muy factible que los líderes priistas en las cámaras de diputados y senadores estén analizando el precio del rescate que podrían cobrar al Gobierno para no ir con el PRD en la controversia constitucional.

Una parte del cobro que el PRI podría solicitar, pues llama la atención la insistencia de los priistas en volver de manera recurrente sobre el tema, es la transferencia del programa Oportunidades -casi 70 mil millones de pesos en 2010- a los gobiernos de los estados. Entidades en su mayoría gobernadas por el PRI, pero también en las que se concentra la pobreza y por tanto los recursos para combatirla: Oaxaca, Hidalgo, Veracruz y tal vez a partir del año que entra Guerrero, y a su manera Chiapas, entre otras.

Que el PRI se adueñe de Oportunidades en estados en los que cuenta con mayoría en la legislatura local es oro molido en un año electoral como 2010. Poder disponer libremente de esos recursos sin rendición de cuentas, aunque ello implique destruir un programa exitoso a lo largo de tres sexenios y en diversos países, es un bajo precio a pagar por los priistas para ganar elecciones que les permitan salir y entrar con comodidad a las casas de gobierno de 10 estados. El dilema para el Gobierno de Calderón resulta evidente.

¿Cuánto está dispuesto a pagar Calderón para ganar todo lo que se propone en el conflicto con el SME? ¿Cualquier precio es aceptable? ¿Se trata de un contencioso político personal del Presidente o de una gesta donde el costo-beneficio es fundamental? Ya veremos.

Pero si para evitar la controversia constitucional y la posible derrota en la SCJ el precio es destruir Oportunidades, este comentócrata opina que es muy elevado.

Jorge Castañeda 
jorgegcastaneda@gmail.com

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Esta editorial muestra como son los arreglos, los enguajes, entre los políticos en las altas esferas del gobierno de este país. Todos quieren llevar agua a sus molinos, todos traen sus agendas particulares, de grupo, y no ven el beneficio del país en lo general. Y cuando digo todos, es todos, PAN, PRI, PRD y el resto de la chiquillada. Y todos ellos viven de los impuestos que pagamos.

Pero más allá de lo anterior, que ya lo sabíamos, los invito a reflexionar sobre la hipocresía de los políticos. El PRD defendiendo al SME aunque LyFC tenía más de 4 veces los trabajadores que ocupaba, y con prestaciones exageradas, pésimo servicio, y robos de energía. ¿Por qué? Porque es un sindicato que los apoya, parte de sus bases. De hecho piden recortes en la alta burocracia (muy necesarios) pero no piden recorte alguno en las bases de burócratas.

El PRI aprovechando su mayoría para enviar más dinero a los gobiernos estatales, que no rinden cuentas a nadie. Exigen recortes al gobierno federal, pero nada a los estatales, municipales o en el propio Congreso. Dicen defender a los pobres, pero no quieren que Oportunidades entre a las zonas urbanas marginadas, fuente inagotable de votos (comprados con despensas, tortas, y camisetas) para el PRI, donde siguen administrando la pobreza.

Y el PAN que ya no da pie con bola, ahora con el populismo de Oportunidades quiere fortalecerse en las zonas urbanas. La pregunta es: ¿hasta cuando estará Oportunidades en México? Son limosnas para los pobres que no los saca de la pobreza. Lo que se requiere es crecimiento económico, generación de empleos, que sólo se da con inversión productiva, creando más riqueza, no repartiendo la actual.

A los políticos no les interesa que disminuya la pobreza, al contrario, la quieren seguir administrando para justificar su utilidad, para seguir pegados a la ubre del Erario. No les interesa que la gente entienda, se informe, que un gobierno más delgado sería lo mejor. Lo que pasa es que un gobierno delgado no genera tantos huesos, puestos políticos, para tanto flojonazo que se dedica a la grilla, viviendo de lo que otros producimos.

Dany Portales

http://no-al-populismo.blogspot.com/


domingo, noviembre 08, 2009

 

PRI: ¿Mal menor?

En la obra de Samuel Beckett, los dos caracteres, Vladimir y Estragón, esperan a Godot, pero Godot nunca se aparece. Los priistas están convencidos de que el pueblo mexicano los espera con los brazos abiertos. Tal vez retornen a la presidencia y tal vez no, pero el PRI ciertamente no ha demostrado que entienda cómo ha cambiado el País o el mundo.

Es difícil recordar el ambiente que privaba cuando el PAN derrotó al PRI. Más allá de Fox, la población en forma abrumadora dio un suspiro de alivio, en parte por la oportunidad inherente a la alternancia, pero también por el hecho mismo de que los priistas se hayan comportado civilmente, aniquilando aquella amenaza de Fidel Velázquez en el sentido de que "se ganó el poder con las armas y con ellas se defendería". Con anclas por demás endebles, el País entró en otra etapa de su historia.

Nueve años después el panorama comienza a cambiar. Dicen algunos observadores ingleses que cuando gana el partido laborista existe gran entusiasmo, pero cuando ganan los conservadores se percibe un enorme alivio. Del entusiasmo que existió cuando el triunfo del PAN no hay la menor duda. La gran pregunta hoy es si la población está lista para votar con alivio el retorno del PRI.

El PRI cosechó este año tanto sus enormes capacidades de organización como los descalabros de otros partidos. Su estructura territorial le permitió dominar regiones enteras, en tanto que el recuerdo del Peje y los descalabros del Gobierno actual le confirieron casi una mayoría en el Congreso.

En contraste con la ingenuidad que caracteriza a muchos de los políticos y gobernadores panistas, los gobernadores del PRI demostraron estrategia, liderazgo y habilidad política. También evidenciaron que las prácticas de cooptación, compra de votos, amenaza y reparto de canonjías siguen siendo lo suyo. ¿Será suficiente esa combinación para encabezar un gobierno en el 2012?

Los activos del PRI son evidentes, pero también sus pasivos. Su gran capital reside en su habilidad y experiencia de gobierno: 70 años en el poder crearon una clase política en su mayoría hábil y competente para gobernar. Sin embargo, el poder priista funcionó no sólo gracias a la capacidad de sus miembros, sino a la estructura de corrupción que la acompañaba.

Aunque los priistas critican la incompetencia del PAN en los menesteres del Gobierno, su propia historia es menos lineal de lo que pretenden. No se puede olvidar que las crisis financieras que comenzaron en los 70 fueron producto del PRI y sus propios abusos, que el caos educativo es resultado de una estructura dedicada al control y no a la educación y que la corrupción que impera en entidades como Pemex es indisoluble de la historia y realidad del PRI.

Nadie puede negar la habilidad política de los priistas, pero nada han hecho para desentenderse de su historia. La competencia entre los precandidatos a la candidatura del PRI es prototípica: ninguno de los contendientes demuestra mejor gobierno, mayor productividad en su estado o un proyecto transformador de país. Como ilustró la reciente ley de ingresos, el PRI sigue sin tener más propósito que el mantenimiento del statu quo.

El PRI no se ha reformado, sigue recogiendo concepciones de desarrollo incompatibles con el mundo de hoy y ni siquiera pretende entender la realidad en la que le tocaría gobernar. La falta de visión de los priistas contrasta con la del Primer Ministro chino que hace no mucho afirmó que "en un mundo globalizado sólo vence quien conquista mercados, no ideologías". ¿Dónde están los mercados que los priistas pretenden conquistar? ¿Cómo proponen darle al ciudadano más modesto la posibilidad de romper con las ataduras que impiden el progreso del País?

El sistema político americano, dicen los estudiosos, "fue diseñado por genios para ser operado por idiotas". El sistema político mexicano fue diseñado por políticos pragmáticos que estaban respondiendo a la coyuntura de los 20 del siglo pasado. A pesar de eso, lograron 70 años, la mayoría de ellos, de paz, estabilidad y crecimiento económico. El problema es que ese sistema, el priista, dependía de genios para operarlo porque el pragmatismo tiene límites naturales. De vez en cuando llegó un idiota que por poco acaba con el País. Ahora los priistas se presentan como los únicos capaces de conducir los destinos de México. ¿Cómo sabremos si el ungido es un genio o un idiota? La pregunta no es irrelevante en una nación caracterizada por instituciones tan débiles, tan fáciles de sojuzgar, y más por políticos hábiles y experimentados.

Un partido que no se ha reformado, y cuya carta de presentación se reduce a los males que caracterizan al partido que hoy gobierna, tiene poco qué ofrecer en una contienda reñida y menos con qué convencer a una población agotada por décadas de malos gobiernos. Además, la noción de que el futuro puede ser mejor porque el PRI esté en el Gobierno es falaz.

Lo que se requiere no es sólo un buen conductor, suponiendo que eso es lo que aportaría el PRI, sino también tener un proyecto susceptible de lograr la transformación por la que el País clama pero contra la cual operan tantos intereses, muchos de ellos cercanos al propio PRI. Una propuesta que no hace sino repetir las fórmulas que nos llevaron a las crisis de los 70, como hoy enarbola el partido, es patética como aspiración transformadora. Baste contrastar esa visión (o ausencia de visión) con la de naciones como China, Corea, Chile y Brasil para ver lo pequeño y limitado de su proyecto. México no necesita, ni le sirve, el viejo PRI que se esconde detrás de una escueta fachada de modernidad.

El PRI tiene una gran historia qué presentarle al electorado, pero adolece de una visión moderna y renovadora, capaz no sólo de atraer votos, sino de llevar a la población a un nuevo estadio de desarrollo. Observando a sus estrellas -como sus diputados- es difícil no llegar a la conclusión de que demasiados políticos mexicanos están paralizados por una combinación de inercia y ausencia de espina dorsal. Obstáculos que son siempre pequeños se presentan como si se tratara del Kilimanjaro y se habla de "costos políticos" como si no fuera ésa su función. Al PRI le falta que su historia empate con un proyecto distinto al que ya murió: el México de hoy ya no es el de 2000 y menos el de 1929. Su futuro exige algo mejor.

Luis Rubio 
www.cidac.org

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Los resaltados son míos.

Después de ver como se comportaron, y siguen comportando, los legisladores y gobernadores priístas en el debate y aprobacion de la Ley de Ingresos para el 2010 así como el presupuesto de egresos, vemos que el PRI no ha cambiado. Siguen con su mismo discurso viejo, rancio, populista y demagógico que durante décadas empinó y sigue empinando a éste país. No es con limosnas como se terminará la pobreza, sino con crecimiento económico, con generación de riqueza, con fomento a la inversión productiva. Pero los priístas en primera fila, y el resto de los políticos de los demás partidos en segunda, insisten en aumentar el gasto gubernamental prometiendo ayudar a los pobres pero ya sabemos que los únicos que salen beneficiados son los propios políticos y burócratas. ¿Para eso quieren más impuestos? Primero que nos comprueben que hacen buen uso de lo que ya reciben, que adelgacen a la burocracia, que eliminen todas sus canonjías, y entonces, cuando lo hayan hecho, platicamos de más impuestos.

Te invito a reenviar este correo para que más gente se informe, para que más personas mediten y razonen.

Dany Portales 


martes, noviembre 03, 2009

 

Mas saqueo

"Resuélvete a no ser pobre: no importa lo que tengas, gasta menos".
James Boswell, "Vida de Samuel Johnson"
 
 
Nos dicen los funcionarios, los diputados y los senadores que no han tenido más opción: que han debido aumentarnos los impuestos no porque quieran, sino porque han caído los ingresos. Pero una vez más mienten. Los ingresos gubernamentales siguen estando en niveles cercanos a los más altos de la historia. Los políticos nos están cobrando más para cubrir un gasto público que cada vez crece más y cada vez resulta más irresponsable.

En los nueve primeros meses de este 2009 los ingresos del sector público cayeron 8.7 por ciento en términos reales (informe trimestral de finanzas públicas de la SHCP). No sorprende. Las empresas y personas físicas en México hemos pagado este año menos impuesto sobre la renta y al valor agregado porque tuvimos menores ingresos y una menor capacidad de consumo. Los ingresos petroleros también bajaron. No nos quedó más que apretarnos el cinturón.

Pero el Gobierno no sólo no se apretó el cinturón -dicen que al Secretario de Hacienda no le cierra más el suyo-, sino que aumentó su gasto. En los nueve primeros meses del 2009 lo subió 4.2 por ciento. Si sólo consideramos el gasto programable, el que no incluye los egresos obligados que el Gobierno no puede modificar, el aumento es más del doble: 9.5 por ciento.

El Gobierno puede argumentar que en este 2009 ha elevado el gasto público de manera artificial para proporcionar un impulso contracíclico a una economía agobiada por la recesión. Pero no es así. El aumento del gasto neto público ha sido constante en los últimos años. Entre el 2005 y 2008 creció 35.1 por ciento en términos reales, de 2.59 a 3.5 billones de pesos del 2010 (esto es, pesos que descuentan la inflación) según el Presupuesto de Egresos 2010.

El gasto neto representaba 21.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en el 2005. Para el 2010, según el Proyecto de Presupuesto, deberá alcanzar 24.8 por ciento. La cifra podría ser mayor, incluso, si la economía no crece el 3 por ciento que pronostica Hacienda.

Es verdad que los ingresos gubernamentales han caído en este 2009. Con el tamaño de la crisis no podía ser de otra manera. Los ciudadanos estamos pagando el costo de los errores económicos cometidos por el propio Gobierno que nos sube los impuestos. Pero si bien los ingresos del 2010 serán menores a los del 2008, el año con mayores ingresos gubernamentales en la historia del País, no serán inferiores a los del 2007 ó 2006.

El problema no es, por lo tanto, que hayan caído los ingresos por debajo de los niveles habituales. Simplemente no hay forma de aguantar un aumento del gasto público tan fuerte como el que hemos sufrido en los últimos años.

Si ese gasto hubiera generado crecimiento económico, mejores servicios gubernamentales o una disminución de la pobreza nadie se quejaría, pero no ha hecho más que expandir la burocracia, enriquecer a los políticos y acumular fondos para repartir dádivas y comprar votos en las elecciones. El crecimiento económico ha sido casi nulo. La pobreza, lejos de disminuir, ha aumentado, a pesar de que el "gasto social" ha sido el mayor de la historia.

La clase política no sólo nos saquea cada vez más, sino que además se burla de nosotros al decir que se ve obligada a subirnos los impuestos porque, en medio de la crisis, los mexicanos ya no estamos pagando tantos impuestos como antes. El problema verdadero es el Gobierno, cuyo gasto no para de crecer ni en los años buenos ni en los malos.
 
Absorber impuestos
Las empresas no pagan impuestos: los trasladan simplemente al consumidor. Quienes pagamos todos los impuestos somos las personas físicas. Lo hacemos a través de mayores precios o de un descenso en la calidad de productos y servicios. La afirmación de que las empresas pueden "absorber" una parte del alza de los impuestos decretada por el Gobierno y el Congreso sólo revela ignorancia sobre la manera en que funciona la economía.

Sergio Sarmiento 
www.sergiosarmiento.com

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¿Quieres saber cuánto te afectará el incremento del 28 al 30% del ISR? Haz click en ésta liga: http://gruporeforma.elnorte.com/libre/offlines/calculadoraImpuestos_web/

Ingresa tu salario bruto, antes de impuestos, y verás lo que estas pagando ahora y lo que pagarás en el 2009 al mes.

A eso hay que agregarle que el IVA aumentó del 15 al 16% excepto en alimentos, medicinas, libros, revistas, y otros productos que son exentos. Depende de cuánto destines a esos productos será lo que pagarás más. También habrá un impuesto a la telefonía fija y celular, así como incrementos al alcohol, cigarros, juegos y sorteos.

¿Y para que será usado todo ese dinero? Pues para sueldos y canonjías de políticos y burócratas. Para que los burócratas se puedan jubilar a los 28 o 30 años de servicio con todo su sueldo y a veces con más sueldo. Para sostener a los partidos políticos y sus mentiras. Para mantener una gorda burocracia que si fuera eficiente y productiva haría lo mismo con la mitad o la tercera parte de la gente que son hoy en día.

¿Qué podemos hacer? Pues usar los huecos legales así como la propia ineptitud de políticos y burócratas para pagar menos impuestos. Hay que hacer una huelga de impuestos donde se pueda y lo más que se pueda. Nos tienen agarrados por el ISPT que nos descuentan automático de la nómina, así como el IVA que viene en cada cosa que compramos. Pero si podemos hacer algunas cosas para disminuir nuestra carga impositiva:

- Habla con tu jefe/patrón para que tu próximo incremento de sueldo sea en especie, en prestaciones exentas de impuestos: bonos de despensa, gasolina, viáticos, seguro de gastos médicos, pago de colegiaturas, maestría, etc. Exprime lo más posible esta opción.

- Calcula la proporción de tu gasto que dedicas a productos que pagan IVA (todo lo que NO sea alimentos, medicinas, libros, revistas, gastos médicos) y cada vez que vayas a comprar algo de eso busca comprarlo usado, o búscalo en un mercadito, en el comercio informal. No tienes que comprar todo en el comercio informal, pero con que aumentes un poco tu gasto ahí, revertirás el efecto del incremento de los impuestos en lo individual. Los políticos nunca han hecho nada para combatir el comercio informal que no paga impuestos, para efectos prácticos son un sector privilegiado, exento. Pues hagamos uso de ese beneficio que la ineptitud de "nuestros" gobernantes ha creado.

- Si vives cerca de la frontera y tienes la facilidad de hacerlo, aumenta la frecuencia de tus viajes y el monto de lo gastado comprando en EUA. Incluso puedes solicitar la devolución de los impuestos allá por ser extranjero, y no pagarías IVA ni aquí ni allá.

- Reenvía este correo a todos tus contactos, sobre todo los que somos contribuyentes cautivos. Si logramos que una buena cantidad de mexicanos pague menos impuestos el año que entra causaremos que nos les cuadren las cifras a los políticos y se verán obligados a hacer recortes en su gasto, algo que debieron hacer por iniciativa propia antes de aumentar impuestos. Pues si ellos no quisieron hacerlo, vamos a obligarlos.

 

Dany Portales

http://no-al-populismo.blogspot.com/

 


domingo, noviembre 01, 2009

 

Reforma Fiscal

Les comparto el cartón de Paco Calderón publicado el día de hoy 1o de noviembre del 2009 en distintos medios impresos.  La economía y  las finanzas a veces pueden ser complicadas de entender, ojalá este cartón les ayude a comprender por qué un IVA generalizado, incluyendo alimentos y medicinas,  es la mejor opción para recaudar impuestos. Al final del cartón viene la editorial de Luis Rubio que recomiendo ampliamente lean.

 

S

 

 
 





2009/11/01

Si no se despliega en su e-mail automáticamente el cartón den click a esta liga: http://pacocalderon.net/uploads/photos/2537.jpg

 
 




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Toda discusión sobre los dineros públicos viene siempre aderezada de la necesidad de una "verdadera" reforma fiscal. Lo que nunca he tenido claro es qué es eso de "verdadera" ya que cada quien la define a su manera.

Lo verdadero depende del color del cristal con que se mira: todo mundo quiere que los otros paguen impuestos para uno mantener sus exenciones. Esta contradicción lleva a que vivamos en un mundo semejante al del legendario "ministerio de la verdad", del país inventado por George Orwell en su famosa novela "1984": lo que se dice no es lo que se quiere decir y la verdad nunca se dice. Todo es newspeak, el lenguaje inventado por Orwell para denotar formas de mezclar propaganda con medias verdades donde, al final del día, nadie sabe dónde quedó la bolita.

La paradoja no podía ser más elocuente: vivimos en un mundo de simulación -en lo fiscal y en lo demás- donde nunca se habla con la claridad necesaria para entender los términos de lo que se discute. En lo que respecta a los impuestos, todos tienen a su villano favorito, pero nadie quiere hablar de la viga que tiene en el ojo propio.

Si hemos de creer la retórica que inunda el mundo de lo público, la agricultura necesita subsidios porque si no se muere, razón por la cual los agricultores no deben pagar impuestos. Los escritores y actores hacen algo excepcional que amerita una exención. Las clases medias están muy golpeadas, lo que obliga a subsidiar la gasolina. Los empresarios son empleadores y por eso merecen estar exentos. Los sindicalizados son una muestra de nuestra soberanía y por eso deben gozar de prestaciones libres de impuestos.

No sería exagerado afirmar que el común denominador de estos ejemplos es que todo el mundo se considera excepcional y, por ese hecho, merecedor de exenciones fiscales. Evidentemente, ningún país puede funcionar de esa manera: no es posible avanzar hacia la igualdad -definida como uno quiera- mientras la ciudadanía no se sienta responsable y, por lo tanto, comprometida con el avance del País. Tampoco es posible caminar hacia el desarrollo mientras todos vivamos en nuestro pequeño mundito de excepciones. Como dice el viejo dicho: todos coludos o todos rabones. Mientras no sea así, México seguirá sumido en una simulación permanente donde todos pretenden que cumplen pero nadie lo hace realmente.

Podemos criticar a nuestros legisladores por los bodrios fiscales que producen, pero, independientemente de las simulaciones en que ellos mismos vivan, también es cierto que no tienen más alternativa que responder ante el mundo que les rodea, y ese mundo es el del conjunto de peticionarios, derechohabientes y ciudadanos que se sienten excepcionales y, por lo tanto, merecedores de tratamiento especial. En este contexto, no debe sorprender el pragmatismo que los caracteriza: hacen lo posible por afectar los menos intereses posibles y por golpear sólo a quien no tiene alternativa. Su forma de actuar es equivalente a caminar sobre un campo minado donde, como aprendieron los diputados en las últimas semanas, es muy fácil acabar en la lona.

Todo esto me hace pensar que el problema fiscal de México está mal planteado. Si uno observa las estadísticas, es claro que los mexicanos pagamos menos impuestos como colectividad de lo que paga la mayor parte del resto de los países, igual los desarrollados que los que son más comparables a nosotros. El problema es que eso a nadie le importa. Lo que el mexicano observa no son las estadísticas, sino los malos servicios públicos, el dispendio de nuestros políticos, las prebendas de que gozan toda clase de grupos, sectores y partidos, por no hablar de las estrafalarias transferencias que le llegan a los gobernadores, las faraónicas tajadas que se llevan las universidades, el poder judicial y funciones como la de seguridad.

Es posible que cada uno de estos apartados del presupuesto de gasto se justifique y lo merezca, pero no es lo que piensa la abrumadora mayoría de la población. Es por esto que la "verdadera" reforma fiscal jamás podrá ser posible mientras no se transparente el gasto público. El gasto público en México es un hoyo negro que se distribuye en lo oscurito y se ejerce sin control.

Repito: es obvio que mucho del gasto es no sólo necesario sino debidamente ejercido. El problema es que los resultados no son satisfactorios porque hay tantas muestras de exceso, corrupción y dispendio que es imposible para el ciudadano conmiserarse con los legisladores cuando se desviven por no pisar las minas al transitar el proceso de definición de impuestos y del gasto público.

Hasta que la población no reconozca el buen uso del dinero del erario, jamás aceptará pagar los impuestos que serían necesarios para financiar el desarrollo del País. Desde esta perspectiva, toda la lógica fiscal mexicana está trastornada: tendría que comenzar por un informe creíble sobre cómo se ejerce el gasto, de qué manera se lograron los objetivos que se proponía el Gobierno (incluyendo a los gobernadores, municipios y poderes Legislativo y Judicial) o por qué no se lograron y qué se propone para corregir los errores.

Una vez pasada esa aduana, el Gobierno propondría sus objetivos para el siguiente año y el presupuesto que sería necesario para lograrlos. Sólo entonces, una vez conocido el uso del gasto anterior y discutidos los proyectos para el año siguiente, se podría aprobar el presupuesto de ingresos. Un proceso así obligaría al propio ciudadano a reconocer la urgencia de los proyectos y a justificar sus propias canonjías.

Al final del día no hay nada más importante, ni más complejo, en la democracia que la asignación de los dineros públicos. Es ahí donde se conjuntan los dos componentes de la vida pública: la ciudadanía que tiene que pagar los costos de la vida en sociedad y sus gobernantes que tienen que llevar a cabo el mandato de la ciudadanía a través del presupuesto. Lo que hemos presenciado en los últimos días no es más que el reclamo de la ciudadanía por el patético desempeño del Gobierno mexicano en el cumplimiento de sus funciones y responsabilidades.

Nadie en su sano juicio podrá dudar de que México requiere una reforma fiscal de fondo, pero ésta tiene que ser comprensiva, es decir, abarcar los dos lados de la ecuación. Sin transparencia en el gasto y rendición de cuentas por parte de quienes lo ejercen, los ciudadanos jamás se sentirán obligados y, por lo tanto, continuarán defendiendo sus beneficios hasta la muerte. Eso es lo que hacen los rectores y los gobernadores de manera cotidiana. ¿Por qué no los ciudadanos?

Luis Rubio 
www.cidac.org

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Para resumir en todo lo anterior: no basta con que haya una reforma fiscal que simplifique los impuestos, también debe haber una reducción del gasto del gobierno, hacerlo más eficiente, más productivo, sin corrupción y sin dispendios, de tal manera que entonces si el gobierno, los políticos que hoy en día viven pegados de la ubre del Erario, tengan la autoridad moral para exigirnos más impuestos a los ciudadanos.

Mientras esas dos cosas no sucedan, los ciudadanos de a pie, que no somos burócratas, que no vivimos del Erario, que somos contribuyentes cautivos, los que somos asalariados y que nos descuentan el ISPT quincena tras quincena, debemos hacer una huelga de impuestos. Por el lado del ISPT no podemos hacer nada, pero si podemos negociar con nuestros patrones que los futuros incrementos de sueldo sean en prestaciones que no son gravadas como vales de despensa, seguros de gastos médicos, o ayuda para colegiaturas o maestrías. También podemos incrementar la proporción de productos que compramos en la economía informal. Con que aumentemos en un 10 o 15% el gasto en la economía informal podríamos revertir el efecto de este aumento de impuestos que hicieron los políticos.

La idea de la huelga es forzar a los políticos, cuando vean que las cuentas no les salen, para que recorten su gasto y además hagan la reforma fiscal que el país requiere. De otra manera, mientras no tengan incentivos, como explica Luis Rubio, no harán nada.

 

Dany Portales

http://no-al-populismo.blogspot.com/

 



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