jueves, mayo 31, 2012

 

La amenaza sigue viva, 3a parte

Existen algunos empresarios que simpatizan con la campaña de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y cabildean en su favor, quizá porque no se percatan de que es un enemigo acérrimo del sector privado y la antítesis de la libertad económica de los particulares. Veámoslo sin careta.

Primero, la paranoia. AMLO, al igual que Hugo Chávez, ve complots y conspiraciones en todos lados. Un ejemplo fue su visita a fines del 2011 a España, donde se las agenció para decir muchos disparates en pocas palabras, culpando de todos los males de México y la humanidad a una conspiración mundial.

Él afirmó que 'la crisis de México viene de tiempo atrás, aunque se precipitó desde la década de los 70, cuando un grupo de potentados en el ámbito internacional ordenó a sus técnicos y a sus políticos diseñar y aplicar un nuevo modelo para dominar a los estados nacionales y apoderarse de los recursos naturales y de los bienes de la inmensa mayoría de los seres humanos'.

Segundo, se opone abiertamente a las 'llamadas 'reformas estructurales' en materia laboral, energética, fiscal y de seguridad social que, en esencia, significan más privatización, beneficios para una élite y costosos retrocesos sociales'.

Los empresarios saben que urge en México, entre otras, una reforma laboral que flexibilice el mercado de trabajo y mejore la competitividad de las empresas en los mercados externos. AMLO se opone a ella, pero no a cambios socializantes que interfieran más con la operación de los negocios.

Él tiene la pretensión desde su campaña de 2006 de 'impulsar la representación de los trabajadores en los consejos de administración de las empresas públicas y privadas, para aumentar la productividad de las empresas y para garantizar un reparto justo de la riqueza que generan'.

Tercero, muestra un gran desdén por la determinación de los precios en el mercado. La estrategia de AMLO en lo que toca a los precios de los energéticos es que no los determine el mercado, ni su costo de oportunidad, sino un conjunto de burócratas omniscientes.

El manejo de esos precios desde los escritorios de la burocracia siempre tiene resultados desastrosos en la asignación eficiente de recursos, más cuando incluye la promesa electorera de reducir los precios del gas, la gasolina y la electricidad.

Esos menores precios, en la medida que no son resultado de las fuerzas del mercado, beneficiarían a las clases medias y altas, restarían recursos de tareas que en realidad ayudarían más a los pobres, como el transporte colectivo, propiciarían mayores congestionamientos viales y más contaminación ambiental, así como perjudicarían a las generaciones futuras, al agotar aceleradamente nuestros recursos naturales.

Una alternativa sensata sería dejar que esos precios se movieran de acuerdo a las fuerzas del mercado, mediante una reforma energética que promoviera una mayor competencia al permitir la participación del sector privado. Eso no está en la agenda estatista de AMLO, quien equipara la privatización de las empresas estatales a un saqueo de las riquezas y de los bienes de la nación.

No es posible en este espacio comentar los muchos otros planteamientos populistas y estatistas de AMLO, pero termino con dos que confirman su peligroso parecido con los gobiernos nefastos de Venezuela y Argentina.

El primero afectaría seriamente a la clase trabajadora del País. Me refiero a la intención de AMLO, si llegase algún día a la Presidencia, de emular a Hugo Chávez y Cristina Fernández para meter su mano en los fondos de pensiones de los trabajadores, con lo que acabaría por comprometer la integridad de los mismos.

En efecto, él ha planteado 'reformar los sistemas de pensiones para promover una política de inversión en infraestructura con los fondos que actualmente administran empresas del capital financiero. De esta manera un 50 por ciento de los fondos continuarán en las Afores y el otro 50 por ciento restante los manejará el Estado...'.

El peligro mayor, sin embargo, es un proyecto que abriga desde su campaña de 2006, similar al que usó Hugo Chávez para perpetuarse en Venezuela, de 'realizar una consulta amplia y formal para que la sociedad determine si quiere o no una revisión integral de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y cuál es la mejor vía para realizarla, sea ésta la aprobación de un proyecto por el procedimiento ordinario de reformas constitucionales, o sea mediante la convocatoria a un Congreso Constituyente'.

En síntesis, la retórica paranoica y populista de AMLO, así como su delirio de grandeza caudillista llevarían al País, si llegase a ganar las elecciones, en la ruta del retroceso económico. Desechemos, por tanto, esta opción pésima, y conformémonos con alguna de las otras dos, que son malas, pero no tanto.

Salvador Kalifa
salvadorkalifa@prodigy.net.mx

 


miércoles, mayo 30, 2012

 

Mentiras de AMLO

Dice el peje que reduciendo a la mitad el sueldo de los altos funcionarios federales se ahorrarán 200 mil millones de pesos ($200,000,000,000) pero nunca dice a qué cantidad de burócratas se refiere. Entre secretarios, subsecretarios y directores, apenas pasan de 1000 personas. Súmenle subdirectores (que ya no ganan más de 100 mil pesos mensuales), gerentes y subgerentes de áreas.... ¿Cuántos burócratas calculan? ¿10 mil personas? Hagan el calculo con 100 mil burócratas que supongamos ganan en promedio 100 mil pesos mensuales. Saquen su calculadora, AMLOvers, son $10,000,000,000 de pesos (10 mil millones). Por 12 meses. Estamos hablando de 120 mil millones de pesos. Que les bajen la mitad el sueldo, el ahorro es de 60 mil millones de pesos.

Muy lejos de los 200 mil millones que AMLO inventa. Pero ahí no esta lo peor de la mentira. ¿Alguien cree que todos esos burócratas que hoy ganan eso seguirán trabajando en el gobierno por la mitad del sueldo? La mayoría renunciará y los que no buscarán otra fuente de ingreso adicional. Si ya hay corrupción habrá más por la necesidad de completar sus ingresos.
Pero suponiendo que se vayan todos, y que entren nuevos, ¿habrá gente con capacidad y experiencia que quiera trabajar con sueldos de 50 mil o 60 mil pesos mensuales? Eso es lo que ganan gerentes en empresas medianas.

Si de por si el gobierno federal está lleno de personas ineficientes e incompetentes, ahora bajándoles aún más el perfil. Pero así es el populismo. Y muchos ciegos no lo quieren ver.

lunes, mayo 28, 2012

 

¿Más gobierno?

Es práctica común que los políticos en campaña prometan 'el oro y el moro' a los votantes potenciales. Ofrecer más de lo que realmente se puede lograr parece parte del discurso obligado de un candidato a casi cualquier puesto público. Desde luego, la realidad de los problemas es bastante más poderosa que la mejor retórica y, sin remedio, los resultados son por lo común muy distintos de las ofertas. Al respecto, quizá no resulte muy cruel citar como ejemplo la quiebra de los sistemas de seguridad social en todas partes del mundo.

En las circunstancias del México de hoy, las promesas incumplibles abarcan toda la gama de los problemas nacionales. ¿La economía crece poco?: Mi gobierno duplicará la tasa reciente. ¿Hay inseguridad generalizada (o localizada)?: Mi gobierno arrancará sus raíces y restablecerá la paz. ¿Faltan empleos productivos?: Mi gobierno creará un 50 por ciento más de los que existen en la actualidad. ¿No hay infraestructura física?: Mi gobierno invertirá como nunca en la historia nacional. ¿La educación es un desastre?: Mi gobierno revolucionará el sistema. Y así por el estilo, como si los recursos económicos, la capacidad administrativa, el tiempo disponible y la habilidad política del gobierno fueran infinitos.

En todo caso, no me parece injusto decir que las propuestas en boga, en mayor o menor grado, tienen una característica común: implican más gobierno y, vistas con mucho optimismo, quizá mejor gobierno. A mi juicio, para llevar a cabo lo que pretenden algunos aspirantes a la Presidencia de la República, tendrían que hacerse de más recursos fiscales. Por ello insinúan, creo que sin excepción, que de una manera u otra ampliarían la base tributaria. [Comentando ese punto, una institución del sector privado llega incluso a calificar de 'urgente' una reforma fiscal (por supuesto, 'integral'), que se traduzca en un fortalecimiento de los ingresos públicos].

En un sentido muy limitado, yo comparto la idea de que en México se necesita más gobierno: específicamente, en el ámbito fundamental de la prestación eficiente de bienes públicos genuinos, tales como la seguridad personal y patrimonial, y la administración de la justicia. En la provisión de esos dos elementos básicos para la convivencia pacífica, el Estado mexicano ha sido penosamente incapaz -para decirlo con (excesiva) caridad. Las sociedades humanas, dice un estudioso del tema, han existido durante milenios sin que el gobierno se ocupara de la distribución del ingreso o de la promoción del crecimiento económico, pero no sin que garantizara la protección de sus miembros contra los depredadores internos y externos.

Dicho lo anterior, encuentro francamente anacrónica la recurrencia en el discurso político actual de la concepción del gobierno como motor (!) y director (!) del crecimiento económico. (Motor y director de la economía, cuando no mueve ni dirige con efectividad al propio sector público). Dada la solidez de la evidencia empírica, pensé que tal planteamiento estaba desacreditado hace tiempo. En el mejor de los casos, además de ocuparse de la provisión de ciertos bienes públicos, como señalé antes, el gobierno debe jugar el papel de facilitador (árbitro imparcial, regulador eficaz) de la actividad de los particulares en el mercado libre. Y puede intentar redistribuir el ingreso, si así lo juzga adecuado la cambiante voluntad democrática.

A pesar de todo lo que se dice con ligereza, lo cierto es que no hay alternativa viable al sistema de mercado. Sus críticos ofrecen vaguedades ilusorias que no han funcionado en ninguna parte (utopías, pues). Un eminente economista apunta, certeramente, que todas las economías que han combinado progreso sostenido con libertad creciente son variantes del capitalismo. Y añade lo palpable: China ha avanzado más en la reducción de la pobreza durante los 30 años recientes de reformas pro mercado, que en los 60 años previos de planeación centralizada y de propiedad estatal.

Lo anterior no equivale a decir que el sistema de mercado sea impecable. Los últimos años han sido pródigos en ejemplos de conductas económicas éticamente reprobables. No hay sorpresa en ello. Los humanos somos moralmente imperfectos -sentencia con sabiduría un analista connotado- y así son todas (todas) sus instituciones. Sin embargo, politizar el mercado no es la solución. El ámbito real de la política no es precisamente idóneo para la superación moral. Los escándalos de corrupción gubernamental son cosa del diario en México. ¿De ahí vendrán las virtudes reformadoras del resto de la sociedad? Lo dudo, y el lector también, seguramente.
 
Everardo Elizondo
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Necesitamos gobiernos que se enfoquen en lo que deben hacer, proveer seguridad y garantías jurídicas. El crecimiento económico, creación de empleos, la economía en general es responsabilidad de las empresas y ciudadanos. Entre menos gobierno haya mejor. No se dice que el gobierno no intervenga, se requiere al gobierno como juez, mediador de conflictos, garante de las Leyes. Pero no como un actor activo de la economía.

 

jueves, mayo 24, 2012

 

La amenaza sigue viva, 2a parte

El programa social de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) que incluye, entre otras cosas, los servicios de salud y educación es extremadamente ambicioso. En su gobierno habría dinero para todos y para todo, de manera que nadie quedaría fuera de estos sistemas de bienestar social.

En principio, me parecen muy loables estas intenciones. ¿Quién no desea que todos los mexicanos tengan acceso gratuito a los servicios de salud y educación, y que todos terminen una carrera profesional? ¿No es ese, acaso, el ideal de todos los países del mundo? Y, aun así, ni siquiera las naciones más desarrolladas y ricas cuentan con los recursos financieros y humanos para lograrlo.

Debe subrayarse que la 'gratuidad' no quiere decir sin costo. Lo que es gratuito para el beneficiario, le cuesta al contribuyente. Sin embargo, AMLO no presenta un cálculo, siquiera aproximado, de lo que se necesitaría para hacer efectivas sus promesas tan generosas. En principio, todo su financiamiento saldría de la 'austeridad republicana'.

Ésta consiste en la lucha contra la corrupción, la disminución de los sueldos de los 'altos funcionarios públicos' y una reforma tributaria que ampliaría considerablemente la base del Impuesto sobre la Renta (ISR).

Por una parte, la reforma fiscal que tiene en mente, con medidas para reducir la evasión fiscal y eliminar privilegios y tratos preferentes en el ISR no recaudaría lo que plantea, como lo comentó hace tiempo Everardo Elizondo, y menos si deja fuera, como es su intención, la generalización del Impuesto al Valor Agregado en alimentos y medicinas.

Pero lo que más llama la atención es la importancia que deposita en la disminución de los sueldos de los 'altos funcionarios públicos'.

La mayoría de los mexicanos sabemos que nuestros gobernantes aprovechan el puesto público para enriquecerse. Vemos ejemplos de corrupción y dispendio rampantes, con nóminas que superan los ingresos que obtienen las burocracias de otros países.

En consecuencia, suena atractivo cuando surge una voz que promete acabar con esos abusos y privilegios. No tengo duda que estaríamos mejor con un Estado más pequeño, eficiente y esbelto. Por mí, que despidan a muchos burócratas y desaparezcan muchas regulaciones y permisos que son oportunidades de corrupción.

Eso, sin embargo, no es lo que tiene en mente AMLO. No habla de despedir personal o de eliminar regulaciones. Sólo insiste en una reducción de los sueldos de los 'altos funcionarios públicos' para financiar sus promesas del Paraíso en la Tierra.

Esa cantaleta no es nueva, pero por conversaciones con diferentes personas, es efectiva. La sola mención de que se reducirían los sueldos de los 'altos funcionarios públicos' es recibida con gran beneplácito.

El problema está en que eso es un gesto simbólico, pero nunca la panacea de recursos que AMLO necesita para mantener ocupada la mano generosa del Estado. Las cifras que maneja no tienen relación con la realidad, pero el mensaje tiene eco en una población harta de sus políticos. AMLO Suelta números a la ligera, sin saber de lo que habla o, peor aún, con una intención dolosa.

Hace seis años, por ejemplo, habló de una política de 'austeridad republicana' que, al igual que hoy, reduciría los sueldos de los altos funcionarios públicos, abatiría la corrupción y disminuiría los gastos innecesarios y superfluos, pero en ese entonces el ahorro esperado era de 100 mil millones de pesos.

Esa cifra no impresiona ahora, y como se trata de exagerar, en esta ocasión va más lejos. Hoy nos dice que se va a ahorrar '300 mil millones de pesos nada más con el ajuste que vamos a hacer a los sueldos de los altos funcionarios públicos'.

Pongamos ese monto en perspectiva. Equivale a casi el 50 por ciento del renglón de servicios personales en el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2012, lo que implicaría una cirugía mayor de la burocracia.

Esa cirugía requeriría de una de dos estrategias. Por un lado, despedir a alrededor de 400 mil personas, la mitad de las cuales trabajan en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Por otro lado, si no hay despidos masivos, lograr esos ahorros requeriría de una reducción de entre 70 y 80 por ciento en los sueldos de más de un millón de burócratas. En cualquier caso, valdría la pena que AMLO lo dijera abiertamente.

Lamentablemente, una disminución de ingresos de esa magnitud haría que las personas mejor preparadas abandonaran sus puestos para buscar alternativas más atractivas en el sector privado, dejándonos con un gobierno todavía más plagado de ineptos y con motivos suficientes para completar su ingreso mediante la explotación de múltiples formas de corrupción.

AMLO, por tanto, no tiene en asuntos económicos idea de lo que dice.

Salvador Kalifa

 

La amenaza sigue viva, 1a parte

La gran decepción que tenía el pueblo de Venezuela en 1998 por la corrupción y el desempeño de sus partidos políticos tradicionales lo llevó a elegir hace poco más de 13 años a un personaje que decía ser una alternativa política 'honesta', que corregiría todos los entuertos creados durante décadas por los políticos de esos partidos, así como que mejoraría el nivel de vida de los venezolanos.

Me refiero, como se imagina, a Hugo Chávez, quien efectivamente ha transformado a Venezuela, pero haciendo bueno el dicho popular de que el remedio fue peor que la enfermedad.

En nuestro país también existe un enorme desencanto con los partidos políticos tradicionales. El PRI y el PAN han dado innumerables muestras de corrupción, nepotismo y malos manejos políticos.

Lo cierto es que nuestro sistema político está podrido y sólo ofrece alternativas malas, peores o pésimas. No hay forma que desde dentro pueda cambiar, porque no conviene a los intereses de quienes participan en él.

En este contexto surge en México, al igual que en Venezuela, una figura mesiánica, que promete curarnos de todos los males, reales o imaginarios, que ocasionaron los gobernantes salidos de esos partidos.

Esa figura es Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien busca nuevamente la Presidencia de la República. La verdadera, no la espuria de 'presidente legítimo', con la que se autonombró después de su pataleta por la derrota sufrida en las elecciones del 2006.

El PRD y AMLO, sin embargo, no son nuevos en el devenir político de nuestro país. No son, como dicen, una alternativa fresca y honesta, con programas económicos modernos. Por el contrario, se oponen a las reformas estructurales y representan la versión más retrógrada del de por sí anquilosado sistema político mexicano y, por ende, son la opción pésima en esta elección presidencial.

Las nuevas generaciones muy probablemente desconocen que AMLO y muchos de los fundadores del PRD son priistas despechados. Abandonaron al PRI no por diferencias ideológicas, sino porque les fue negado el hueso al que aspiraban.

AMLO dejó el PRI porque no fue su candidato a la gubernatura de Tabasco. Eso mismo hizo Ricardo Monreal (que ahora está en el PT) al negársele la candidatura a la gubernatura de Zacatecas, y Cuauhtémoc Cárdenas, quien no obtuvo la de la Presidencia de la República.

Ellos salieron del PRI tecnocrático de los 80 y 90 con las ideas y convicciones del PRI populista, intervencionista y estatista de los años de Luis Echeverría Álvarez. Y esas mismas ideas están presentes hoy en el PRD que cobija a estos dinosaurios políticos.

AMLO corteja hoy, con mensajes de amor y concordia, al sector privado. Pero la mona aunque se vista de seda, mona se queda. La demagogia y el malabarismo verbal son su sello personal. Tiene una gran habilidad para hacer creíbles las más descabelladas hipótesis, con las que fácilmente engatusa a las personas, confundiendo el debate de ideas con el intercambio de descalificaciones. Está en pro de una mayor intervención del Estado y desdeña la economía de mercado.

La crítica de AMLO a la economía de mercado en distintos foros y discursos contrasta con su visión romántica de un intervencionismo gubernamental caracterizado por acciones óptimas de gobernantes y burócratas bondadosos y omniscientes.

La gran mayoría de las personas sabemos perfectamente que esa no es la forma en que se comporta la burocracia, como tampoco es la pauta que rige el comportamiento de los políticos.

En la práctica, los mercados imperfectos funcionan mejor que los gobiernos imperfectos. La competencia, así como los incentivos al esfuerzo y la innovación, sin importar qué tan imperfecto sea el mercado, funcionan siempre mejor que los programas y planes de los burócratas 'angelicales' que desde un escritorio persiguen, supuestamente, el interés público. La extinta Unión Soviética es un ejemplo patente de ello.

En principio, es fácil coincidir con muchas de las preocupaciones de AMLO. No hay duda que todos aspiramos a un México más culto, seguro y sin corrupción, con un gobierno austero y eficiente, que facilite la acción de los particulares, respete los derechos de propiedad, y donde los costos de los insumos sean 'justos y competitivos' para lograr un crecimiento alto y sostenido.

En fin, todos deseamos y buscamos el Paraíso en la Tierra, promesa que hacen todos los políticos, pero que AMLO dice sólo él puede hacerla realidad.

El problema no está, por tanto, en la exposición de las preocupaciones centrales de AMLO, la mayoría de las cuales apelan a los más nobles sentimientos humanos, sino en el populismo, el intervencionismo estatal y las políticas públicas que propone usar para cumplir sus promesas, que son un camino seguro al infierno económico.

Salvador Kalifa
 

miércoles, mayo 16, 2012

 

¿Será cierto que AMLO miente?

Andrés Manuel López Obrador propone bajar el precio de la gasolina… pero se le acusa de que miente, ya que sabe que este depende no de que lo establezca el Presidente, sino del precio internacional del petróleo…. O quizás no miente, y lo dice porque lo ignora… o peor aún: porque pretende subsidiar aún más, con más y más miles de millones de pesos el ya de por sí carísimo subsidio que pagamos por tener bajo ese precio para los consumidores de altos estratos (los que tienen automóvil)… dinero público que podría ir a construcción de infraestructura, educación o combate a la pobreza… VIL POPULISMO IRRESPONSABLE!!!...

Andrés Manuel López Obrador propone quitar de sus puestos a los líderes sindicales corruptos… pero se le acusa de que miente, ya que sabe que esto no depende del Presidente, sino de los estatutos internos de cada sindicato y que nadie puede entrometerse en esos asuntos, tal como lo ha asentado la SCJN… O quizás no miente, y lo dice porque lo ignora… o peor aún: porque pretende sembrar "pruebas" a los líderes sindicales que no sean afines a su "causa" o "ideología", lo cual no nada más significaría intromisión, sino incluso un regreso a las prácticas más autoritarias de la historia mexicana… VIL AUTORITARISMO!!!...

Andrés Manuel López Obrador propone para México un sistema "anti-tecnócrata" tal como "el que generaba crecimiento, infraestructura e inversión", refiriéndose al que tenía nuestro país con Echeverría y López Portillo entre 1970 y 1982… pero se le acusa de que miente, ya que sabe que ese estilo de gobierno, populista, patriotero e irresponsable fue el peor que hemos tenido en nuestra era moderna, ya que nos sumió en la crisis, la pobreza, y la deuda que aún estamos pagando (época conocida como "la docena trágica" por su manejo económico irresponsable y populista)… O quizás no miente, y lo dice porque lo ignora… o peor aún: porque pretende convencer al pueblo, y chantajear así al congreso, para que de nuevo nos metamos en ese tentador tobogán de endeudamiento, corrupción y crisis, y le rindamos pleitesía, aunque después paguemos por años (de nuevo) las consecuencias… VIL POPULISMO IRRESPONSABLE!!!...

Andrés Manuel López Obrador propone hacer que México crezca tan sólo con reducir en un 50% el salario de la "alta burocracia" de este país… pero se le acusa de que miente, ya que eso, además de ser insuficiente y artificial, lo decide el Congreso… O quizás no miente, y lo dice porque lo ignora… o peor aún: porque pretende no nada más chantajear al Congreso, sino que además, de lograrlo, vamos a tener gente con menor capacidad para llevar las riendas de las instituciones del país… sumado a que al pagarles menos va a tener en los controles altos del gobierno a gente mal pagada, lo cual redundará, sin dudas, en corrupción rampante ("no me pagues 60 mil… seamos republicanos… págame 20 mil… los otros 40 mil yo sólo me los gano")…. VIL POPULISMO IRRESPONSABLE!!!...

Andrés Manuel López Obrador propone aumentar el salario mínimo… pero se le acusa de que miente, ya que eso ni lo decide el Presidente, ni es algo que realmente importe, ya que es tan sólo un referente de medición al momento de calcular un sueldo o una multa, y no el sueldo mínimo que se pague en empresa alguna… O quizás no miente, y lo dice porque lo ignora…. o peor aún: porque pretende aumentarlo "por decreto" y obligar fiscalmente a las empresas a pagar más a los mismos empleados por la misma baja productividad, con lo cual las miles de micro y pequeñas empresas dejarían de ganar, y por lo mismo, cerrarían… VIL POPULISMO IRRESPONSABLE!!!...

Andrés Manuel López Obrador miente propone no hacer reformas estructurales "porque son sólo recetas de las mafias mundiales, y no se necesitan para que México se desarrolle"…pero se le acusa de que miente, ya que si algo se debe modificar en este país es el sistema de incentivos y castigos en todos los ámbitos, no nada más para que el país crezca, sino para que sea más justo… O quizás no miente, y lo dice porque lo ignora… o peor aún: porque pretende endeudar al país para que haya "crecimiento e infraestructura" y el salga "vitoreado" como Hugo Chávez, aunque después se desencadene una crisis que paguen muchas generaciones por venir… VIL POPULISMO IRRESPONSABLE!!!...

Andrés Manuel López Obrador propone crear 7 millones de empleos en 6 años "sin necesidad de reformas estructurales" como la laboral… pero se le acusa de que miente, ya que para crear 1.15 millones de empleos al año, el crecimiento de la economía debe ser de alrededor de 7% anual (150 mil empleos por cada 1%), ADEMÁS de que debe haber una mayor facilidad y flexibilidad en el entorno laboral, que permita a las empresas contratar más fácilmente, y eso sólo se puede hacer con reformas estructurales que hagan más fácil y rápida la creación de riqueza y de empleos, o con endeudamiento populista, que reparta dinero virtual y nos lleve a una crisis segura… O quizás no miente, y lo dice porque lo ignora… o peor aún: porque pretende reeditar esa docena trágica de Echeverría y López Portillo de la que tanto habla, ya que lo demostró oponiéndose a la reforma laboral que mejoraría dicho entorno… VIL POPULISMO IRRESPONSABLE!!!...

Andrés Manuel López Obrador propone vender los aviones presidenciales y viajar en líneas comerciales… pero se le acusa de que miente, ya que un Presidente de un país como México no puede estar dependiendo de vuelos, huelgas, boletos, reservaciones, etc para estar en donde tiene que estar cuando tiene que hacerlo… O quizás no miente, y lo dice porque lo ignora… o peor aún: porque pretende hacerlo, aunque luego deje de supervisar obras importantes, o de verse con jefes de estado de otros países, o no llegue a eventos importantes "porque su vuelo llegó tarde o no encontró boleto de pasillo"… VIL POPULISMO BANANERO!!!...

Andrés Manuel López Obrador propone instaurar un modelo de país "con "valores", ya que eso es lo que necesitamos para salir del problema en el que estamos"… pero se le acusa de que miente, ya que un Presidente no puede instaurar "valores" en la gente, más que los que le permite la ley a través de los libros de texto, cuyo contenido es revisado por el Congreso… O quizás no miente, y lo dice porque lo ignora… o peor aún: porque pretende ensartarle a la gente miles de spots diarios diciéndole que hacer y qué no, qué creer y qué no, al grado de instaurar leyes que castiguen a quien no lleve a cabo sus actividades diarias según esos "valores"… VIL AUTORITARISMO!!!...

Andrés Manuel López Obrador propone erradicar la corrupción del país con su llegada porque "lo único que México necesita es que los de arriba no sean corruptos"… pero se le acusa de que miente, ya que aunque llegue el hombre más honesto y honrado del mundo a gobernarnos, el sistema está tan mal diseñado, que no importa quien llegue a gobernar, mientras no se cambie el sistema de incentivos y castigos (reformas estructurales), esto no podrá cambiar mucho… llegue quien llegue, con este sistema el secuestrador y el policía de la frontera sur seguirán en su proceso corruptor, al igual que el narco y el burócrata de la frontera norte… o quizás no miente, y lo dice porque lo ignora… o peor aún: porque pretende hacerle creer a la gente con miles de anuncios diarios que como el anda en burro, viaja en tsuru, vive en un departamento y su chofer cobra 5 mil pesos, ya la corrupción en México se terminó como por arte de magia, y todos viviremos en Pejelandia… VIL POPULISMO BANANERO!!!...

Andrés Manuel López Obrador propone, en una acción "austera y republicana", quitarle la pensión a los expresidentes del país… pero se le acusa de que miente, ya que eso no lo decide el Presidente, sino el Congreso… o quizás no miente, y lo dice porque lo ignora…. o peor aún: porque pretende hacerse ver como un "mártir" de la República (una vez más), mientras departe y consulta alegremente a su mentor, el expresidente Echeverría (te has fijado que JAMAS lo ha criticado, cuando ese señor fue quien comenzó el desastre en México?)…. VIL POPULISMO!!!...

Andrés Manuel López Obrador propone que México viva en un clima de seguridad tal como el que "el logró instaurar en el Distrito Federal"… pero se le acusa de que miente, ya que eso no lo logró él, sino su sucesor Marcelo Ebrard, el sistema de videovigilancia que este instauró, y el trabajo disciplinado y sin populismos de Mondragón y Mancera… o quizás no miente, y lo dice porque lo ignora… o peor aún: porque pretende que el pueblo olvide que en su gestión la inseguridad en el DF era tan grave y rampante, que incluso se hicieron marchas por la paz a las que él llamó "de pirrurris"… o bien que crea que las cosas malas que pasan en este país las hacen los demás, y las buenas, todas él… VIL MENTIRA!!!...

Andrés Manuel López Obrador propone crear un gobierno "ciudadano" que esté en contra de cualquier cercanía con el "PRIAN", ya que "ellos son lo mismo y representan a la mafia que no quiere que México prospere"… pero se le acusa de que miente, ya que sus principales colaboradores, tales como Manuel Camacho Solís, Ricardo Monreal, René Bejarano, Arturo Núñez, y hasta el mismísimo Manuel Bartlett, autor de la caída del sistema del 88, son expriístas!!!... o quizás no miente, y lo dice porque lo ignora…. o peor aún: porque pretende copiarle al PRI un sistema similar de corrupción y control, tal como el que estos señores hicieron en sus buenos tiempos en ese partido… VIL HIPOCRESÍA!!!...

Andrés Manuel López Obrador propone crear un frente común que impida el regreso del PRI al poder, ya que "eso sería una regresión que nos haría mucho daño y que no queremos los mexicanos"… pero se le acusa de que miente, ya que lleva 12 años diciendo que la mafia YA gobierna en el país, y que él es la única opción ante esa mafia… o quizás no miente, y lo dice porque lo ignora, o peor aún, PORQUE A PESAR DE LO QUE LLEVA DICIENDO Y PREGONDANDO, SABE PERFECTAMENTE QUE EN ESTOS ULTIMOS 12 AÑOS NO HA GOBERNADO NINGUNA MAFIA, SINO AL CONTRARIO, SE HA TRATADO DE SACAR AL PAÍS ADELANTE AÚN CON SUS CRÍTICAS Y LAS DE SUS FELIGRESES ASÍ COMO CON LA OPOSICIÓN DE LA VERDADERA MAFIA, ESA QUE MUY PROBABLEMENTE REGRESE AL PODER!!!... VIL JIJODETODASU……!!!!

Pues bien… si estás muy metido en las redes sociales, y por lo mismo muy en desacuerdo con que regrese el PRI a gobernarnos, es importante que de las opciones que hay conozcas sus verdades… y tomes una decisión no parcialmente, sino TOTALMENTE informada…

Puedes NO CREER en lo que está aquí escrito… y está bien… después de todo vivimos en un país AUN libre… sólo te recuerdo que si vas a votar respecto a lo que CREES y no a lo que SABES, mejor vota por algo en lo que mejor CREAS, tal como tu religión o tu DIOS…
 
Antar González

martes, mayo 15, 2012

 

En país de tuertos, el ciego es rey (sic)

Lo que más me asombra de López Obrador es su descaro inigualable para mentir. Lo que más me asombra de sus opositores es su falta de reflejos. En el multicitado debate, Peña Nieto le echó en cara el asunto Bejarano: su secretario particular a quien todos vimos llenándose bolsillos y maletín con fajos de dólares extorsionados a un empresario, Carlos Ahumada. López subió la apuesta: "Le faltó a usted mencionar a Gustavo Ponce… Bien, lleva ocho años en la cárcel y Bejarano también cumplió su condena".

Qué falta de condición de Peña: quien fue secretario de Finanzas del DF con AMLO como jefe de Gobierno, está en la cárcel, cierto; pero no por los buenos oficios de López, sino porque fue localizado por la PGR en municipio perredista, Tepoztlán, y escondido en una casa de perredistas. Lo detuvo el gobierno federal. El gobierno de López, por boca del mismo, le dio el pitazo una vez destapado ese drenaje: la noche en que ya habíamos visto al Tesorero del DF jugando en Las Vegas y sabíamos que iba cada tres semanas y llegaba a trabajar en un auto Porsche de millón y medio de pesos (que estacionaba junto al famoso Datsuncito de López Obrador), éste aseguró a la prensa que a la mañana siguiente tendrían enfrente a Ponce dando explicación (como si pudiera haber alguna).

Así dio el pitazo a su camarada en aprietos. Y añado: nunca me he tragado que Ponce fuera a Las Vegas, cada tres semanas, a jugar y nada más que a jugar. Un patrón que ignora lo que hace quien maneja los dineros de la ciudad o es cómplice o es profundamente estúpido. López no tiene un pelo de estúpido, así que es cómplice. ¿Qué hacía Ponce? Nadie lo ha investigado, como nadie sabe a dónde fueron a dar los fajos de dólares de Bejarano; pero López Obrador lleva seis años en campaña, recorriendo el país, pagando transportes, equipos, papelería, comidas. Además de tenis Louis Vouiton de 14,000 pesos para uno de sus críos. El rastro del dinero es evidente. Siempre lo es.

López está en lo suyo. Me asombran los opositores. Promete bajarse a la mitad el salario y bajarlo a todos los altos niveles de su gobierno ahora que gane la Presidencia (risas grabadas). Pero no sería la primera vez que ocupara un cargo público: como jefe de Gobierno del DF no se rebajó el sueldo ni se lo rebajó a Bejarano, Padierna ni Gustavo Ponce. Su chofer, Nico, ganaba tres veces más que el presidente de Argentina.

El reinado de López fue la época de oro para taxistas piratas y vendedores ambulantes… que engordaban el cochinito; la de asaltos en taxis y secuestros en el DF. El narcomenudeo creció 760 por ciento, casi ocho veces más del que hubo con Rosario Robles y Cárdenas. Y las narcotienditas estaban tan perfectamente localizadas que la prensa publicaba los domicilios una y otra vez… Nada… No es difícil imaginar el motivo: llenaban el "cochinito" de la campaña presidencial de 2006, o, o… diga usted qué.

Una manifestación de centenares de miles le exigió a López actuar contra la abrumadora delincuencia y se burló de todos llamándolos "pirrurris". No vio la contradicción entre su tesis de la pobreza causada por el modelo impuesto desde que su admirado López Portillo dejó su tiradero en 1982, y que existan tantos pirrurris en el DF que puedan llenarle desde El Ángel hasta el Zócalo. El DF es una ciudad de pirrurris, de riquillos. ¿Cómo es eso? Secreto de López.

López Obrador se ha encontrado un yermo: no tiene oposición ni dentro del PRD ni fuera. A Marcelo Ebrard le impuso un acuerdo para elegir candidato y Ebrard lo respetó. López, dicho con todo respeto, no respeta nada: ningún acuerdo, ningún límite.

En el tedioso debate acusaba a "los de arriba" de mover los hilos del gobierno y de la oposición al Único Rayito de Esperanza. Permanecía unos segundos con sonrisa congelada y el dedito (los tiene chiquitos) apuntando hacia al techo: "De allá… de allá… de allá vienen las órdenes… de arriba". Ninguno de los tres simples que tenía a un lado fue capaz de pedirle nombres de ese grupo ni de señalarle el parecido de ese grupo secreto "allá arriba", que realmente gobierna México, con las tesis conspiracionistas de los neo-nazis que ven judíos manejando el mundo. Nadie tuvo un sarcasmo: "Ah, sí, el candidato del partido fundado-por-Salinas-de-Gortari, el señor López Obrador, del PT, se refiere a los ángeles o… ¿quiénes son los de arriba, señor?". Por eso sigue vivo: rey ciego en país de tuertos.

MEMORIOSOS:

En 1968 Peña Nieto usaba pañales. AMLO se inscribía al PRI. Ya había ocurrido Tlatelolco.

www.luisgonzalezdealba.com


domingo, mayo 13, 2012

 

¿ISR sobre ingresos o utilidades?

En múltiples ocasiones, desde la campaña del 2006 hasta la actual, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha acusado a muchas empresas, principalmente las más grandes del país, de que pagan pocos impuestos. Entre sus "pruebas" saca datos de los ingresos (ventas) de las empresas así como el monto del Impuesto Sobre la Renta (ISR) que dichas empresas reportan a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), pues todas ellas son públicas (cotizan en bolsa). Acto seguido divide el ISR pagado entre las ventas y obtiene valores menores al 10%, 5% o incluso 2%. Como muchos sabemos, el ISR vigente para empresas en México es del 30% así que comparado ese 30% contra el 10, 5 o 2% que obtiene AMLO en sus cálculos aparentemente las grandes empresas están evadiendo impuestos, pagan muy poco. ¿Es eso cierto?

Para la mayoría de la gente el concepto de "ingresos" se confunde con el de "utilidades" pues la gran mayoría de los mexicanos somos empleados asalariados y nuestro sueldo son todos nuestros ingresos, lo que tenemos para gastar. Sin embargo cualquier contador, empresario, fiscalista, o gente que tenga un poco de conocimientos sobre contabilidad básica e impuestos, sabe que para una empresa ingresos no es lo mismo que utilidades. Los ingresos, como la misma palabra indica, es todo lo que entra a la empresa en forma de dinero y básicamente son todas las ventas de la empresa. Las leyes fiscales consideran como ingresas, en determinadas situaciones, otras fuentes de dinero que no son por ventas, pero para nuestra explicación consideremos que son todas las ventas de la empresa.

Para las empresas sus ventas, sus ingresos, no son su utilidad, no son sus ganancias libres para gastar. Las empresas tienen que pagar por los insumos que utilizaron para fabricar lo que venden, o para pagar los servicios, la nómina de la gente con la cual cobran el servicio que proporcionan. Tienen gastos, costos de ventas. La utilidad de una empresa, y específicamente la utilidad gravable, es el resultado de restarle a todos sus ingresos (ventas) todos sus gastos y costos: materias primas, sueldos y prestaciones de los trabajadores, cuotas del IMSS e INFONAVIT, energía eléctrica, renta del edificio, depreciación de la maquinaría, intereses pagados por préstamos, telefonía, y en fin, todo lo que se haya requerido para poder fabricar el producto o dar el servicio que vendió y por el cual tuvo los ingresos.

Después de restar todos esos gastos y costos a los ingresos veremos que la utilidad es mucho menor que los ingresos. El porcentaje de utilidad respecto a los ingresos varía mucho de empresa a empresa y de sector a sector y depende de muchas cosas, desde la cantidad de competidores que tenga, hasta qué tan buenos sean los administradores, la productividad, etc. Pero en las grandes empresas, las que cotizan en bolsa y que normalmente están compitiendo con otras empresas nacionales o internacionales, las utilidades representan entre el 5% y el 15% de los ingresos. El ISR se calcula sobre las utilidades no sobre los ingresos. Así que el hecho de que las empresas paguen ISR del 5% o 2% sobre sus ingresos es perfectamente normal y legal pues el 30% de 15% es un más o menos un 5% y el 30% de un 6% (una utilidad gravable bastante buena y común para una empresa de gran tamaño) viene siendo un 2% de los ingresos.

¿Entonces por qué AMLO dice que las grandes empresas no pagan y calcula el ISR sobre los ingresos? Porque AMLO miente para engañar a la mayoría de la gente que no sabe cómo se calculan los impuestos en México. Miente para justificar su discurso clasista trasnochado de que hay pocos privilegiados muy ricos que no pagan lo que debieran y el "pueblo bueno" está oprimido. Durante décadas la educación pública manejada por el PRI gobierno inculcó a muchas generaciones el odio a los ricos, a los opresores. El PRI tenía que justificarse en el poder como los herederos de la Revolución, los que quitaron a Porfirio Díaz y a los ricos hacendados del poder, y se lo dieron al pueblo. No es gratuito que mucha gente vea signos de riqueza como algo malo y que seguramente es mal habida.

La ideología de AMLO y de sus más cercanos colaboradores y seguidores es de izquierda. Ellos consideran que el Gobierno, el Estado, debe ser lo más grande posible para darle a la gente todo lo que necesita. Es una concepción paternalista en la cuál "papá Gobierno" nos debe procurar con todo. Papá gobierno nos protege de los malos, de los opresores del pueblo, de los ricos, de la burguesía, de la oligarquía (gobierno de los ricos). Y para poder justificar todo esa ideología, ese discurso, es necesario presentarle pruebas al "pueblo bueno". Y qué mejor que mostrar lo poco que pagan calculando el ISR sobre ingresos y no sobre las utilidades, total, el pueblo en su ignorancia ni cuenta se dará del engaño, pero con ello se abona al discurso del líder, se fortalece su imagen de honestidad y de sólo él se atreve a confrontarse con "la mafia en el poder".

Como dije en un inicio, este discurso de AMLO no es nuevo. Por eso muchos lo acusamos de ser un "peligro para México" pues vimos que pretendía llegar al poder dividiendo a la sociedad en clases, entre ricos y pobres, entre la mafia y el pueblo bueno. Para estas elecciones parecía que había cambiado su discurso, ahora hablaba de amor, de paz, de unidad. Sin embargo su campaña no repuntaba, seguía en tercer lugar, tenía que cambiar de estrategia. Y es así como hemos visto que en las últimas semanas regresó el AMLO que conocimos en el 2006 y en los 5 años posteriores. Ya no es un peligro tan grave porque no va en primer lugar como hace 6 años, pero sigue siendo un peligro latente que causa odio y división entre la gente.

No podremos tener un México de primer mundo, con más crecimiento económico, con más empleos, con menos pobreza, atacando a las empresas que son los motores económicos de toda sociedad. Los gobiernos no generan empleos, como los 6 o 7 millones que promete AMLO creará sólo con ser presidente. Los gobiernos consumen recursos de la sociedad, le quitan riqueza a la sociedad en general, para mantener burócratas y políticos. El mayor beneficio que genera una empresa a una sociedad, a un país, no son los impuestos que paga (que sirven en su mayoría para mantener burócratas), son los empleos que genera. Entre más empleos genere una empresa, mayor contribuye al beneficio de la sociedad. Los impuestos no generan riqueza, la disminuyen, sino es que la destruyen.

Las empresas además del ISR contribuyen con otros impuestos de manera indirecta. Uno es el Impuesto Sobre el Producto del Trabajo (ISPT) que es lo que pagamos todos los asalariados, es el equivalente al ISR para las empresas. Todas las ventas, los ingresos, de una empresa deben cobrarse con el Impuesto al Valor Agregado (IVA) de ese modo se genera un gran ingreso para el Gobierno a través del consumo de toda (bueno, sólo de los que estamos en la legalidad, los informales no) la sociedad. Es por esto que querer sacar ventaja política atacando a las empresas, aprovechándose de la ignorancia de la gente, es una vil canallada.

Un seguidor de AMLO, bastante fanatizado, me debatía este argumento. Él aseguraba, simplemente repitiendo la misma perorata de su mesías, que estaba probado que las grandes empresas no pagaban impuestos y me envío un documento donde AMLO mostraba a varias grandes empresas y lo que habían pagado de impuestos en el 2004. Tomé una de esas empresas, CEMEX, y entré a la información pública (es empresa que cotiza en la BMV) sobre sus estados financieros del 2004. AMLO aseguró que CEMEX había tenido utilidad del 40% en ese año y que había pagado menos del 10% de ISR sobre sus ingresos. Pues resultó falsa toda la información. CEMEX tuvo utilidades gravables de poco menos del 20%, muy alejado del 40%. Los impuestos pagados sobre las utilidades fueron de casi el 20%. Lejos del 30% pero para evaluar los impuestos que paga una empresa hay que revisar varios años seguidos, pues las pérdidas acumuladas de años anteriores reducen las utilidades de años futuros, y/o la inversión en activos puede depreciarse de manera acelerada, una herramienta que se permite para incentivar la inversión en activos que generan empleos.

Fue tal la cerrazón de este seguidor de AMLO que se atrevió a decirme que no sabía como calcular un porcentaje, a pesar de que tiene estudios profesionales y de que lo conozco personalmente y sé que sabe calcular un porcentaje. Pero no quiso verificar y hacer público en el foro donde debatíamos que las utilidades de CEMEX en el 2004 no habían sido de 40% como AMLO mentirosamente afirmó durante años. La verdadera importancia del tema no era tanto qué utilidad y cuántos impuestos pagó CEMEX. El meollo del asunto es que AMLO miente reiteradamente para justificar su ideología, sus propuestas, su populismo, y entre sus fanatizados seguidores no hay nadie que se atreva a cuestionar las cifras o ponerse a analizar qué pasaría si sus propuestas se aplican, o cómo se financiarían.

Lo mismo sucede con su propuesta de bajar los precios a gasolinas y electricidad. Sigue insistiendo que eliminando la corrupción y construyendo 5 refinerías en México se podrá bajar el precio del combustible. Eso es una gran mentira. Simplemente el costo del petróleo dentro de un litro de gasolina es casi igual al precio de venta en México. El barril de petróleo está arriba de $100 dólares americanos. El dólar ya está arriba de $13 pesos. Un barril tiene 159 litros. Así que cada litro de petróleo cuesta $0.63 dólares. Multiplicado por $13 nos da $8.18 pesos por litro de petróleo. Aplíquenle el 16% de IVA y nos resulta que un litro de petróleo sin refinar cuesta $9.48 pesos ya al consumidor. Y eso no incluye el costo de refinar el petróleo, ni el margen de los gasolineros, ni el costo del transporte a la refinería y de las refinerías a todas las gasolinerías. Tampoco incluye la eficiencia de la refinación, pues los 159 litros de petróleo en un barril no producen 159 litros de gasolina, el rendimiento es mucho menor. ¿Cómo le va a hacer AMLO para bajar el precio de las gasolinas? Además la gasolina barata sólo beneficiaría a los que tienen auto, al 30% más rico de la población. En el 2012 se destinará casi 200 mil millones de pesos al subsidio a las gasolinas. Mucho más del doble de lo que se destina al programa de Progresa.

Pero a pesar de mostrarle a un seguidor de AMLO estas cifras no las entiende, no las quiere ver. Y eso preocupa. Siempre hay gente apasionada en épocas electorales, eso es normal. Pero el apasionamiento de los seguidores de AMLO es fanático. Lo ven como el salvador del país. Creen ciegamente sin chistar en todo lo que dice. Aseguran que es honesto, íntegro. Su comportamiento es similar al de una secta religiosa. Y eso es lo peligroso. Eso es lo grave cuando alguien que controla de esa forma fanatizada al 20 o 30% de la población puede radicalizar al país. Ha sucedido muchas veces, desde Hitler hasta Chávez en Venezuela, pasando por Castro en Cuba. Minorías fanatizadas con un tlatoani, con un caudillo, que arrastran a pueblos enteros a la debacle. No hay duda, AMLO sigue siendo un peligro para México, sobre todo por sus seguidores.


jueves, mayo 10, 2012

 

Voto a Quadri voto a Gordillo

Si bien es cierto que los votos para el candidato a presidente no son tomados en cuenta para mantener el registro de un partido sino los que van para legisladores, como bien señala Sergio Sarmiento hoy en su columna, no coincido con él cuando dice que un voto a Gabriel Quadri no ayudaría al PANAL a mantener su registro. La mayoría de los electores no hacen voto dividido, es decir para presidente por un partido y para legisladores por otro. Los que dividen su voto son minoría.
 
Eso lo sabe Elba Esther Gordillo y por eso contrató a Quadri para ayudar al PANAL a mantener su registro. La mayoría de los que voten por Quadri para presidente también lo harán por los candidatos a legisladores del PANAL. Por eso un voto a Quadri es como votar por Gordillo. Es una lástima, pues las ideas de Quadri son muy buenas, en la dirección correcta. Pero él no va a ganar, y la incipiente democracia mexicana no merece partidos particulares como el PANAL.
 

martes, mayo 08, 2012

 

Oscurantistas

Imaginemos en su labor a un técnico de análisis clínicos. Un laboratorio serio estará al pendiente de su pulcritud en el oficio. Un análisis mal elaborado podría costarle la vida a una persona. Lo mismo ocurre con un gran laboratorio de producción de medicinas. Habrá muestras aleatorias en las líneas de producción para confirmar la calidad de los medicamentos. En las armadoras de coches se verifica cada centímetro y se sabe quién es el responsable. Qué decir de los fabricantes de aviones que no pueden tener duda sobre un solo remache, ni sobre la calidad de un cable o de los instrumentos de navegación.

Las productoras de alimentos tienen la enorme responsabilidad de no envenenar a la gente que acude a sus productos. Por ello dan seguimiento paso a paso a cada frasco o lata o empaque. Garantizar la calidad es desde hace por lo menos un par de siglos una constante.

Pensemos en las casas de fabricación de relojes que datan de tiempo atrás y que ostentan con orgullo su marca, muchas veces de origen familiar. No se trata de un perfeccionismo inútil, sino de una actitud hacia el trabajo y la vida. Garantizar al consumidor o al paciente o al comprador la mejor calidad, la mejor tecnología, la mejor mano de obra es meta y orgullo. Pero esa obsesión no sólo da prestigio sino que además paga bien. Muchos consumidores están dispuestos a erogar un porcentaje superior para garantizarse calidad en lo que adquieren. Quizá lo más frecuente son los restaurantes a los cuales asiste una clientela regular en función del prestigio logrado a través de la calidad cotidiana. De hecho en el mundo de hoy todos somos evaluados y parte del orgullo de un profesionista o una compañía es el estar en vitrina frente a la opinión pública.

Pensemos por ejemplo en los sistemáticos exámenes a los que se someten las tripulaciones de los aviones. Son encuentros muy estresantes en que se les somete a tormentas perfectas: fallan las turbinas, la visibilidad es cero, los vientos cruzados sacuden al aparato y todo ocurre a la vez. El piloto debe estar preparado para sacar adelante la situación y demostrarlo en público. Sólo así se le volverá a contratar.

Pero la evaluación no sólo se da en los productos comerciales o en ciertas profesiones. Los servidores públicos también deben ser evaluados. Cada empleado, cada oficina, cada dependencia, está expuesta al escrutinio de los superiores y de los ciudadanos que acuden a recibir los servicios o a efectuar los trámites correspondientes. Los buzones de queja y otras formas para canalizar las dudas o reclamos ciudadanos son expresión de esa actitud. La evaluación es una cultura.

Las encuestas que evalúan a los presidentes son una forma de confrontar los resultados de una gestión. El debate que vimos hace unas horas abre esa evaluación a decenas de millones de ciudadanos. Nadie se libra de la evaluación. La reina de Inglaterra tuvo que corregir su reacción después de la muerte de Lady Di aceptando, implícitamente, su error. Recientemente el rey de España, sorprendido por un accidente en una aventura de cacería, tuvo que disculparse públicamente por la condena que desató su frívolo escape en plena crisis. Qué decir de Bill Clinton con sus correrías en los pasillos de la Casa Blanca que por poco le cuestan la Presidencia. De nuevo, nadie se salva de la evaluación, ni en el mundo privado ni en el público donde, además, los dineros son de los causantes.

Actores, comentaristas políticos en radio y televisión o en los periódicos, conferencistas, todos estamos sujetos a una evaluación. Parte del proceso civilizatorio se sustenta en la evaluación. Si quieres mejorarlo tienes que medirlo, dice la conseja popular.

Por todo eso resulta no sólo incomprensible sino vergonzosa la actitud de la dirigencia magisterial con relación a la evaluación de los maestros mexicanos. Ahora resulta que quieren posponerla, que exigen que el órgano de evaluación sea otro, que las formas de medición sean "mexican style" o sea al estilo mexicano. Como si los conocimientos de matemáticas o la química oscilaran en el globo a partir de la localización geográfica de un país o de una cultura. La cultura como expediente para relativizar todo. ¿Dónde queda el derecho de los educandos?

Lo asombroso es el desfase con la dinámica de nuestro país y con el mundo. Qué argumentos podrían esgrimir en un congreso internacional sobre calidad educativa. Acaso que los maestros mexicanos son tan diferentes que no pueden tolerar los reactivos internacionales. Que la genética del mexicano no está hecha para soportar la exigencia de una evaluación. O quizá que los conocimientos válidos en el resto del mundo no lo son aquí.

El caso es patético, de pena ajena. El cinismo los ha devorado, ni siquiera el descrédito los mueve. Son víctimas de su prepotencia. Navegan contra la historia. La evaluación se impondrá y los opositores regresarán a sus hogares -donde habrá evaluados- a tragarse la vergüenza de haber sido embajadores de oscurantismo.
 
Federico Reyes Heroles
 
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La evaluación no sólo debe hacerse para premiar a los mejores o identificar áreas de oportunidad de mejora a los intermedios. La evaluación debería hacerse también para despedir a los peores. Es un examen de conocimientos, de lo que se supone que ellos están enseñando. Si no saben lo que deben enseñar a los niños, no deben estar al frente de una clase, deben ser despedidos. ¿Cómo puede un maestro con calificación de 5, 6, 7, u 8, pretender que sus alumnos aprendan y saquen calificaciones superiores? Debemos buscar casi la perfección en los conocimientos de los maestros para esperar que los niños salgan medianamente preparados en promedio. Un maestro mediocre nunca tendrá alumnos excelentes, serán mediocres hacia abajo.

domingo, mayo 06, 2012

 

El sistema y Walmart

El caso de Walmart nos descara porque ilustra una faceta de nuestra vida que nadie quiere enfrentar. En México no se puede resolver nada sin el empleo de un gestor que implica una negociación, lícita o no. El rasgado de vestiduras que el caso ha suscitado confirma que "un buen chivo expiatorio es casi tan bienvenido como la solución al problema".

Más allá de lo específico del caso Walmart, éste evidencia la contradicción fundamental que caracteriza al País y que se puede sintetizar en que tenemos empresarios del primer mundo, pero un sistema gubernamental del quinto. La capacidad de crecimiento del País depende de la fortaleza de las empresas, pero ésta se verá coartada por el poder de una burocracia cuya racionalidad nada tiene que ver con el crecimiento de la economía, la generación de empleos o el enriquecimiento del País.

El asunto exhibe varios ángulos. Ante todo está la transformación económica del País en las últimas décadas y que ha tenido menor impacto del prometido. En los últimos 25 años se han hecho numerosas "inversiones" que han transformado la naturaleza de la economía. Sobresalen la liberalización de las importaciones, que ha disminuido el costo de insumos industriales, pero también de la carne, ropa y calzado. El crecimiento de la infraestructura física ha permitido elevar la productividad de las empresas, reducir costos en las comunicaciones y hacer confiable el suministro del fluido eléctrico. La capacidad exportadora del País se ha multiplicado en volumen y en diversidad geográfica. El sistema electoral ha transformado la cultura política. La clase media ha crecido. La productividad de las empresas es hoy comparable a la de economías mucho más ricas. A pesar de las limitaciones y problemas, el País se está transformando por debajo de la superficie.

Persisten rezagos económicos y los insumos que proveen muchas de las empresas estatales, sobre todo Pemex, no son competitivos en precio o confiables en sus tiempos de entrega. Sigue habiendo un sinnúmero de actividades protegidas y que gozan del privilegio de no tener que competir. El resultado de todos estos males es que el conjunto de la economía es menos competitivo de lo que podría ser y que más que generalizarse los beneficios de la parte exitosa de la actividad productiva, éstos tienden a concentrarse. Pero hoy tenemos miles de empresas ultracompetitivas que, poco a poco, están cambiando la faz de nuestra economía.

No ha cambiado la calidad de la administración gubernamental, sobre todo a nivel estatal y municipal. La "permisología" sigue siendo compleja. La apertura de un negocio puede llevar meses y la incorporación a Hacienda o al IMSS puede dejar viejo al más hábil. La palma se la llevan los gobiernos locales, cuyo modus vivendi depende de "contribuciones" de las empresas para poder emprender cualquier actividad. Los permisos de construcción y uso de suelo son el instrumento histórico de enriquecimiento de los políticos y burócratas, a los que se suman autorizaciones como venta de alcohol en restaurantes y apertura de comercios.

Tenemos el choque de dos mundos. Por un lado, la liberalización de la economía sigue siendo parcial, dejando una infinidad de resquicios de improductividad. Por el otro, un sistema político que nunca se reformó y que se traduce en criterios de expoliación más que de promoción por parte de la autoridad, a todos los niveles de Gobierno.

En el viejo sistema los puestos gubernamentales y políticos se repartían con criterios de premiación de lealtad o necesidad de inclusión de grupos. Los nombramientos de funcionarios respondían a una lógica política y corporativista y entrañaban un permiso implícito para utilizar cada puesto para fines personales. La lealtad al sistema se premiaba con puestos que daban acceso al poder y/o la corrupción. Un funcionario veía al puesto no como una oportunidad para generar desarrollo, atraer empresas o elevar la productividad de una industria o sector, sino como un medio de enriquecimiento personal o grupal.

Esto último no ha cambiado. Las autoridades delegacionales o municipales siguen entendiendo sus puestos como medios para beneficiar a sus clientelas o acumular fondos para su propia bolsa o la próxima campaña electoral. La corrupción sigue siendo la razón de ser de la distribución de puestos en el Gobierno. Es excepcional el funcionario que entiende su función como la de promover el desarrollo económico y allanar el camino para que éste ocurra.

Lo patético del caso Walmart no es la corrupción en que esa empresa pudiera haber incurrido, sino el show de hipocresía que ha caracterizado tanto a los políticos, que ahora se aprestan a revisar los expedientes, o a muchos de los críticos, que hacen creer que nunca habían visto evidencias de corrupción. Dudo que fuera posible hallar a un mexicano que no haya tenido que optar entre obtener un servicio o permiso al costo inevitable de la corrupción, o mantenerse en el limbo de la moralidad.

En lugar de insistir en este mundo de simulación, sería más útil comenzar a buscar la forma de construir un país moderno. El País requiere institucionalizar sus procesos gubernamentales, eliminar las fuentes de discrecionalidad que le dan tanto poder a la burocracia y generar la plataforma de crecimiento que, por estas ausencias, sigue siendo tan enclenque. Profesionalizar los servicios municipales con gerentes que no cambien con los ciclos electorales sería un buen comienzo. Pero esto sólo sería relevante si el objetivo es el desarrollo del País...

Decía Yogi Berra que "antes de construir una mejor ratonera, necesitamos asegurarnos si hay ratones". La pregunta es si tenemos estadistas en ciernes o meros burócratas depredadores.

Luis Rubio
www.cidac.org
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Debería darnos vergüenza saber que los políticos y burócratas siguen extorsionando a las empresas que están creciendo y generando empleos. Mientras la mayoría de los mexicanos no cambien su idiosincrasia paternalista, mercantilista, y malinchista, seguiremos en la mediocridad tercermundista.

sábado, mayo 05, 2012

 

Políticos contra el empleo

Todos los 1 de mayo revisamos una tarea siempre pendiente. Con marchas, desfiles y protestas en muchas partes de nuestro país y el mundo, recordamos el Día del Trabajo. El día de ese factor de la producción tan humano y tan incomprendido. Curiosamente no se celebra el día de la empresa, del emprendedor, del que arriesga e invierte para generar oportunidades de empleo para la sociedad.

Un país que aún crece demográficamente y que produce cada año más de medio millón de jóvenes en edad de trabajar y que tiene un elevado rezago laboral con muchos empleos precarios necesita generar empleos y que sean muchos.

Por ello, se ha manejado la cifra de que México requiere de un millón de empleos cada año para satisfacer la demanda. Sin embargo, nuestro país no ha podido crearlos de manera constante, muy probablemente porque pocos examinan la capacidad para ofertar empleo, analicemos por qué.

En todo el sexenio de Ernesto Zedillo se generaron, según el IMSS, poco más de 2 millones de empleos. Con Fox, la cifra fue cercana al millón y medio. En la actual Administración, sin contar lo que falta del año, ya van casi 2 millones de nuevos puestos de trabajo.

De esta forma, desde 1994 sólo hemos podido generar casi 300 mil empleos cada año en promedio, por lo que traemos un rezago de más de 12 millones de trabajos.

Desde mediados de los 90 a la fecha, Estados Unidos, una economía 13 veces más grande que la nuestra, ha generado alrededor de 2 millones de nuevos empleos cada año.

Por eso llama mucho la atención que busquemos en México producir la mitad de los empleos anualmente de lo que genera una economía 13 veces más grande y rica que la nuestra.

Siguiendo este punto, nuestra economía tendría que ser, al menos, seis veces más grande para producir un millón de empleos como lo hace nuestro vecino. Muchos dirán que no es necesario crecer a ese tamaño, sino cambiar el modelo económico, pero en realidad lo que se requiere en México es entender con claridad cómo y quiénes son los que verdaderamente generan las oportunidades de empleo.

Volviendo a Estados Unidos, y de acuerdo con un reciente estudio de la Fundación Kauffman, de 1997 al 2005 la cantidad de empleos creados por emprendedores que tenían menos de un año de haber iniciado operaciones, o lo que se conoce como "start-ups", promedió 3 millones de puestos cada año. Sin embargo, las empresas ya existentes, en promedio, perdieron cerca de un millón de empleos cada año en ese mismo lapso.

Es posible que aquí esté la clave del empleo para nuestro país. La verdadera fórmula para crear los empleos que México exige está en los nuevos emprendimientos, en las nuevas empresas, en los nuevos empresarios que además de autoemplearse generan las nuevas actividades productivas, más flexibles, que generen valor económico y social para el País.

Mexicanos que desafortunadamente pocas escuelas forman, pocas familias impulsan, pocas autoridades respaldan, a quienes pocas oportunidades les son concedidas.

Así, los emprendedores de México, antes de facturar su primer ingreso ya tienen al SAT revisando su historial de pagos de impuestos. Tienen al IMSS requiriendo con varias notificaciones la demostración de su pago provisional de seguridad social de sus trabajadores al igual que la aportación al Infonavit. Igualmente las Tesorerías de los estados vuelan sobre ellos para que no se les olvide el impuesto a la nómina estatal.

Todo esto cuando aún no pueden demostrarle al mercado su fortaleza para emprender y competir, el Estado ya los está castigando.

Estos emprendedores nuevos son mexicanos que sacrifican sus ingresos presentes para darle vida a un sueño que sirva para generar valor económico a la sociedad. Mexicanos que deben ser exitosos a pesar de las múltiples barreras burocráticas, de corrupción, de la inseguridad y de los altos costos de los servicios, convirtiéndose en verdaderos héroes.

Mejorar las condiciones para producir empleo requiere reformar códigos, leyes y costumbres en México que ayuden a facilitarle las cosas al emprendedor, no a detenérselas.

Curiosamente, ninguno de los candidatos se ha pronunciado con determinación por estos emprendedores heroicos, excepto algún spot de la candidata del PAN que hizo referencia a ellos.

López Obrador ha dicho que de ganar generará 7 millones de empleos, pero no señala cómo, con qué reformas, con qué empresarios los hará. ¿Piensa acaso contratarlos en el Gobierno? A ver si mañana en el debate por la Presidencia hablan de los emprendedores que necesita el País. Lo dudo mucho.

México debe ser el lugar preferido para emprender. Ésa es la tarea que Gobierno, sociedad y sector productivo deben asimilar. Si producimos 200 mil nuevos empresarios cada año ya no importará el millón de empleos que se necesitan.

Vidal Garza Cantú
vidalgarza@yahoo.com
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Los empleos NO se generan por decreto (a menos que sean puestos burocráticos), para que se generen más puestos laborales forzosamente tiene que haber crecimiento económico. O, como explica Vidal Garza, más emprendedores que generen su propio empleo y el de otros. Que un político en campaña prometa que creará millones de empleos no es más que una vil mentira para engañar bobos. Urgen las reformas estructurales que permitan a nuestra economía crecer más rápidamente.

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