viernes, marzo 18, 2011
Mal holandés
Pemex podría ser un orgullo de los mexicanos. Es la mayor empresa de nuestro país y la cuarta productora de petróleo crudo en el mundo. También es la entidad que explota el recurso más valioso que tenemos los mexicanos, los hidrocarburos.
Sin embargo, Pemex es un ejemplo de todo lo que funciona mal en nuestro país. Es la única petrolera del mundo que pierde dinero, en buena medida producto de un irracional trato fiscal por parte del Estado que le quita más en impuestos de lo que gana. La paraestatal sufre además de un exceso de personal y de un laberinto de burocracia.
No sorprende que la producción de petróleo crudo de Pemex haya disminuido en los últimos años, que necesite importar gas, gasolina, petrolíferos y petroquímicos, que su nivel tecnológico sea bajo especialmente ahora que se enfrenta al reto de extraer petróleo de fuentes no convencionales como las aguas profundas del Golfo de México o las zonas rocosas de Chicontepec. El problema no es de los técnicos o de los trabajadores de Pemex sino de la estructura que el Gobierno le ha impuesto a la industria petrolera mexicana. Pemex no sólo es un monopolio, es un monopolio asfixiante.
En otros países del mundo los ciudadanos son dueños de los hidrocarburos, como en México, pero el recurso no se entrega a monopolios burocráticos.
En Canadá, los habitantes de cada provincia son dueños del petróleo y del gas, pero no hay una empresa estatal que los explote en exclusividad. Los gobiernos provinciales concesionan zonas de explotación y reciben derechos por los hidrocarburos, con lo que aseguran un ingreso para los ciudadanos sin arriesgar dinero en una actividad muy especializada.
En Noruega, Statoil, una empresa del Estado, produce petróleo y concesiona producción a otras firmas, pero además guarda los ingresos petroleros en un fondo de pensiones para los ciudadanos noruegos de hoy y del futuro en lugar de gastarlos en el presente.
En Brasil, Petrobras, que nació como un pobre remedo de Pemex, gozó de una reforma progresista en los años 90, que permitió la inversión privada en exploración y explotación y abrió las puertas al capital privado en la empresa. Así la empresa, que en un principio se dedicaba a importar crudo y gasolina, es hoy una potencia exportadora de petróleo y gasolina, así como una de las mayores especialistas del mundo en exploración y extracción de crudo en aguas profundas.
Pemex podría ser también un orgullo para los mexicanos, pero no lo es. Ha sido un lastre más que un impulso a la inversión y a la productividad. Lleva dos años haciendo planes para empezar una refinería en Tula, Hidalgo, que ya sabemos perderá dinero como el resto de Pemex Refinación.
México está sufriendo un agudo caso del mal, o síndrome, holandés. La facilidad para exportar un recurso natural de alto precio genera una complacencia que al final empobrece a un país. En México empeoramos esta enfermedad al prohibir la inversión privada en campos como la refinación de gasolina o al usar la renta petrolera como excusa para evitar una verdadera reforma fiscal.
El único logro de la supuesta política nacionalista en hidrocarburos ha sido despojar a los mexicanos de cientos de miles de millones de dólares en riqueza petrolera. Este robo ha sido particularmente terrible porque para millones de mexicanos que viven en la pobreza extrema el único patrimonio real es su participación en la riqueza petrolera. Los políticos mexicanos se la han acabado al paso de los años sin crear mejores oportunidades de vida para los más pobres.
Patrimonio
México tiene 14 mil millones de barriles de reservas probadas de hidrocarburos. A 90 dólares por barril, esto equdivale a 1 billón 260 mil millones de dólares. Cada uno de los 112 millones de mexicanos en el país tenemos así 11,250 dólares en riqueza en el subsuelo. Para los más pobres, éste es su único patrimonio. Qué lástima que los políticos se hayan apropiado de él.
Sergio Sarmiento
www.sergiosarmiento.com
martes, marzo 15, 2011
Los impuestos y los 10 bebedores
Si ellos pagasen la cuenta de la manera proporcional en que se pagan los impuestos en la sociedad de un país, la cosa sería más o menos así, de acuerdo con la escala de riqueza e ingresos de cada uno: Los primeros 4 hombres (los más pobres) no pagan nada. El 5º paga $1. El 6º paga $3. El 7º paga $7. El 8º paga $12. El 9º paga $18. El 10º (el más rico) paga $59.
Entonces, eso es lo que decidieron que harían en adelante, todos se divertían, y estaban de acuerdo con el acuerdo entre ellos. Hasta que un día, el dueño del bar les metió en un problema: "Ya que ustedes son tan buenos clientes," les dijo, "Les voy a reducir el costo de sus cervezas diarias en $20. Los tragos desde ahora costarán $80."
El grupo quiso, sin embargo, seguir pagando la cuenta en la misma proporción que lo hacían antes, de modo que los cuatro primeros siguieron bebiendo gratis. La rebaja no les afectaba en absoluto.
¿Pero qué pasa con los otros seis bebedores, los que realmente pagan la cuenta? ¿Cómo debía dividir los $20 de rebaja de manera que cada uno recibiese una porción justa? Calcularon que los $20 divididos en 6 eran $3,33. Pero si restaban eso de la porción de cada uno, entonces el 5º y 6º hombre estarían cobrando para beber, ya que el 5º pagaba antes $1 y el 6º $3.
Entonces el barman sugirió que sería justo reducir la cuenta de cada uno por aproximadamente la misma proporción, y procedió a calcular la cantidad que cada uno debería pagar: El 5º bebedor, lo mismo que los cuatro primeros, no pagaría nada (100% de ahorro). El 6º pagaría ahora $2 en lugar de $3. (se ahorra 33%) El 7º pagaría $5 en lugar de $7. (se ahorra 28%). El 8º pagaría $9 en lugar de $12. (se ahorra 25%). El 9º pagaría $14 en lugar de $18. (se ahorra 22%). El 10º pagaría $49 en lugar de $59 (se ahorra 16%). Cada uno de los seis pagadores estaba ahora en una situación mejor que antes. Y los primeros cuatros bebedores seguirían bebiendo gratis, y un quinto también.
Pero, una vez fuera del bar, comenzaron a comparar lo que estaban ahorrando. "Yo sólo recibí un peso de los $20 ahorrados," dijo el 6º hombre. Señaló al 10º bebedor y dijo: "Pero él recibió $10!" "Sí, es correcto," dijo el 5º hombre. "Yo también sólo ahorré $1. Es injusto que él reciba diez veces más que yo." "Verdad!!," , exclamó el 7º hombre. "¿Por qué recibe él $10 de rebaja cuando yo recibo nada más que $2? Los ricos siempre reciben los mayores beneficios!" "Un momento!", gritaron los cuatro primeros al mismo tiempo. "Nosotros no hemos recibido nada de nada. El sistema explota a los pobres!"
Los nueve hombres rodearon al 10º y le dieron una paliza.
La noche siguiente el 10º hombre no acudió a beber, ya que se fue a beber a un ambiente mas amigable, de modo que los nueve se sentaron y bebieron sus cervezas sin él. Pero a la hora de pagar la cuenta descubrieron algo inquietante: Entre todos ellos no juntaban el dinero para pagar ni siquiera LA MITAD de la cuenta.
Para quienes comprenden, no es necesaria una explicación. Para quienes no comprendieron, no hay explicación posible.
Publicado por la ANEI en Facebook
domingo, marzo 13, 2011
¿CUBA LIBRE INC?
Mc Arthur sería el arquitecto de un nuevo país que abrazaba la democracia y los mercados libres, convergiendo así la historia del ave Fénix de la segunda parte del siglo XX. Siendo Japón, al igual que México, un país en el cual no se había permitido el desarrollo de una saludable sociedad civil, era entendible al inicio una participación especial del Estado con el propósito de acelerar el desarrollo requerido por el destrozado país. Fue cuando su gobierno, mediante un agresivo activismo, desarrollara el concepto de Japón Inc.
Para el inicio de la década de los años 80 el experimento japonés no sólo había demostrado su eficacia, amenazaba con arrebatar el liderazgo a los EU como la economía más grande del planeta. Surgirían así los famosos revisionistas; un grupo de intelectuales advirtiendo que si los EU no adoptaban el modelo Japón Inc, estaban condenados a ser desplazados por los nipones. Sin embargo, pocos se daban cuenta de que en la isla el Estado nunca había abandonado ese papel interventor, y su capitalismo de estado mostraba la fatiga que siempre llega.
Cuando Reagan en EU desmantelaba el edificio keynesiano que los asfixiaba, los japoneses invadían los mercados mundiales no sólo con productos, invadían los mismos EU adquiriendo activos símbolos como edificios en Nueva York, bancos, campos de golf, compañías cinematográficas y, sobre todo, eran los propietarios de bonos del gobierno americano más importantes del globo. Los bancos japoneses eran ya los más grandes del mundo y sus mercados financieros se aproximaban con prisa a los niveles de Wall Street. Sin embargo, al inicio de la década de los 90s, la burbuja que sólo unos cuantos economistas detectaron, explotaba en una grave recesión de la cual todavía no se reponen.
Fue tal el desencanto con ese modelo que produjo sagaces observadores dirigieran su mirada hacia otro país oriental que, de forma silenciosa, cocinaba otro milagro: China. Habiendo lucrado de la experiencia japonesa y sobre todo de la rusa, China iniciaba una admirable transformación dándole la bienvenida a los mercados y, con medida precisión, desplazaban al Estado como el gran Zar económico con la genial creación de su visionario líder: Un país con dos sistemas.
El milagro chino emerge y deba convertirse en la gran historia del siglo XXI. Pero en el país de las excusas, ahora las autoridades mexicanas culpan a China de nuestras desgracias económicas. La lista es larga pero va desde el contrabando, la ilegal mano de obra, la mal intencionada manipulación del yuan, hasta los hechizos de Confucio en contra de la humanidad. En los EU se culpa a China por la pérdida de empleos en la rama de la manufactura. La realidad es que debido al aumento en productividad las manufacturas, en estos momentos, como porcentaje del PIB, son más altas que hace 30 años.
En EU, al igual que a finales del siglo XIX el empleo de la agricultura se desplazaba a la industria, ahora la economía de servicios lo importa de la manufactura. Pero en el caso de México la realidad es otra. Mientras los chinos agresivamente liberan su economía, nosotros seguimos atrapados por la misma tramitología y la voraz burocracia. China en su costa mantiene cerca de veinte zonas de libertad económica tipo Hong Kong y la creación de riqueza ha sido tal, que no pueden dilatar el ampliarlas hacia el interior del país. Han establecido ya su primera zona libre interior en la ciudad de Chongqing a orillas del río Yangtze, donde conjunta una población de más de 300 millones.
Este proceso liberatorio ha convertido a China en la segunda economía del mundo arrebatando el título a Japón. Chongjin es ya el centro de la mayor inversión internacional en China: Una sociedad entre BPPLC, China Petroleum, y Chemical Corporation.
Si México no inicia un proceso de agresiva liberación de su economía, estamos condenados a perder otra histórica oportunidad y, más triste, perder otro siglo sumergidos en la miseria. Milton Friedman lo aconsejaba hace veinte años: "El ejemplo de México a seguir no debe ser los EU, debe ser Hong Kong." Pero seguimos inmersos en el aparatismo y la burocracia mientras China como aspiradora recibe la mayor parte de la inversión internacional y nosotros nos consolamos quejándonos de sus abusivas tácticas y pidiendo protección.
"Durante todos los años cincuenta, Cuba ocupaba EL SEGUNDO LUGAR EN INGRESO PER CÁPITA de Iberoamérica superando a Italia y más del doble de España. A pesar de su pequeña geografía y con sólo 6 millones de habitantes, en 1958 ocupaba la posición 29 entre las economías mayores del mundo".
Dentro de muy poco tiempo México enfrentará otro reto y, aunque no de tal magnitud, será letal para algunas actividades de nuestra economía; Cuba. Los cubanos sólo esperan la muerte de Fidel para corregir ese histórico error que les hiciera perder medio siglo hundiéndolos en la miseria. Pero los cubanos cuentan con un feroz ejército de verdaderos capitalistas formados en las costas de Florida en un ambiente de lucha, riesgo e independencia. Un ejército que ha acumulado capital financiero -son dueños de varios bancos en EU-, pero sobre todo, capital humano. Cuba tiene además el antecedente de una vigorosa sociedad civil formada en los años de ocupación americana.
Una de las actividades que más deberá sufrir al momento que Cuba emerja abandonando el socialismo, es la agricultura de Sonora y Sinaloa. Seremos entonces testigos de la "Bacardí Produce Corporation" surtiendo el mercado de los EU con grandes ventajas sobre los agricultores mexicanos: Capital del exilio abundante, agresivo y disponible, mercados libres, un esquema legal de libertad y protección, costos inferiores y una nueva cultura del cubano isleño contagiado por la nueva generación libertaria en la Florida, lista para abrazar el desembarco con su hambre de libertad. Guantánamo, la primera ciudad libre de Cuba, succionará como un enorme embudo todas las maquiladoras del norte de México sufriendo de las extorciones del narco y los burócratas.
Será cuando el plan preparado por la influyente Fundación Cubano Americana se implemente y ejecute, en donde se habla de Carlos Alberto Montaner o Lincoln Diaz-Balart como posible presidente de la Cuba Libre. Tendremos así el primer país latino libertario a imagen y semejanza de Hong Kong, Dubái o Singapur, y el segundo desarrollado, rico y próspero de la mano con Chile.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela
WWW.REFLEXIONESLIBERTARIAS.BLOGSPOT.COM
WWW.INTERMEXFREEMARKET.BLOGSPOT.COM
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domingo, marzo 06, 2011
¿Hay narcos pacifistas?
Reconocer sin dobleces la legitimidad del combate que el Estado mexicano libra contra el crimen organizado no implica aprobar las tácticas específicas utilizadas por el Gobierno; tampoco supone compartir su visión del problema (raíces, razones, ramificaciones) ni festejar sus logros reales o supuestos, ni moderar las críticas a sus errores y omisiones. Lo que sí debería implicar, tanto política como moralmente, es la manifestación social de repudio -unánime, clara e inequívoca- contra los grupos criminales como los responsables de la violencia. Por desgracia, esta manifestación cívica no se ha dado. Por el contrario, un amplio sector de la oposición y la opinión ha propagado el concepto opuesto: vivimos "La Guerra de Calderón".
La falta de cohesión nacional contra el crimen organizado lo fortalece objetivamente. El caso recuerda, mutatis mutandis, al pacifismo inglés durante la Segunda Guerra Mundial. Frente al enemigo nazi -sostuvo George Orwell- no cabía permanecer al margen o ser ambiguo. Le parecía escandaloso que muchos intelectuales debatieran desde una cómoda neutralidad mientras los soldados británicos luchaban en las trincheras. A Orwell no le interesaba el "pacifismo moral" -es decir, la mera proclamación autocomplaciente de que la paz es preferible a la guerra. Sabía que del otro lado no había pacifistas.
Orwell fustigaba particularmente a quienes se curaban en salud "yo soy tan antifascista como usted, pero...". Hipócritas o ingenuos, omitían siempre hablar de lo que ocurriría al día siguiente de una eventual victoria alemana. En algunos casos, el pacifismo ocultaba algo más siniestro: una fascinación por Hitler. Entre los adversarios de Orwell en la polémica que sostuvo en 1942, no faltó quien llegara al extremo de desear una victoria nazi porque tendría un "efecto catártico" sobre la literatura y las artes inglesas. Por todo ello, para describir la constelación social que negaba o relativizaba la cruda verdad (los aviones nazis bombardeando Londres), Orwell acuñó el término "Fascifist".
En México, los propósitos políticos de la relativización son obvios: se piensa que identificar con claridad al crimen organizado como el responsable de la violencia juega a favor del PAN en el 2012. Yo no lo creo. En todo caso, esa relativización (el solo hecho de hablar de "la Guerra de Calderón") tiene el efecto de confundir a la opinión pública induciendo la creencia anacrónica de que el Presidente lo puede todo: iniciar el conflicto, mantenerlo y acabar con él. Como en 1942, hay algo torvo en atenuar la responsabilidad de los verdaderos culpables mientras soldados, marinos y policías se baten a diario contra ellos. Y como entonces, la mera enunciación de buenos deseos (formulados de manera indeterminada, sin un destinatario claro) es, en el mejor de los casos, un acto de ingenuidad y en el peor de irresponsabilidad, porque amalgama la violencia criminal con la violencia que ejerce, por principio, el Estado mexicano para defender a la sociedad.
Igual que en aquella circunstancia, ¿nos hemos preguntado si hay pacifistas entre los criminales? ¿Qué pasaría si se apoderan del País? En las poquísimas declaraciones que poseemos (dadas a órganos de oposición), no hay huella de remordimiento. Y por si fuera poco, tampoco ha faltado la fascinación ante el gran Capo, el hombre fuerte.
Antes de que el crimen organizado escale el conflicto y dé pasos adicionales de desestabilización como ocurrió en Colombia (homicidio de un candidato, asesinato de ministros y legisladores, etc.), los medios de comunicación, las universidades públicas, las ONG, los partidos y órganos de oposición y la sociedad civil en general deberían converger al menos en un punto: el rechazo nacional, expresado de manera total e inequívoca, contra el crimen organizado. Esa manifestación no resolvería el problema, pero desharía vaguedades, aislaría moralmente a los asesinos, quitaría incentivos a la utilización política de la guerra y orientaría la atención nacional hacia las mejores propuestas en este delicado ámbito para el 2012.
Los mexicanos podemos y debemos diferir en lo que se quiera cuanto se quiera, menos en ciertos valores esenciales. El más preciado, naturalmente, es la defensa de la vida, del derecho a vivir. Quienes lo atacan son los criminales, no el Gobierno. Contra ellos debería crearse un sólido consenso social.
Enrique Krauze
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¿Y tú, a favor de quién estás? ¿Del narco o de México?
Los criminales son los verdaderos causantes del clima violento que tenemos, no debemos ignorarlo.